Prueba del Fiat 500e Cabrio: capricho eléctrico
En estos días de veranillo de San Miguel ampliado, pocas experiencias al volante hay más placenteras que conducir un coche de capricho como el Fiat 500e, que en su versión descapotable permite disfrutar del sol y la luz cuando el calor no es excesivo. Por tratarse de un modelo 100% eléctrico, también cabe mantener el techo cerrado y deleitarse con el silencio y la suavidad de marcha que distingue a este tipo de vehículos. O alternar ambas cosas, que para eso están los vehículos convertibles.
Como luego detallaremos, este es de los caprichos que salen caros, pero a cambio atesora también un buen puñado de cualidades. La primera es estética, y de ella habla la notable popularidad del modelo italiano, tanto en su variante convencional como en esta de capota retráctil, que es reconocido de forma cercana a la unanimidad como uno de los coches más coquetos del mercado.
Dejando a un lado esta cuestión siempre subjetiva, el 500e Cabrio que hemos probado incorporaba la batería más capaz de las dos disponibles, que con 42 kWh otorga una autonomía cercana a los 300 kilómetros. La más pequeña, de 23,7 kWh y 190 km de alcance, nos parece claramente insuficiente incluso aunque el usuario disponga de un punto de carga en su domicilio o en el trabajo, condición que resulta indispensable, a nuestro entender, en cualquiera de los dos casos.
La batería de 42 kWh se asocia a un motor eléctrico de 118 CV (por 95 CV de la de 23,7 kWh) que se muestra más que competente para mover menos de 1.500 kilos. Pequeño y relativamente ligero (para ser eléctrico), el 500e acelera de 0 a 100 km/h en 9 segundos, lo que equivale a decir que se desenvuelve con gran agilidad en el denso tráfico urbano en el que habitará más asiduamente.
No es difícil aproximarse a los 300 km de autonomía declarados si circulamos sobre todo en estos entornos, lo cual es posible gracias a un consumo que se mantiene por debajo de 12 kWh/100 km a poco cuidadoso que se sea con el pedal del acelerador. Con esporádicas salidas a vías periurbanas o a carretera, esa cifra va escalando progresivamente hasta los cerca de 15 kWh/100 km homologados en el preceptivo ciclo WLTP.
Así las cosas, quien conduzca el modelo de Fiat podrá recargar la batería una vez cada varios días, o a la semana -según como sean sus trayectos cotidianos-, cuidando de ella al hacer uso de un punto de carga lenta como el que es habitual en las viviendas. Cuando se precise utilizar la carga en corriente continua, la potencia máxima de 85 kW permite recuperar el 80% de la energía en unos 35 minutos. Como es sabido, conviene limitar en lo posible este último uso para alargar la vida útil de las baterías.
Capota de accionamiento eléctrico
El 500e Cabrio dispone de sendos pulsadores para abrir o cerrar la capota de lona retráctil, operación que se puede efectuar en marcha debido a una peculiaridad bien conocida de este modelo: a diferencia de un descapotable propiamente dicho, este lleva un techo que no se pliega, sino que se mantiene en su posición pero está provisto de unos raíles sobre los que se desplaza la capota. Una solución más sencilla y económica.
En el interior nos encontramos con una atmósfera luminosa que se realza por medio del color blanco de la pieza central del salpicadero. El conductor tiene ante sí un cuadro de instrumentos de 7 pulgadas y, a su derecha, una pantalla central táctil de 10,25“ que integra el navegador y un sistema multimedia compatible, sin cables, con Android Auto y Apple CarPlay. El acabado La Prima by Bocelli, el único en el que se comercializa ahora el 500 eléctrico, incorpora un equipo de sonido JBL Premium con seis altavoces, subwoofer y 300 W.
Quizá porque estamos ya demasiado acostumbrados a determinadas ayudas a la conducción, nos ha sorprendido que el coche no cuente ni con sensores de aparcamiento ni con cámara trasera. En su descargo hay que reconocer que sus 3,63 metros de longitud facilita mucho este tipo de maniobras y hace posible aprovechar huecos donde caben contados vehículos actualmente.
Ya que hablamos de medidas, a nadie le sorprenderá que un modelo tan corto como el 500e ofrezca un maletero que solo puede calificarse de testimonial. Con 185 litros, apenas da para llevar la compra del supermercado y, en el caso de la versión eléctrica, para guardar los cables de carga.
El cabrio eléctrico más molón está a la venta por 37.177 euros en su variante con motor de 95 CV y batería de 23,7 kWh. La de 118 CV y 42 kW que ha pasado por nuestras manos sube hasta los 40.977 euros, sobreprecio que seguramente vale la pena pagar aunque solo sea para evitarse la ansiedad de circular de manera permanente con una autonomía inferior a 200 km.
Como todo, dependerá del uso que vaya a hacer cada cual y de su presupuesto, sobre lo que nada podemos decir. Solo que las ayudas del Plan Moves III pueden atenuar el golpe que para las finanzas de cualquiera supone el desembolso de una cantidad de dinero que se antoja considerable para adquirir lo que no deja de ser un utilitario; de capricho, eso sí. El modelo cerrado del 500e cuesta 2.850 euros menos y es desde luego más aconsejable, por seguridad, para quien no pueda guardar el coche en garaje por las noches.