¿Es el mejor momento para convocar oposiciones?

Varios municipios de la Región empezarán las clases telemáticamente, lógico por otra parte, en cambio, la administración regional, a través de Función Pública, ha anunciado que sigue adelante con las oposiciones.

Mientras les negamos a bares y restaurantes que junten en una boda o una comunión a más de treinta personas, aunque estén separados de seis en seis, que uno no pueda tomarse un café en dos minutos en una barra de un bar a dos metros de distancia de otra persona, la Dirección General de la Función Pública está decidida a llevar adelante las distintas convocatorias que tenía programadas, incluso en uno de los peores momentos de la pandemia que se está viviendo, con un sistema sanitario al borde otra vez de algo más que de un ataque de nervios.

Nadie duda de que la Función Pública pondrá todo su empeño en que el contagio apenas se pueda producir, faltaría menos, incluso que podrá garantizar que las distancias de seguridad se cumplan, y también que las medidas tomadas están por encima de lo que pide sanidad, pero el problema no es ese, de hecho, los aviones, los pocos que vuelan con pasajeros, van llenos, y en los trenes de cercanías las medidas que recomienda sanidad apenas se cumplen, el problema es que nadie dice como se garantizará que ningún opositor pueda ver su sueño convertido en pesadilla.

¿Qué pasa si dentro de unos días una población queda confinada?, ¿Qué pasa si un opositor es de Melilla, ciudad que ha pedido entrar en Estado de Alarma y no puede viajar?, ¿Cómo se va a controlar si un opositor está contagiado y decide ir a sus oposiciones y en medio de la misma comienza a toser y estornudar?, ¿Lo echamos de clase?, más aún ¿si llevas dos años preparando las oposiciones y la persona que te toca al lado, a dos metros, se tira el examen tosiendo, cree función pública que uno puede concentrarse en el examen?

No llego a entender muy bien por qué ese empeño en no aplazar medio año unas oposiciones, cuando llevamos años de atrasos, sobre todo cuando la vacuna está a punto de llegar estas navidades, sin duda sería el mejor regalo que Papá Noél y los Reyes Magos nos pudieran traer, aunque en vez de Oriente vengan de Oxford.

Nos hemos tirado años sin convocatorias, algunos tardan hasta un lustro en resolver una convocatoria, y ahora resulta, que en medio de la mayor tormenta sanitaria, económica, social y laboral de los últimos cien años, no cuentan guerras, nos empeñamos en provocar al destino. 

¿Tan difícil es por una vez hacer las cosas aplicando la lógica?. A los interinos por enésima vez, se le vuelve a dar media vuelta al tornillo que tienen en sus gargantas, y a pesar de estar al borde de quedarse sin aire, tienen un hilo de voz para pedir justicia, aunque muy probablemente, su grito quedé aislado y sólo en medio de la travesía del desierto que emprendieron hace años.