San Joaquín 12 toma el relevo a Tesoro 28 como lugar de venta y consumo de droga
No había que ser muy listo para sospechar que el problema de la venta y consumo de droga en Malasaña, así como todo lo que estas prácticas acarrean, no iba a desaparecer de la noche a la mañana con el tapiado del conocido narcopiso del número 28 de la calle Tesoro. Ni sus habitantes ni sus usuarios iban a esfumarse así como así. Pronto han encontrado dónde trasladarse: el nuevo punto caliente del trapicheo en la zona se halla en una calle tan concurrida como San Joaquín, pequeña travesía que une Fuencarral con la plaza de San Ildefonso.
Allí, un local situado a pie de calle, en el número 12, lleva ocupado alrededor de siete meses, generando distintos problemas a vecinos y comercios cercanos. Sin embargo, desde la clausura de Tesoro 28 “la situación se ha vuelto insostenible”, cuentan los afectados. “El volumen de gente que se acerca al local a comprar y a consumir droga es exagerado y continuo, a cualquier hora del día y de la noche. Además, las peleas entre ellos están a la orden del día y suceden tanto en el interior del local como en la calle, a la vista de todo el mundo. En cualquier momento tendremos que lamentar una desgracia grave”, denuncian sin atreverse a dar su nombre porque ya han recibido tanto intimidaciones como insultos de los habituales del narcolocal.
Según fuentes vecinales, el establecimiento del número 12 de San Joaquín es propiedad de una persona que posee otras muchas propiedades en el barrio y con la que no han podido hablar directamente, aunque sí está informada de la situación a través de un representante. Al parecer, habría denunciado ya la ocupación del inmueble, tal y como lo ha hecho la comunidad de vecinos en la que se encuentra, que también ha advertido sobre la situación de inseguridad que genera, pero la policía poco puede hacer cuando acude “a diario y varias veces” ante los avisos que reciben por altercados. Sin denuncia dicen tener las manos atadas.
Otra vecina asegura que la violencia entre los usuarios del narcolocal va en aumento y que ha visto cuchillos arrojados en la calle: “Se deshacen de inmediato de ellos en cuanto ven aparecer a las fuerzas de seguridad, que cualquier día llegarán cuando sea demasiado tarde”, comenta.
Miedo y mala gente
Miedo y mala gente
Somos Malasaña ha podido ver distintos vídeos grabados por algunos de los vecinos que denuncian esta situación, pero que no podemos publicar por miedo a que sufran represalias. Mientras los visionamos, los sufridores vecinos identifican y señalan a los habituales del inmueble en medio de distintas trifulcas: “Este es el más chungo, con este otro nos dijo la policía que había que tener mucho cuidado, que lo conocían de Tesoro 28; aquí está quien manda en el local y aquí sale también su pareja...”
Españoles, africanos, rumanos y gente que viene y va. “La pareja que parece mandar en el local son más ladrones que otra cosa, un día vimos cómo un vigilante de seguridad de una tienda de Fuencarral llegó aquí a la carrera persiguiendo a uno de ellos. Luego, está quien capta a los clientes que quieren comprar droga; se va por la plaza de San Ildefonso y vuelve con clientes, algunos de los cuales visten hasta de traje; después están todos esos pequeños consumidores de la zona que conocen el sitio y vienen por su cuenta”, aseguran. “Algunas de las situaciones más críticas se dan cuando drogadictos y alcohólicos habituales del barrio, que fueron quienes primero ocuparon el local, se enfrentan entre sí”, nos dicen.
En uno de los vídeos que nos muestran se ve claramente cómo los clientes de una tienda no se atreven a salir a la calle al encontrarse con una pelea. Cuentan también que hay establecimientos que, por miedo, tienen que cerrar con llave sus puertas cada vez que la cosa se pone fea y que el supermercado situado a pocos metros del problemático local sufre pequeños hurtos de forma continua por parte de quienes frecuentan el antiguo bajo comercial, en el que el último negocio que hubo fue una tienda de comida alemana para llevar hace ya unos años.
De entre la retahila de testimonios sobre los problemas que está generando en esta calle la actividad que se desarrolla en el narcolocal destaca el de una vecina que advierte de que al no contar el sitio con luz eléctrica sus habitantes lo iluminan con velas. “Con la cantidad de madera que hay en ese bajo cualquier día salimos ardiendo todos”, advierte temerosa y sin descartar que en cuanto arrecie el frío hagan pequeñas hogueras en el interior del establecimiento para calentarse.
Para el representativo puñado de vecinos y comerciantes de San Joaquín con los que ha hablado este periódico, la referencia de Tesoro 28 es tan inevitable como temida. Todos han seguido el caso, saben lo mucho que se tardó en clausurar el narcopiso que operaba en la portería de ese edificio y conocen los episodios violentos que allí han sucedido. Obviamente, también saben de la muerte de un hombre por parada cardiorrespiratoria provocada supuestamente por una sobredosis y no todos están dispuestos a soportar una solución a largo plazo. Como ocurrió con algunos vecinos de Tesoro, hay quien está en la calle de alquiler y ya piensa en buscar otra vivienda.
Mientras, algunos comerciantes, ante la llegada de la Navidad y el aumento habitual del consumo, temen que la creciente inseguridad que se observa en la calle espante a posibles clientes y lastre sus ingresos en unas fechas tan cruciales para su superviviencia.
Otro testimonio recuerda que San Joaquín es un camino habitual de paso hacia el colegio Isabel la Católica y que cada mañana son muchos los escolares que lo toman: “Hace un par de días hubo una pelea en la calle entre habituales del local poco antes de las 9 resultando algunas botellas rotas. Al poco rato había familias cruzando por encima de los restos de la trifulca”.
“Acciones preventivas”
“Acciones preventivas”
A vecinos y comerciantes afectados la policía les ha pedido paciencia y, a la vez, que extremen las precauciones ante lo “peligrosos” que son algunos de los personajes que frecuentan el narcolocal, según cuentan que les han advertido. Ellos se sienten indefensos y se han acercado a la plataforma vecinal SOS Malasaña en busca de mediación ante las autoridades con el objetivo de que se resuelva su problema y, sobre todo, se actúe de manera preventiva contra una situación que no tiene pinta más que de ir a peor.
Jordi Gordon, uno de los representantes de SOS Malasaña y presidente, a su vez, de la asociación vecinal ACIBU, ha indicado que ya se ha informado a las autoridades políticas y policiales del distrito de la situación que se padece en la calle y que confía que éstas actúen de alguna forma sin esperar a que haya una resolución judicial que autorice un desalojo cuyo proceso ni tan sólo se ha iniciado. “El problema viene generado por el hecho de que hay droga en el barrio. Partiendo de esa base, ayer era en Tesoro donde se distribuía la mercancía, hoy es en San Joaquín y mañana será en cualquier otra calle -hay otro en el 26 de Madera- donde quienes viven de su venta encuentren alojamiento”.
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