El inútil lavado de cara de Fuencarral 77
Estos días operarios de limpieza han estado aseando el pasaje del edificio número 77 de Fuencarral, el que une esta calle con Corredera Alta de San Pablo, lo cual hizo albergar cierta esperanza entre quienes quisieron ver en estas maniobras el inicio de un algo que llevara a recuperar este fantasmagórico espacio de titularidad estatal, infrautilizado y a la deriva.
Sin embargo, y según los dueños de la Joyería Monge, único comercio que permanece abierto en el pasaje, el borrado de los graffitis que afeaban el espacio y el pintado del mismo es meramente anecdótico y sigue sin haber planes -al menos declarados- sobre qué hará el nuevo Gobierno con todos estos metros cuadrados en pleno centro de Madrid.
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“Se ha dado la circunstancia de que el portero del pasaje se jubiló recientemente y las autoridades debieron de darse una vuelta por aquí. De ahí la orden de pintar y limpiar un poco el espacio, pero nada más”, asegura Eugenio Monge.
Hace más de un año,con el anterior Ejecutivo, se procedió a pintar y a dejar diáfano el sótano que recorre este pasaje, sin que tampoco nadie fuera capaz de explicar el motivo de esa acción.
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