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Andrés Garrido

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La clausura del XXIII Jazz San Javier resultó apoteósica, apasionante y muy emocionante tanto en lo musical como en lo personal. Creo que durante ninguna edición anterior a ésta se había dado tal circunstancia. La noche comenzó con un resumen del concejal de Cultura y nuevo director de Jazz San Javier, David Martínez, sobre todo lo que ha rodeado a la celebración del festival en este año de pandemia, que ha tenido serias dificultades que los espectadores no han percibido afortunadamente. También, el reconocimiento público a quien arrancó esta cita con la música de jazz en 1998 y persona que ha ido componiendo ediciones cada vez con mayor prestigio, en lo que a músicos participantes se refiere. En la cuarta edición, Alberto Nieto, el reconocido director hasta la XXII edición, logró que algunos de los conciertos de aquel año ya se emitieran por Radio 3. Posteriormente, además de incrementar hasta un nivel difícil de superar con el presupuesto disponible, la calidad de Jazz San Javier también sumó a esos logros el de las retransmisiones por La 2 de TVE en los primeros días de septiembre. Este Festival de Jazz de San Javier está considerado como uno de los más importantes de España y Europa. Tiene reconocido su certificado de Interés Turístico Nacional y los músicos que ya han participado, siempre desean regresar en otra edición. Alberto Nieto y su Equipo ha colocado a esta población del Mar Menor, ese que se deja morir lenta pero irremediablemente, a San Javier y su Festival de Jazz en el mapa internacional y todo ello, con trabajo callado pero intenso salvando, como destacó posteriormente en su alocución al público, momentos bajos que los ha habido.

El alcalde de San Javier, José Miguel Luengo, no ha escatimado los elogios al trabajo de Nieto y su Equipo; un grupo de funcionarios del ayuntamiento marmenorense que ha sido el mismo que ha vuelto a hacer funcionar este año una edición muy especial y en la que Nieto ha sido el colaborador musical en la programación. El aplauso del público fue más que notable y por espacio de varios minutos puestos en pie. Alguien del público gritó: “Alberto preséntanos a los músicos de esta noche”. Y lo hizo destacando lo que Chick Corea ha sido para la música, para Jazz San Javier y, sobre todo, para todos los músicos españoles que en esta clausura le rendían homenaje. Todos ellos, en algunos momentos y conciertos tocaron junto a Corea. También destacó Alberto Nieto, la importancia que el desaparecido músico norteamericano ha tenido para el piano; instrumento, junto a Corea, al que se ha dedicado la edición que ahora finaliza.

Hecha la presentación apareció en el escenario del Parque Almansa José de Josele, hijo del guitarrista Niño Josele y alumno de Chick Corea en estos últimos años. Tras presentarse y confirmar su admiración por el pianista y maestro desaparecido, se dispuso a interpretar al piano “This Nearly Was Mine”, que desató los primeros aplausos de la noche. Y a continuación, se vieron en escena Carlos Benavent, al bajo eléctrico; Tino di Geraldo, a la batería y después de unos primeros compases fue apareciendo y escuchándose el saxo tenor de Jorge Pardo. De repente, la alegría aparece sobre el escenario del Parque Almansa personificada en el baile y rap de Tomasito, que bailó y rapeó “Sobreviviré”, para dejar sonar a continuación “Bulería”, con el trío instrumental mientras Tomasito acompañaba con las palmas. Bueno, el auditorio ya comenzaba a hervir. Y es que allá donde aparezca Tomasito, lo hace la gracia, alegría y el duende. Es un Maestro en ese lance de la música.

El espectáculo estuvo planteado como si de una obra por actos se tratara. El escenario quedó vació, hasta que apareció de nuevo Carlos Benavent y su bajo para interpretar una pieza titulada “Madrid”. Ovación cerrada para el músico catalán y universal que junto a Jorge Pardo, fueron los músicos que comenzaron a acompañar al también recordado Paco de Lucía allá por la década de los 80 del pasado siglo XX. Tras Benavent, el “Ajetreo” de Tino di Geraldo y continuar con “Indie” donde di Geraldo tocó las tablas hindúes acompañado por Pardo y Benavent. Respuesta entusiasta del público que en esta noche de clausura, también habían agotado las entradas.

Luego apareció Jorge Pardo, solo, para interpretarnos sus “Surcos” en la flauta. Después de recuperar el “resuello”, como pidió, señaló no saber muy bien en qué estado llegas, cuando vienes a rendir homenaje a una persona que ya no está pero que continúa contigo. “Todo esto va por él”, sentenció. Y aparece en escena El Niño Josele, que anuncia una pieza que, destacó, a Corea le gustaba mucho bailar. Su título “A mi compadre Antonio”. Un silencio sepulcral y ovación grandiosa a su término apareciendo, de nuevo, todo el grupo para iniciar la recta final de este homenaje de estos músicos españoles al desaparecido pianista Chick Corea. 

El Niño Josele le pide a Jorge Pardo que le deje contar una anécdota sobre el tema que van a interpretar. Cuenta que cuando era un chico de 12 años escuchó, por primera vez, esta pieza (interrumpe Jorge indicando que él tenía 16; se escuchan muchas risas) y que después la tocó con Corea y la grabó y “esta noche, remató, la toco otra vez más con vosotros y mi hijo al piano. O sea, que fíjate tú”. Aplausos en el auditorio y suenan las primeras notas de “The Yellow Nimbus”, del que hicieron ambas partes. Reconocimiento total del público hacia estos seis músicos españoles que homenajeaban al pianista norteamericano en el escenario del Parque Almansa.

Bueno, los ánimos a flor de piel en un alto grado de positividad. El ingenio y la disposición para la improvisación, dentro de un orden, a tope. Así que comienzan a sonar las notas de “La leyenda”, que luego fusionaron con “Movidón de Miranda” y “Papusa”. Una exaltación del auditorio al completo de aplausos, silbidos, bravos y toda clase de halagos para José de Josele, El Niño Josele, Jorge Pardo, Carles Benavent, Tino di Geraldo y Tomasito; los músicos españoles que en algún momento de la vida de Chick Corea tocaron y grabaron con él. Todo un homenaje de ellos y Jazz San Javier, al músico recientemente desaparecido que tenía un corazón español.

Jorge Pardo preguntó si tenían diez minutos más, a lo que se contestó afirmativamente. “Pues los vamos a utilizar. A Chick, lo que le gustaba mucho era interpretar ”Spain“. Siempre que he tocado con él parecía estar deseando acabar el concierto, para tocar ”Spain“. Y en su honor, nosotros lo vamos a tocar”. Alberto Nieto dijo que para él es el segundo himno de España y dejaba la idea de adoptarlo en el futuro. ¡Qué bien sonó en esa noche mágica, en la que parecía que los músicos habían subido al cielo para buscar a Corea y bajarlo un rato para tocar juntos. Apoteosis final del público en una larga ovación y, por primera vez, disparo de un castillo de fuegos artificiales (muchos quedamos extrañados de que un festival de jazz haga esos dispendios máxime, en un año de escaso presupuesto). 

En resumen, una noche de embrujo y emociones en la que Jazz San Javier subió al cielo a buscar a Chick Corea. Antes de finalizar estas crónicas hay que destacar varios aspectos que esta XXIII edición de Jazz San Javier ha puesto sobre el escenario y su organización en general. La primera es el excelente servicio y labor que todo el Equipo de Seguridad ha llevado a cabo, observando que TODOS cumpliésemos las medidas anti COVID 19 sin las cuáles no podríamos haber disfrutado de estos conciertos. También, la de los técnicos de luces y sonido que, como siempre pero este año más y mejor, han superado toda clase de dificultades ante estas medidas de la pandemia. Un aplauso para el gran Equipo del Festival que al igual que el resto, se han sabido adaptar a las circunstancias y superar con nota el que los aficionados hayamos disfrutado como siempre, a pesar de no tener el mismo ambiente que hasta la edición XXII. El grandísimo reconocimiento a Alberto Nieto, por haber hecho de Jazz San Javier uno de nuestros festivales insignia colocándolo a un excelente nivel internacional. Y por encima de todo, Jazz San Javier ha dejado la patente bien registrada de que con los músicos españoles o residentes en nuestro país, se puede -y se debe- hacer una excelente edición sin bajar la calidad. Hay que romper estereotipos y por ello, la defensa a ultranza de nuestros músicos de hoy y los que quedan de ayer debe ser una constante y no un obstáculo para que formen parte de esas programaciones internacionales. Nuestro aplauso largo, firme y decidido (el de Goio Villanueva y el mío propio) por todos ellos. Y a todos los que han seguido estas crónicas, muchas gracias de corazón. Hemos intentado llevarles el reflejo de lo que cada noche, se ha visto y escuchado en la XXIII edición de Jazz San Javier. Lo seguiremos haciendo, si las circunstancias y la salud nos respetan. Disfruten de sus vacaciones, cuídense y, por favor, no pierdan este hilo.

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