Rice, segundo premio de Pinta Malasaña 2019: “En la calle es donde más libre y seguro me he sentido pintando”
Los inspiradores retratos urbanos que Rice dejó en la calle San Vicente Ferrer le hicieron acreedor del segundo premio de Pinta Malasaña 2019. Llegado de Barcelona para el festival, este artista veinteañero (nació en un pueblo de Gerona en 1993) se lanzó a hablar con su pintura de las relaciones a distancia, utilizando un juego y una cuerda roja como hilo conductor. Su originalidad, expresividad y capacidad de evocación cautivaron al jurado.
Rice va dejando retratos urbanos por donde pasa y, aunque en Barcelona son más conocidos, desde hace poco es posible ver alguna de sus pinturas en las calles de Lavapiés. Licenciado en Bellas Artes, actualmente se puede ganar la vida gracias al arte y a la pedagogía mediante el arte “No entiendo el arte sin la pedagogía, ni la pedagogía sin el arte”, explica. “El Arte a mí me salvó la vida”.
SOMOS MALASAÑA: Ganaste el segundo premio de Pinta Malasaña con una obra sobre las relaciones a distancia. Cuéntanos qué intentabas reflejar
RICE: Es una obra muy personal; quería pintar de algo que me tocara de cerca, y en estos momentos sentí que tenía una necesidad de expresar mis circunstancias en una pintura.
El juego del teléfono de lata me permitió hablar de lo que es para mí algunas veces la comunicación con una persona que vive lejos, en otro país. Cuando lo que os separa son miles de quilómetros, lo que os conecta es el teléfono, y algunas veces, aunque miles de quilómetros os separen, cuando hablas con la otra persona sientes que está a tu lado, que la puedes acariciar, que la puedes oler; sus palabras hacen eco dentro de tu alma; este eco también sucede con el teléfono de lata.
Utilizo el juego de la lata como metáfora de una relación a distancia.
La calle es un espacio privilegiado donde pintar y compartir historias; así que decidí ilustrar lo que significa para mi tener una relación a distancia, utilizando dos espacios separados como soporte, y uniéndolos a través de un hilo real. Es una pintura un poco teatrera; una acción que es un cruce entre pintura e instalación. Un site-specific.
¿Por qué elegiste dos hombres para representar tu obra? En principio pensaste en dos mujeres, ¿no?
Sí; hice una primera versión de esta obra a escala más pequeña en la Nau Bostik, en Barcelona. Hablaba de la relación de dos chicas; ahora habla de la relación entre dos chicos.
En Madrid te conoce menos gente pero en Barcelona son célebres tus retratos urbanos. ¿Cómo empezaste a hacerlos y por qué razón?
Yo venía de un pueblo pequeño de los afueras de Barcelona, donde hay poco o no hay movimiento artístico en las calles; mi vocación era de pintor clásico y lo que pintaba era siempre retrato al óleo, pero cuando vine a Barcelona para estudiar el entorno me cambió, a la vez que cambió mi perspectiva de ver y entender las cosas, y el espacio público en concreto. Así que decidí adaptar mi técnica y me pasé al spray, por su rapidez.
¿Consideras graffiti o arte urbano tus retratos en las calles? ¿La diferencia la marca la legalidad o no?
Este debate ya lo dejo para quien quiera; mi interés está en el mensaje, en la idea de pintar una obra concreta en un espacio concreto. Entiendo mi pintura como un libro abierto, como un homenaje o un reflejo de la sociedad, de mis referentes, de mis preocupaciones. Al fin y al cabo el arte es algo muy personal, pero que puede llegar a ser entendido de forma universal. Esta es mi idea.
Con respecto a la legalidad, sinceramente tampoco entiendo mucho de leyes. Me pilló la policía en Barcelona cuando empecé a pintar: pinté en un poste eléctrico que llevaba años lleno de tags, insultos y demás; solo hizo falta que yo pintara un retrato allí para que me viniera la policía secreta por detrás y me multara con 1.000 euros. El día después ya estaba el poste eléctrico pintado de gris.
Hoy en día, el tema legalidad o no legalidad lo puede elegir uno mismo; entendiendo que hay muchas maneras y fórmulas de pintar legalmente, a través de festivales, muros liberados, etc. Para mí es importante seguir reclamando el espacio público, liberarlo y poder pintar de forma libre siempre y cuando no pintes espacios privados o no molestes a los demás. Que haya un respeto por parte del pintor.
Normalmente los graffiti sin permiso suelen ser criticadas por la mayoría de vecinos... ¿sucede lo mismo con tus obras?
Sinceramente, nunca me he sentido criticado en el espacio calle. Es más, en la calle es donde más libre y seguro me he sentido la mayor parte del tiempo. Mi aire está en la calle, el aire se respira fuera. De todos depende que sea o no un espacio que podamos compartir, con tolerancia y respeto los unos con los otros.
¿Qué enseñanzas crees que le puede aportar a un artista las intervenciones callejeras?
Depende de los intereses de/la artista. Los que estén interesados en plasmar su obra fuera en murales, seguramente le pueda aportar un espacio de trabajo interesante, un espacio de reflexión e inspiración; y para el resto de artistas, supongo que lo mismo que me inspiran a mí otros que no tienen que ver en nada con la calle. El discurso a veces es compartido, y la inspiración es compartida.
Este año en Pinta Malasaña había una nutrida presencia de artistas barceloneses. El ganador del año pasado también vino de Cataluña ¿Qué diferencias en el panorama del arte en la calle entre Madrid y Barcelona?El ganador del año pasado también vino de Cataluña
No puedo decir con exactitud qué les diferencia, pero sí que puedo asegurar que en las calles de Madrid se respira un aire muy diferente; sentí la necesidad de pintar casi en cada esquina. La gente me pareció muy abierta, y la verdad es que me sentí muy, muy bien acogido. Pinté en Lavapiés, un barrio que me encantó. Encontré Madrid una ciudad (para el artista) llena de inspiración, posibilidades y con recursos. Y, en la práctica, vi un nutrido tejido artístico, plural y muy inspirador.
¿Crees que las ciudades debería acoger más festivales como Pinta Malasaña, Muros o C.A.L.L.E.? ¿Qué consideras que aportan al arte urbano estas iniciativas?
Rotundamente SÍ. La existencia de festivales como Pinta Malasaña son de vital importancia en nuestras ciudades, ya que dan la oportunidad a cientos de artistas (nuevos o con más experiencia) de darse a conocer, de tener un espacio donde intervenir legalmente y cambiarlo. Es un espacio de relación y de conocer a distintos artistas procedentes de ciudades y países de alrededor del mundo, para compartir y trabajar juntos en una jornada que a través de la libertad creativa transforma en positivo las calles de nuestros barrios. Los festivales ofrecen una formación, propaganda y relación entre los artistas. Creo que cada vez hay más festivales, y eso indica que algo se está haciendo bien. No obstante, son muchas las personas que ven en los festivales un marco para sacar provecho a los/las artistas, para que de forma altruista los artistas trabajen para ellos. Los artistas tenemos que vivir del arte, y en los festivales también debería haber un control.
Pinta Malasaña es de los mejores festivales en los que he participado; el año pasado fui al Ibug (Alemania); los artistas no cobran, pero sí que se les ofrece una dieta, y se les recompensa con creces sus esfuerzos; como se hizo también en Pinta Malasaña.
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