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Sánchez Serna (Unidas Podemos): “El único mensaje de Vox es que tienes que odiar al pobre y no preguntarte por las causas de la pobreza”

Javier Sánchez Serna, candidato al Congreso de los Diputados de Unidas Podemos en la Región de Murcia

Elisa Reche

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Javier Sánchez Serna (1985) vuelve a encarar unas elecciones generales tras revalidar su escaño como diputado de Unidas Podemos por la Región de Murcia el pasado 28A. Esta vez, el murciano debe hacer disputando votos frente a la nueva marca liderada por Íñigo Errejón, Más País-Equo, encabezada en la Región por el reciente dimitido de Podemos, Óscar Urralburu.

Serna defiende, al igual que Pablo Igelsias, que la oferta de Pedro Sánchez en julio no fue real, ya que durante agosto y septiembre “no tuvo la más mínima voluntad de retomar el diálogo y la negociación”. Sobre el Mar Menor, considera que tanto el Partido Popular y sus aliados de gobierno, C’s y Vox, “deben pagar en las urnas el ecocidio” del Mar Menor. Para ello, señala que solo será posible “si hay una movilización del voto de las izquierdas, porque su gente nunca falla”.

¿Coincide con algunas de las encuestas que se hicieron tras el debate del lunes que Pablo Iglesias lo ganó? ¿Cree que es posible convencer a parte de ese 30% de indecisos para que en esta última semana se decanten por Unidas Podemos?

Sí, creo que Pablo estuvo muy por encima del resto de candidatos. De hecho, a veces daba la sensación de que era el único que planteaba propuestas concretas en cada bloque y explicaba un proyecto de país para las mayorías.

Además, fue el único candidato que le paró los pies a Santiago Abascal, advirtiéndole que la extrema derecha, que siempre despreció la democracia y los servicios públicos, no nos va a dar lecciones de lo que significa ser patriota.

Hay gente que duda entre cuál es la mejor vía de cerrar el paso a un gobierno de las derechas, si votar al PSOE o Unidas Podemos. Pero creo que el debate mostró, justamente, que si Unidas Podemos no está fuerte Pedro Sánchez volverá a intentar el acuerdo con PP y C’s.

Pablo Iglesias ha repetido una y otra vez ante la nueva convocatoria de elecciones que la vicepresidencia y los tres ministerios que les ofreció fugazmente el PSOE durante las negociaciones para un gobierno de coalición no tenían verdaderas competencias, al tiempo que ha señalado que Pedro Sánchez nunca tuvo una verdadera voluntad de alcanzar un acuerdo con ustedes: ¿Qué ha cambiado ahora?¿Estamos abocados a unas terceras elecciones? 

La oferta de julio no fue real, la prueba es que durante agosto y septiembre Pedro Sánchez no tuvo la más mínima voluntad de retomar el diálogo y la negociación. Si hubiéramos aceptado aquellos ministerios sin competencias ni presupuesto, estoy seguro que habrían encontrado otra excusa. Aquello no fue una negociación sino parte del plan de Iván Redondo para repetir elecciones.

El problema -para Pedro Sánchez- es que ya ha gastado esa bala. Las mayorías absolutas no van a volver. Tampoco gobiernos de partido único. Y en un sistema parlamentario cuando uno está lejos de tener mayoría absoluta, tiene que pactar con otras fuerzas políticas y compartir responsabilidades de gobierno. Como pasa en la mayoría de los países europeos o, sin ir más lejos, en la mayoría de las comunidades autónomas. Por tanto, Pedro Sánchez no a poder posponer más la decisión: o gobierno de izquierdas con Unidas Podemos, o una suerte de gran coalición con el PP.

¿Creen que esta falta de acuerdo le va a pasar mucha factura electoral a UP?

Creo que la gente sabe que Unidas Podemos ha sido la fuerza que más ha empujado para que tuviéramos un gobierno de izquierdas en España. Hemos hecho renuncias que ninguna otra fuerza hubiera aceptado para lograrlo, pero Sánchez prefirió escuchar a su gurú Iván Redondo.

En el debate del lunes Pablo volvió a tender la mano a Pedro Sánchez para retomar el diálogo y hacer todo lo posible para cerrar un gobierno común. Pero éste no fue capaz de levantar la cabeza de sus papeles y siguió implorando el apoyo de las derechas. Lo volveremos a intentar, pero exigiendo respeto y que no se pongan más vetos.

El colapso del Mar Menor solo fue mencionado rápidamente en este debate televisado entre los cinco candidatos. ¿Considera que en Madrid se percibe la gravedad de la situación y la preocupación de los murcianos con respecto a la laguna?

En Madrid pasa exactamente igual que en la Región de Murcia. Hay partidos que intentan ocultar el desastre del Mar Menor y que, hasta hace dos días, decían que la laguna estaba mejor que nunca. Y hay otros que llevamos años poniendo este tema en la agenda regional, nacional y europea.

Hace unos días tuvimos por aquí a Juantxo López de Uralde, ex director de Greenpeace y nuestro portavoz en la Comisión de Medio Ambiente, y explicaba que el Mar Menor no es un caso aislado, que está encontrando desastres similares en toda la geografía y que el problema de fondo es un modelo productivo agotado. Por eso, frente a los que solo se quedan en los parches, defenderemos una transformación de nuestro modelo productivo que apueste por las energías renovables y proteja el territorio.   

¿Cómo cambiar unas prácticas de la agroindustria, la construcción y el turismo que han incumplido las normativas durante décadas y han conducido a este desastre?

Pues a veces es una cuestión de voluntad política, de no tener ataduras con los grandes lobbies de la Región para decirle, por ejemplos, a la CROEM o Proexport que no están por encima de la ley y que tienen que decidir si quieren ser parte de la solución o parte del problema.

A propósito de lo anterior, habría que recordar que hace unas semanas nuestra portavoz en la Asamblea Regional, María Marín, presentó una batería de medidas destinadas a la protección de la laguna. Entre otras, una auditoría de los regadíos ilegales y su inmediato desmantelamiento; una tasa a las grandes explotaciones agroindustriales para financiar el Plan de Vertido 0; o la creación de una zona libre de regadío intensivo alrededor del Mar Menor. Las derechas, por supuesto, votaron en contra. Pero nos sorprendió que el PSOE también lo hiciera.  

Antiguos diputados regionales de Podemos en la Región, Óscar Urralburu y María Giménez, dejaron su acta y ahora lideran la nueva formación de Errejón en Murcia, Más País. ¿Cómo se sintió cuando se enteró de su marcha? ¿Cree que se corre el riesgo de que les resten votos de modo que ni ellos ni ustedes saquen el escaño que ha ocupado usted en el Congreso?

Creo que Óscar y María tienen derecho a montar los partidos que quieran. Entiendo que a la gente le pueda chocar que cinco meses antes se presentaran a las elecciones con las siglas de Podemos o que el día anterior negaran su marcha a la escisión de Errejón, pero así es la política y hay que quitarle dramatismo. En lo personal, les deseo suerte.

Ahora bien, creo que los electores suelen tener bastante olfato y saben que Más Madrid no obtendrá más del 2% de los votos. Por eso, estoy convencido de que el voto de izquierdas en la Región se va a concentrar en Unidas Podemos porque, lo contrario, sería regalar otro diputado a Vox.  

Asistió el pasado lunes a la concentración en la plaza del Cardenal Belluga crítica con la sentencia del caso de Manresa, que todavía no es firme, en la que los jueces no consideraron agresión sexual por estar la víctima inconsciente. ¿Qué proponen ustedes tanto en el marco legal como fuera de él?

Proponemos la modificación del código penal para que el consentimiento deba estar presente en las relaciones sexuales. Porque si no hay un sí, solo quiere decir no. O dicho de otro modo, sin consentimiento no son relaciones, son agresiones.

Además, necesitamos avanzar en medidas de prevención y sensibilización de las violencias machistas en el ámbito educativo y, por eso, propondremos la integración de contenidos de educación afectivo-sexual -ajustados a la edad- en todos los niveles educativos.    

Uno de los temas más polémicos para el acuerdo de investidura para la presidencia de Fernando López Miras entre PP, Cs y Vox fue el llamado ‘pin parental’. ¿Es la educación un campo de batalla ideológico fundamental para Vox? ¿Cómo es posible que sigamos con la LOMCE del ministro Wert?

La derecha lleva años queriendo desmontar la educación pública. Durante la última década, por ejemplo, la financiación a los centros privados-subvencionados subió un 25%, mientras la inversión en la educación pública sigue congelada y no se han recuperado todos los recortes de la crisis.

Estos datos responden a un claro proyecto ideológico, a saber, que la educación siga siendo fuente de privilegio, distinción y reproducción social. El PIN parental, en este sentido, es la última vuelta de tuerca. Dicho de otra forma, el PIN parental es el intento de que la sociedad democrática ya no pueda legislar sobre el tipo de valores que estimamos y el tipo de ciudadano/a que queremos formar. Es la ruptura de la Ilustración, la vuelta de una educación clasista.

Y hay que decirlo claramente, si este proyecto neoliberal sigue avanzando, si la LOMCE sigue vigente, es porque el PSOE no tuvo la voluntad de plantar cara. Necesitamos, por tanto, un cambio de rumbo: apostar por la educación pública y laica, aumentar la inversión y que el dinero público vaya, prioritariamente, a la escuela pública.  

Las encuestas revelan que el partido de ultraderecha va a aumentar su representación, sobre todo en Murcia, donde más porcentaje de voto ha recibido. ¿A qué atribuye ese apoyo a Vox en la Región?

A los años de gobierno del Partido Popular, sin duda. Margaret Thatcher solía decir que la economía es el método, pero el objetivo es el alma. Y estos 25 años de gobiernos del PP, y ahora de PP y Cs, no solo han transformado la estructura social y económica de la Región de Murcia, haciéndonos una sociedad más desigual y precaria, sino que han modificado la subjetividad de una parte importante de la sociedad.

La derecha lleva años dando una batalla cultural e ideológica muy importante. Aquí favorecieron e impulsaron la implantación de una universidad como la UCAM, se compraron a la mayoría de medios de comunicación regionales mediante publicidad institucional y financiaron  todo tipo de asociaciones ultraconservadores. Ese es el caldo de cultivo del que surge Vox.

El problema es que el modelo neoliberal ha entrado en una crisis prolongada y las respuestas para conservarlo se van a radicalizar. Al fin y al cabo, el único mensaje de Vox es que, ante la crisis que viene, tienes que odiar al pobre y no preguntarte por las causas de la pobreza.   

Desde muy joven ha estado implicado en la política, primero en IU y ahora en Podemos. ¿Qué le llevó a ese compromiso tan fuerte?

Vengo de una familia de izquierdas. De abuelo republicano y represaliado por la dictadura. Y de padre enfermero y sindicalista en defensa de la sanidad pública. Mis valores, por tanto, son los de la libertad, la igualdad y la solidaridad entre los pueblos.

Mi compromiso militante, sin embargo, viene de mi época de estudiante, quizá de una mezcla de movilizaciones importantes (la guerra de Irak, el 11-M o la lucha contra el proceso de Bolonia) y de lecturas de política, historia y filosofía. En cualquier caso, siempre he sido un militante, lo era antes de ser representante público y lo seguiré siendo cuando deje de serlo. Porque creo que en este mundo uno tiene que tomar partido y que las ideas tienen que organizarse, porque si no acaban por desaparecer.

Entiendo que tendría una visión de la política diferente cuando vivía en Murcia a estar en primera línea en el Congreso de los Diputados en Madrid. ¿En qué ha cambiado su visión en estos años?

Supongo que he adquirido una visión más realista del poder y quizá soy más consciente de lo que cuesta lograr victorias y pequeños cambios. También he aprendido que los que mandan en este país nunca se presentan a elecciones, que su capacidad de cooptación es muy grande y que tenemos una democracia limitada. Pero sigo creyendo firmemente que lo único que tienen los de abajo para no ser engullidos y tener una vida más digna, es la conquista del poder político.

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