¿Dónde están las canchas deportivas del barrio ?
FUENTE: Área de Gobierno de Urbanismo, Vivienda e Infraestructuras. Coordinación General de Organización y Gestión de Proyectos
El torneo 3X3 de baloncesto de la plaza del Dos de Mayo, con sus canastas de pie neumático y sus líneas fijadas al suelo con cinta adhesiva, es una de las citas clásicas de las fiestas autogestinadas de Malasaña. Un simple torneo de basket que -en el contexto de unas fiestas preparadas de principio a fin por los vecinos – consigue reunir a la gente para algo más que unos tiros a canasta. Lo mismo que la carrera popular, punto fuerte de las fiestas vecinales desde hace muchos años (y últimamente boicoteada por el ayuntamiento), las reuniones al rededor del mundo de la bici... La práctica del deporte puede transcender el juego: es también un contexto que ayuda a crear lazos comunitarios.
El panorama en el barrio y en todo el distrito es desolador en materia de infraestructuras para la práctica del deporte. La vieja cancha de futbito del parque del Conde Duque es, junto con otras que hay en la calle Casino, en Lavapiés, la única cancha deportiva pública de todo Centro. Dos instalaciones para una población de unos 150.000 habitantes y una oferta de dos deportes: fútbol sala y baloncesto.
FUENTE: Área de Gobierno de Urbanismo, Vivienda e Infraestructuras. Coordinación General de Organización y Gestión de Proyectos
Las estadísticas que ofrece el ayuntamiento son ya antiguas (las últimas publicadas en su área de estadística a estos efectos datan de 2008) pero los números del distrito son tan escuálidos en comparación con los de otros distritos que siguen siendo significativos. Sólo Chamberí, con una instalación deportiva, figura con una dotación menor que la de Centro en todo Madrid, aunque a día de hoy en el barrio vecino se han abierto las instalaciones de Canal, que no figuraban en estos números aún, mientras que sí aparecían las del polideportivo de La Latina (una piscina y poco más) que fue derruido hace tres años.
Recientemente supimos que Madrid, persistente en sus aspiraciones, había pasado el primer corte en la carrera por ser sede de los Juegos Olímpicos de 2020. Un sueño olímpico que, sin apenas haber empezado, nos ha costado ya más de 1,6 millones de euros. Y los que se fueron en aspiraciones pasadas. Y los que se irán.
Mientras, los barrios de la ciudad se encuentran vacíos de instalaciones deportivas. Las infraestructuras deportivas planteadas grandilocuentemente para las grandes citas rara vez acaban siendo disfrutadas por los ciudadanos, como la piscina de Los Mundiales del barrio de la Estrella, que tampoco abrirá el próximo verano.
Hay quien defiende que el modelo que busca la espectacularidad fomenta la práctica del deporte a través de los éxitos de los deportistas de élite, aunque incluso ante este argumento cabe preguntarse cómo podría cumplirse la segunda parte de la ecuación sin espacios disponibles para la práctica deportiva. Se trata, sin duda, de dos modelos de política deportiva para dos modelos distintos de ciudad.
¿Qué perdemos con la carencia de canchas?
Hemos planteado la cuestión a la gente de Paisaje Transversal, plataforma que trabaja en nuevos modelos de gestión e intervención urbana desde el punto de vista de la participación ciudadana y la ecología urbana.
S.M. ¿Qué pierde el tejido de un barrio cuándo no tiene canchas deportivas?
P.T: Una cancha deportiva puede ser mucho más que un simple espacio para practicar un deporte. Puede ser un espacio de reunión, de intercambio, de desarrollo de proyectos comunitarios, etc. En este sentido pierde espacios para el encuentro y para la cohesión social. Pierde espacio público y la posibilidad de desarrollar actividades no lucrativas. Pierde espacios para la salud y la diversión. Pierde oportunidades para que los jóvenes puedan desarrollar actividades colectivas (equipos) y la posibilidad de que pueda empezar una carrera como deportista profesional, por ejemplo.
S.M: Últimamente están surgiendo muchas iniciativas ciudadanas para "montárselo por su cuenta" ante la falta de espacios públicos, sin embargo en el caso de las instalaciones deportivas y en el comprimido centro de la ciudad la cosa se complica ¿creéis que es posible la autogestión en este caso? ¿Conocéis algún ejemplo interesante?
P.T: En el tema de la autogestión de espacios hay que desatacar una cuestión que muy pocas veces sale a colación. Y es que la autogestión, que siempre nos parece positiva en tanto que es un medio para generar autonomía entre la población, puede hacer que las administraciones públicas se eximan de resposabilidades sobre lo público.
Dicho esto, sí que es posible. Si un centro como el Patio Maravillas puede autogestionarse de manera efectiva, ¿por qué no iba a hacerse lo propio en unas canchas? A ese nivel está muy bien el trabajo de Todo Por la praxis y Arquitectos Sin Fronteras en la cañada real, o el campo de la cebada en el que los niños bajan a jugar a él a las canchas, etc.
Enrique
Muy buenas,
Me ha parecido muy acertado el análisis de este tipo de espacios deportivos, y de los beneficios que aportan a sus ciudadanos. No solo los propios de la práctica deportiva como los beneficios de la salud, de las nociones de esfuerzo, trabajo en equipo, disciplina, ser los primeros espacios para el inicio de la practica deportiva en los niños, etc...Sino, además todos los que llevan aparejados de integración y cohesión social. En Valencia hemos valorado desde hace tiempo estas instalaciones de gestión libre y tenemos una red de mas de 50 repartidas por la ciudad. Es cierto que algunas generan problemas de convivencia ya que se usan también como lugares de reunión y ocio a altas horas de la madrugada afectando al descanso de los vecinos, pero esto no debe de ser escusa para no fomentar su implantación. Por nuestra experiencia, y debido a haber aprendido de errores cometidos, no las colocamos cerca de viviendas, y siempre intentamos que exista algún filtro entre ellas y las zonas residenciales. Otra de las quejas habituales de vecinos han sido la monopolización de algunas de estas instalaciones por colectivos de inmigrantes, pero entendemos que lejos de ser un problema, es una ventaja. Esto reafirma el carácter social de estos espacios. El potencial integrador debe de venir de la mano de políticas o acciones que lo promuevan mediante su gestión, como realizando campeonatos interraciales, internacionales, etc...
Lo dicho son muy necesarias y tienen unas grandes ventajas tanto deportivas como sociales. Solo hay que tener precauciones a la hora de diseñarlas y de gestionarlas para no cometer errores que ensombrezcan sus valores positivos.
También es cierto que en los centros históricos de las ciudades europeas tenemos graves problemas de disponibilidad de suelos para espacios deportivos. Soluciones posibles para solventar esta carencia pueden ser la gestión conjunta de los espacios deportivos escolares existentes (por las tardes no se usan), el aprovechamiento de edificios históricos abandonados para su restauración y rehabilitación a uso deportivo, y otra que nos ha venido bien en Valencia es la reconversión de grandes espacios para infraestructuras en desuso (Ej: El antiguo cauce del Túria o la futura playa de vías de la estación ferroviaria) Ustedes han enterrado 100 Ha de la M-30 que creo que también puede ser una oportunidad. En Barcelona también han comenzado a utilizar el subsuelo para implantar polideportivos donde había carencia de suelo (como un parking, pero iluminado naturalmente con grandes lucernarios)
Si necesitan alguna opinión extra sobre su diseño o ubicación, pueden contactar conmigo en eorts@fdmvalencia.es
Soy técnico municipal en infraestructuras deportivas.
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