F.L. y J.H. ganan en los Tribunales a sus agresores homófobos
El lunes F.L. y J.H. acudían al Juzgado de lo Penal para que los tribunales dirimieran sobre la agresión homófoba que ambos sufrieron la madrugada del 3 de marzo de 2014, cuando regresaban a casa por la calle Hortaleza agarrados del mano después de haber estado tomando algo.
A la altura con Gran Vía dos hombres con evidentes síntomas de embriaguez comenzaron a insultarles desde un coche al grito de «¡Maricones, os vais a enterar!» y se bajaron del coche en el que estaban para emprenderla contra ellos a base puñetazos, patadas en el suelo y hasta el lanzamiento de un contenedor.
Fruto de la contienda, F. L. sufrió la rotura de dos costillas y J. H. varias magulladuras por todo el cuerpo por los golpes y el contentedor. Unas lesiones que pudieron ser aún mayores, pero que frenaron dos unidades de la Policía que acudieron al lugar de los hechos a los pocos minutos y que consiguieron interceptar a los atacantes e imputarles cargos de lesiones.
Acompañados por un coche camuflado de la Policía, ambas víctimas presentaron sendas denuncias y decidieron continuar adelante con el proceso judicial, algo que muy pocas de las personas que sufren este tipo de ataques se atreven a hacer, según explican las organizaciones LGTB que trabajan mano a mano contra la homofobia.
Desde la Asociación Arcópoli explican que, en lo que va de año, han registrado 31 agresiones homófobas, y en su mayoría en los aledaños del barrio de Chueca, como la última sufrida por una transexual en la calle Fuencarral. Sin embargo, muchas no llegan a denunciar porque creen que el delito va a quedar impune.
Para facilitar a las víctimas que den ese paso y derribar falsos mitos, en febrero Arcópoli puso en marcha el Observatorio Madrileño contra la Homofobia, Transfobia y Bifobia. Ellos se encargan de ofrecer un servicio integral a las víctimas: desde ponerles en contacto con la Policía Nacional, la Policía Local y la Fiscalía de Delitos de Odio de la Comunidad de Madrid hasta apoyo legal y psicólogico.
Gracias a que F.L. y J.H. sí decidieron embarcarse en el proceso judicial convencidos de que “quien sufre una agresión, debe denunciar” su agresión no ha quedado impune. Según explica Shangay, los atacantes fueron el lunes condenados a 21 meses de prisión (frente a los tres años que pedía la acusación particular) y, aunque al haberse declarado culpables no llegaran siquiera a pisar la cárcel, sí que computarían los antecedentes si se volvieran a sentar de nuevo en el banquillo de los acusados.
Además, deberán indemnizar por lesiones y daños morales a F.L. y J.H. con 2.000 y 1.000 euros, respectivamente; no podrán acceder a determinados trabajos y deberán acatar una orden de alejamiento de las víctimas de 200 metros.
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Justicia para una agresión homófoba en Madrid
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