Volkswagen Polo GTI, el equilibrio como bandera
Sin tener la solera de su hermano mayor, el Golf GTI, que lleva desde 1976 entre nosotros, el Volkswagen Polo GTI acumula ya 18 años de buenas experiencias para los amantes de los pequeños deportivos. Hemos tenido la oportunidad de probar en carreteras de la provincia de Málaga la nueva generación del modelo, que acaba de comercializarse con nuevos argumentos que permiten augurar más deleite aún para sus incondicionales.
Desde que se puso a la venta por primera vez, en 2000, el Polo GTI ha contado con mecánicas dispares. El original llevaba un motor 1.6 de 125 caballos, sustituido luego por un bloque 1.8 turbo que llevaba la potencia hasta los 150 caballos. Diez años más tarde, en los tiempos del downsizing, montó un motor TSI 1.4 de 180 CV al que reemplazó el alabado 1.8 TSI de 192 CV que brilló en la generación previa a la actual.
Ahora, el brioso utilitario alemán vuelve a aumentar de cilindrada con un propulsor 2.0 de 200 CV que acelera de 0 a 100 km/h en solo 6,7 segundos y acredita, sin embargo, un contenido consumo medio de 5,9 litros/100 km. El empuje es contundente desde muy bajo régimen y hasta las 4.500 revoluciones; a partir de ese momento se mantiene constante, lo cual puede ser ligeramente decepcionante para quienes gustan de la respuesta más excitante que poseía el GTI anterior.
El modelo en su conjunto se caracteriza por un equilibrio sobresaliente en todos los órdenes. Corre mucho, frena suficientemente bien hasta donde hemos podido probarlo, realiza los cambios de dirección con fidelidad, exhibe un aplomo envidiable incluso cuando se fuerza bastante el ritmo –se nota que está construido sobre la moderna plataforma MQB–, y todo ello lo hace acompañado por un sonido redondo y muy bien calibrado que resulta cautivador. Por paradójico que resulte, todas estas virtudes pueden no serlo tanto si lo que se busca son sensaciones al volante y un poco más de picante, pero de ningún modo cabe calificarlas de defectos.
Entra dentro de lo posible que Volkswagen subsane esta falta de nervio haciendo lo que ya hizo con el Golf GTI, esto es, desdoblando el modelo en dos versiones: un Golf GTI normal y un GTI Performance, dotado de diferencial autoblocante (y 15 caballos más). Lo que equipa el Polo es un sistema electrónico XDS, que replica más o menos la función de un autoblocante a base de frenar un poco la rueda interior en las curvas para mejorar la trayectoria.
Un hipotético Polo GTI Performance podría competir no solo en prestaciones sino también en mordiente con otros pequeños deportivos más jugosos como el Peugeot 208 GTI firmado por Peugeot Sport, de 208 caballos, y el Renault Clio R. S. Trophy, de 220 caballos. Estos modelos están a la venta por 20.700 y 24.920 euros, en tanto que el Polo GTI actual cuesta 25.090 euros, según tarifa oficial, con cambio automático de doble embrague DSG de seis velocidades. En breve estará disponible una transmisión manual que no solo será del gusto de muchos, sino que además permitirá ahorrarse más de 1.000 euros.
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