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Al volante del Citroën C5 X, una forma muy placentera de viajar

Citroën C5 X.

Pedro Urteaga

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Después de haberlo probado hace pocas semanas por primera vez, nos hemos vuelto a poner al volante del Citroën C5 X, el nuevo buque insignia de la marca de los chevrones. Si entonces condujimos su versión de gasolina de 130 CV y la híbrida enchufable de 225 CV, ahora hemos repetido con esta última y estrenado la de gasolina de 180, que es posiblemente la más adecuada al tamaño y el peso del coche dentro de las motorizaciones térmicas.

Recordemos que hablamos de un vehículo de 4,80 metros de longitud que, por diseño, combina las características de tres carrocerías distintas: la berlina, de la que toma la elegancia; el break o familiar, que le otorga versatilidad, y el SUV, de donde extrae el músculo.

En la práctica, tenemos un coche con un habitáculo extraordinariamente amplio, especialmente en las plazas traseras, un maletero donde cabe el equipaje de toda la familia (545 litros en las versiones de combustión -1.640 si se abaten los respaldos posteriores- y 485 litros en la híbrida enchufable) y una silueta de aire crossover que es la que ahora demanda el mercado de manera abrumadora.

Aparte de espacio y poderío (visual), Citroën ofrece por encima de todo en el C5 X confort y una invitación a viajar de con el mayor nivel de bienestar posible. A este fin se destinan los asientos Advanced Comfort, que ahora pueden llevar ventilación (delante), y la suspensión de amortiguadores progresivos hidráulicos, que en la variante híbrida enchufable (PHEV) es además de tipo activo, al estilo de la del antiguo Xantia.

Naturalmente, la sensación de tranquilidad alcanza un grado superior en el PHEV gracias a los 55 kilómetros de autonomía eléctrica que le otorga el ciclo WLTP, durante los cuales se circula casi en completo silencio y sin vibraciones. Esta versión lleva un motor eléctrico de 81 kW y una batería de 12,4 kWh, junto con un propulsor de gasolina de cuatro cilindros y 180 CV.

Su potencia combinada asciende a 225 CV, con 360 Nm de par máximo instantáneo, y cuenta con cuatro modos de conducción: 100% eléctrico, híbrido, Sport y Confort, en el que el efecto alfombra voladora que con tanto empeño persigue Citroën llega a su máxima expresión. La batería, de 9,9 kWh útiles, se recarga en una hora y 40 minutos en una toma de 7,4 kW de potencia.

Ante este panorama, no hace falta demasiada imaginación para suponer que desplazarse a bordo del C5 X es una experiencia bastante grata, tanto si viajamos delante como atrás, y que ello se aplica con mayor justicia a quienes disfrutan de un PHEV en los trayectos cotidianos que puede realizar, en principio, sin hacer uso del motor de combustión y, por tanto, sin consumo de combustible ni emisiones.

El público parece haberse convencido de las virtudes de este último tipo de vehículo, pues datos de la marca francesa confirman que el 66% de las personas que han adquirido un C5 X desde que se puso a la venta en diciembre se ha decidido por el PHEV, mientras que solo el 18% ha preferido el gasolina de 130 CV y el 16%, el gasolina de 180. Las cifras hablan también de una predilección clara por los acabados más altos de gama y por la carrocería bicolor.

En el caso de la versión con motor de gasolina PureTech de 180 CV, sin hibridación, las sensaciones se asemejan lo bastante a las del enchufable como para afirmar que solo un conductor experto apreciaría la ausencia de la suspensión activa. El coche es casi igual de confortable, sobre todo en los modos de conducción Eco y Normal, en tanto que en Sport proporciona un mayor aplomo en curva que nosotros personalmente preferimos a la mera suavidad de rodadura.

Combinando los tres programas, hemos obtenido un consumo medio que ronda los 7,5 litros/100 km, un registro equiparable al del PHEV cuando se realiza un trayecto de larga distancia y la batería se ha agotado después de habernos permitido salir de la ciudad y afrontar la primera etapa del viaje en modo cero emisiones. Obviamente, si consideramos el total de kilómetros desde el principio, el promedio resultará inferior por el nulo gasto de combustible al comienzo de la travesía.

Si hay que ponerle un pero a la conducción de esta berlina con alma de break es que, precisamente por la forma de la carrocería, tiende a acumular agua, aunque no demasiada, en la luna trasera cuando llueve, y Citroën ha decidido no colocar allí un limpiaparabrisas, lo que a nuestro parecer dificulta o al menos perturba la visión. Cosas de haber probado esta vez el coche en Galicia, que nos pasaron inadvertidas durante el primer contacto celebrado en tierras catalanas.

Mucha tecnología a bordo

De la carga tecnológica que puede incorporar el C5 X, destacamos por especialmente conseguidos equipamientos como el sistema multimedia equipado con pantalla de 12 pulgadas e interfaz similar a la de un teléfono móvil actual y el head-up display (HUD) de 21“, en color y con efecto 3D, que proyecta la información sobre el parabrisas de tal modo que el conductor la percibe como si la tuviera a cuatro metros de los ojos.

Este HUD ampliado se incluye de serie en los tres acabados disponibles salvo el básico, denominado Feel Pack, y tiene la particularidad -un acierto por lo que supone de ingenio bien entendido- de que su altura se controla a través de los mismos mandos con que regulamos los espejos retrovisores exteriores, y no de un submenú perdido de la pantalla multimedia, como sucede en muchos modelos actuales.

En cuestión de ayudas a la conducción, el C5 X puede disponer de control del ángulo muerto de larga distancia (70 metros), alerta de tráfico cruzado trasero, sistema de visión 360º para facilitar las maniobras mostrando en la pantalla táctil el entorno del coche y dispositivo de acceso y puesta en marcha manos libres Proximity, que abre y cierra automáticamente las puertas cuando el usuario se acerca al vehículo o se aleja de él.

De acuerdo con la última actualización de precios por parte de Citroën, su buque insignia está a la venta desde 30.975 euros en versión de gasolina de 130 CV y acabado Feel Pack, en una horquilla que alcanza los 41.475 euros en la de 180 CV y acabado Shine Pack. Entre medias encontramos las terminaciones Shine, de 130 y 180 CV y siempre con transmisión automática de ocho velocidades.

Los híbridos enchufables tienen precios comprendidos entre los 41.675 euros del Feel Pack y los 45.675 euros del Shine Pack, pero pueden beneficiarse de las ayudas del Plan Moves III: 5.000 euros si se achatarra un coche antiguo y 2.500 euros en caso contrario.

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