Los estudiantes de un instituto histórico de Madrid afrontan la llegada del frío sin 28 ventanales por un retraso en sus obras
Los estudiantes de uno de los institutos considerados históricos en Madrid afrontan el próximo inverno sin ventanas y un frío que, en estos días, ya comienza a calar. Con el inicio de las obras en el IES Cardenal Cisneros, un centro educativo construido a finales del siglo XIX, los antiguos ventanales de madera se han ido retirando para instalar nuevos cristales aislantes con rotura de puente térmico. La idea es mejorar su cierre e impedir el paso del aire, pero un retraso en los suministros que se esperan para recuadrarlos ha dejado hasta 28 enormes huecos sin cubrir a pocos días de empezar noviembre.
Este verano, el Consejo de Gobierno de la Comunidad de Madrid aprobó una inversión de 1,45 millones en reformas para seis colegios e institutos de Madrid, Alcalá de Henares y San Fernando de Henares. Uno de ellos era este centro de Secundaria y Bachillerato situado entre las calles Amaniel y Reyes, a un paso de Plaza de España, para el que se han destinado 315.263 euros en trabajos de mejora en las estructuras de eficiencia energética y el sistema de protección antincendios.
El recuadro de las ventanas se incluye en esta primera parte, pero la empresa adjudicataria de la obra “está viendo retrasadas incluso sus peores expectativas” por un “problema de suministros”, según una comunicación reciente que la dirección del centro ha enviado a las familias. “Ha llegado el primer frío y nos pilla sin ventanas en los pasillos [...] Les rogamos que pidan a sus hijos que vengan al centro con ropa adecuada para estas circunstancias actuales”, sigue el escrito, que pide a los usuarios “ser pacientes como hasta ahora”.
“Confíen en que la primavera siempre llega y el final de las obras, también. Esperemos que mucho antes”, concluye la notificación a las familias. Fuentes de la Consejería de Educación, Ciencia y Universidades de la Comunidad de Madrid, que desarrolla el plan de reforma para actualizar el parque inmobiliario de sus centros públicos, indican a este periódico que las obras en el IES Cardenal Cisneros siguen su curso “con normalidad, cumpliendo los plazos previstos y ejecutándose por fases para ser más compatible con la actividad docente”.
Una obra escalonada para las clases y frío que entra por el pasillo
El mensaje enviado por la dirección del centro menciona que “no se dará clase en aulas sin ventanas” en este tiempo, pero reconoce que la carencia de ellas en los pasillos “afectará a la temperatura ambiente” en todas las instalaciones. El Real Decreto 486/1997, por el que se establecen rangos de temperatura para lugares de trabajo interiores, marca que la climatización de las oficinas debe oscilar entre los 17 y los 27 grados centígrados. En estos momentos, casi toda la fachada que conecta el IES Cardenal Cisneros con la calle de los Reyes se mantiene abierta al exterior sin ventanas a la vista, por lo que queda ver qué cifra marcarán los termómetros cuando comience el frío del invierno.
Consultados por Somos Madrid, desde el instituto celebran que hayan comenzado las obras pese a este contratiempo, ya que llevaban tiempo esperando algunas remodelaciones. Al ser un edificio antiguo que, desde su construcción, se ha utilizado como instalación educativa (allí impartieron clase las primeras profesoras del país). Por ahora, confirman que se está implementando una estrategia escalonada en las aulas para irlas reparando de una en una mientras que, en ese tiempo, el grupo de alumnos que se haya quedado sin clase por los trabajos se trasladará temporalmente a otra estancia vacía. Cuando las obras terminen en esa zona, volverán a sus pupitres y otro curso se desplazará a la misma sala mientras que acondicionan la siguente.
Las familias de los estudiantes llevan al menos siete años esperando una reforma como la que ahora se produce. En el catálogo de bienes y espacios protegidos del Ayuntamiento, el IES Cardenal Cisneros consta como uno de los edificios con un grado de protección singular, el tipo de blindaje más alto de entre los tres niveles que se establecen: primero están la protección parcial o ambiental, luego la estructural o volumétrica y por último la singular, que obliga a mantener las características arquitectónicas o elementos decorativos de un edificio considerado parte de la historia madrileña.
Como esta categoría limita una demolición parcial del inmueble o las actuaciones que puedan alterar sus rasgos principales, lograr poner en marcha una remodelación del instituto no ha sido tarea fácil. El porqué de que las obras se iniciaran a partir septiembre y no durante el verano es una incógnita por resolver, pero fue algo que se notificó a los usuarios a la vuelta como una decisión ajena al propio centro. Las ventanas estancas han sido uno de los grandes problemas que afrontan desde hace años para aclimatar las estancias durante el invierno. Pero recuadrarlas ha dejado en obras una mitad de las instalaciones con el curso ya arrancado.
Otro asunto es el del sistema de prevención de incendios, que en estos años ha variado ligeramente pero aún seguía pendiente de ajustarse por completo a la normativa actual. Con los cambios, se modernizarán los mecanismos de protección sin alterar demasiado la estructura del edificio, algo que tampoco ocurrirá con la modificación de sus ventanas de madera. Este es un material natural que se deforma con el paso del tiempo, así que que el nuevo modelo garantizará un cierre completo manteniendo la tipología del ventanal.
En un primer momento, la idea que se notificó a la dirección del centro fue que los trabajos estarían a punto para mediados de diciembre. Sin embargo, esas fechas podrían variar dados los últimos contratiempos. De ser así, el inicio de las vacaciones navideñas –en las que el centro estará vacío durante al menos dos semanas– supone para el instituto un pequeño respiro de ruidos o andamios, en caso de que la obra deba continuar unas semanas más.
3