Murcia y aparte es un blog de opinión y análisis sobre la Región de Murcia, un espacio de reflexión sobre Murcia y desde Murcia que se integra en la edición regional de eldiario.es.
Los responsables de las opiniones recogidas en este blog son sus propios autores.
Cada vez que políticos, periodistas y contertulios varios afirmaban con solemnidad antes de las elecciones del 20-D que nos encontrábamos en un momento histórico, yo torcía el gesto. Especialmente cuando lo decían los políticos. Desde hace tiempo desconfío de esas afirmaciones grandilocuentes que en boca de ciertas personas, parecen venir acompañadas del sonido de miles de cámaras de fotos y del destello de sus ‘flashes’. Simplemente, no me lo trago. Todo eso del ‘tiempo nuevo’ y de la ‘nueva política’, ¿dónde queda ahora? Ahora que con bastante probabilidad nos veremos abocados a las urnas, ¿tendrán el valor de usar otra vez esa sarta de chuflas?
Diría que no, que no tendrán el valor. Soy desconfiado ante determinadas cosas, pero en el fondo sigo siendo un ingenuo irredento. Pienso que no tendrán el rostro tan duro como para volver a presentar esta opereta cutre como algo digno de ser registrado en los libros de historia, lo que al final puede que se produzca, pero no con el sentido benéfico que ellos proclaman.
La política es acción y es ejemplo, no es ir saltando de rueda de prensa en rueda de prensa y de plató de televisión en plató de televisión para atacar al adversario y poner vetos y líneas rojas, mientras se posa con el lado bueno de la cara o se busca la escenografía más cinematográfica e impactante. Esto que hemos vivido desde el 20-D no es un tiempo nuevo, esto es política de cuchufleta, la practique quien la practique.
De verdad, no pensaba que la aspiración de Podemos y de Ciudadanos fuera convertirse en el PSOE 2.0 y en el PP 2.0 respectivamente. No pensaba que lo de la ‘nueva política’ fuera eso. Cierto, algo se ha movido en las viejas estructuras del PP y del PSOE gracias a la llegada de estas nuevas voces –sobre todo en el PSOE; en el PP las cosas van a otro ritmo-; alguna cosa se han visto forzados a cambiar y a mejorar, pero al mismo tiempo, como si de la teoría de los vasos comunicantes se tratara, al llegar al Congreso los nuevos partidos han mimetizado maneras propias de aquellos a los que hace muy poco ponían a caer de un burro.
Tampoco admito que los nuevos partidos hayan sido los únicos responsables de todos los cambios a mejor que se han producido en el panorama político español en los últimos tiempos, y que sean ellos quienes hayan provocado el interés de la sociedad por la política. No, los nuevos partidos han sido la consecuencia de ese interés de la sociedad por la gestión de los asuntos comunes. Ha sido la propia sociedad la que, cada vez más consciente de la importancia que tiene la movilización, la unión y la participación, ha provocado la aparición de dichos partidos y los ha aupado al Congreso para que se haga oír su voz en las instituciones. ¿Y con qué fin? Ya lo estamos viendo.
Otra cosa que me enerva y me hunde en el sillón es todo este teatrillo de consultar a las bases, porque de verdad pensaba que en este nuevo tiempo los partidos se habían decidido a tratarnos como personas inteligentes, no a vernos como simples brazos de madera que se levantan cuando nos lo piden. El hecho de que se formulen preguntas tan descaradamente tendenciosas para poder lanzar el resultado a la cabeza del adversario –o a la del correligionario- es, en mi opinión, un insulto a la inteligencia. Me lo pareció cuando lo hizo el PSOE y me lo parece cuando lo ha hecho Podemos.
Pero aún hay más cuestiones que me deprimen de este tiempo que, de tan histórico que es, huele a naftalina: me deprime que se anteponga el interés territorial al general. Cuando estamos aguantando tantos recortes durante tanto tiempo en toda España, ¿por qué se pone por encima de toda exigencia la organización de un referéndum en Cataluña? ¿Y cómo es posible que en el PSOE cada dirigente regional tenga que opinar públicamente sobre la estrategia de su partido en una hipotética negociación para formar un Gobierno central? ¿Cómo es posible que un socialista, que por definición tiene un objetivo y una causa universal, admita el apellido regional (‘los socialistas andaluces’, por ejemplo), con sus correspondientes e ineludibles intereses particulares?
Me deprime la sublimación de la estrategia política, de la táctica que muchos justifican y alaban; del uso de los tiempos, las frases, los gestos, el decorado, la fotografía. ¿Os gusta la estrategia? Jugad al ajedrez o al Risk, pero cuando se trata de gestionar los asuntos públicos y de buscar soluciones a los graves problemas que acucian a las clases populares de España, sed honestos, sencillos, directos, pedagógicos, abiertos, incluso ingenuos. Decid la verdad, decid lo que pensáis y lo que queréis hacer. De nuevo, no nos toméis por idiotas.
Iremos a elecciones una vez más, caben pocas dudas, y yo me lo tomo como una penosa demostración de la política de cuchufleta que soportamos. Nadie ha estado a la altura, y si hay alguien que lo haya estado, que me perdone. Esto no va por él o por ella, esto va por ello. Por el obtuso y primitivo deseo de poder y por la incapacidad de negociar. Me sorprende que no haya movilizaciones, que la gente no salga a la calle a protestar por el espectáculo que hemos aguantado mientras seguimos luchando cada día por salir adelante en nuestras vidas cotidianas. Cuando se repitan las elecciones y, quizá, la suma de PP y de Ciudadanos alcance la mayoría absoluta, veremos qué nos cuentan. Algo nos contarán para justificarse, y espero que lo hagan mientras meten el cepillo de dientes y unos calcetines en la maleta.
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