Una rotura en el revestimento del nuevo mercado de Barceló evidencia su peligrosidad
Aún no se ha inaugurado pero el futuro Mercado de Barceló ya está sufriendo las consecuencias del vandalismo. No es la primera vez y tampoco parece que será la última. El lanzamiento de una botella de cristal vacía contra la fachada el pasado sábado ocasionó la rotura de una de las lamas de vidrio que recubren la fachada del edificio y pone de manifiesto uno de los temores de vecinos y comerciantes: la fragilidad de este material compromete la seguridad.
La asociación de comerciantes que gestiona el mercado ha manifestado desde el principio su total desacuerdo con el revestimiento elegido para el edificio y teme por la seguridad de sus futuros clientes -y por la de sus mismos asociados-, pero a pesar de haber protestado por escrito ante el Ayuntamiento todavía no han recibido contestación municipal.
La ‘piel’ del mercado, blanca y opalina, está compuesta por lineales de vidrio moldeado, de 50 cm de anchura
«Ya que se ha optado por una fachada de cristal, estos tienen que ser de seguridad para que si se rompen caigan en trozos pequeños y no en trozos grandes, como antiguamente las lunas de los coches. Ahora, en cada rotura, quedan trozos como cuchillos en los laterales de donde se sujetan las lamas y como se les caigan a alguna persona que esté paseando por los alrededores se puede montar un problema muy serio, tanto para el mercado como para el Ayuntamiento de Madrid, después de haberse gastado una montonera de millones en esta cubierta. Lo estamos advirtiendo y nadie nos hace caso. Si pasa algo el Mercado Barceló no será el responsable», afirma Manuel Ocaña, presidente de los comerciantes de Barceló.
Detrás de esta queja, se encuentra otra general y es que los comerciantes de Barceló creen que en el edificio del nuevo mercado, de los arquitectos Nieto y Sobejano, ha predominado el diseño a la usabilidad. Quisieran equivocarse, aseguran, pero creen que en cuanto se trasladen a las nuevas instalaciones comenzarán a aflorar pegas que quizá se hubieran evitado de haber pedido la opinión de quienes iban a ser sus inquilinos a la hora de proyectar el edificio, algo que, según recuerdan, no se hizo.
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