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Saltan las alarmas en San Esteban: Mar Menor y moción de censura a la vista

Isabel Franco (Cs) y Diego Conesa (PSOE) durante las negociaciones para formar Gobierno en la Región de Murcia tras el 26M

Julio López Guillén

Las alarmas del Mar Menor saltaron hace ya mucho tiempo y nadie en el Partido Popular hizo nada para solventar la ruinosa situación a la que se enfrenta la laguna. Se había creado un relato que funcionaba de cara a la galería, con la inestimable ayuda de la derecha mediática de la Región de Murcia.

Pero una vez más la información, vía redes sociales, encontró su lugar en la sociedad civil y rememoró aquel episodio que vivimos con el ficus de la Plaza Santo Domingo de Murcia, al que se cortó por lo sano ante la impávida mirada de los vecinos. Algo parecido veremos en esta ocasión, política y judicialmente.

Lo que ya sabemos.

Las soluciones, que tanto comités científicos como vecinos y ecologistas han dado a la desastrosa situación de la laguna son tres y deben darse al mismo tiempo:

  • Eliminación de la agricultura intensiva que se alimenta de nitratos y fosfatos en la totalidad del Campo de Cartagena, lo que implica un cambio de modelo productivo al que los empresarios se van a tener que acomodar sí o sí, ya que cualquier otro parche en este ámbito es una estafa.
  • Prohibición de seguir urbanizando en cualquier punto de la ribera del Mar Menor. Ni una casa más, en ninguna de sus formas, y reconversión de, aproximadamente y según el estudio que miremos, el 30% del actual parque habitacional hacia plazas hoteleras en lo que supone otra parte de la reconversión industrial que precisa toda la comarca.
  • Por último, sacar todas las embarcaciones a motor y todos los fondeos extraportuarios, porque ambos suponen contaminación constante y alteran la producción de la fauna y la flora propias del ecosistema. Todo lo que no pase por estas tres vías, es tirar el dinero y reírse de la ciudadanía.

Lo que estamos viendo estos días.

La carta de la vicepresidenta del Gobierno autonómico, Isabel Franco, publicada en medios y redes la semana pasada tuvo un motivo en origen: quitarse el muerto de encima, aduciendo que Ciudadanos estará en la manifestación del día 30 y que se pondrá del lado de las docenas de organizaciones convocantes. Seguir el relato del PP (aquí no pasa nada, está todo controlado, circulen) hubiera sido un suicidio.

Pero esa carta tiene dos antecedentes que no han de escapar del análisis porque marcan la tendencia de la formación naranja. El primero de ellos es la respuesta directa que el último estudio del CEMOP dio a la pregunta sobre la preferencia de gobierno en la Región de Murcia tras las últimas elecciones autonómicas de primavera, que los encuestados indicaron claramente en la alianza PSOE-Cs, en contra del mantra repetido hasta la saciedad de que “la gente quiere gobierno de derechas porque los escaños son los que son”. Nada más lejos de la realidad y ahora con evidencia científica.

El segundo precedente es el historial de encuestas que adelantan la debacle electoral de Ciudadanos en la repetición electoral del 10N, y que dejará casi sin crédito político a la formación naranja y a su jefa en la Región de Murcia, la propia Isabel Franco.

Si habiendo dejado claro (con esa carta en la que se acusa al consejero de Presidencia y Hacienda Javier Celdrán, de la máxima confianza de Fernando López, de no liberar las partidas presupuestarias destinadas al vertido cero) que en ningún caso no van a ir de la mano del Partido Popular, ¿por qué continuar adelante con un acuerdo que ya no tiene base social (CEMOP), que la ciudadanía va a condenar (10N) y que llevaría a la extinción a tu partido al final de la legislatura?

En un entorno sin unas elecciones a tres semanas vista, el presidente del Consejo habría cesado por la mañana a todos los consejeros de Ciudadanos que forman parte del Gobierno, porque esa postura pública, de denuncia y requerimiento, no es otra cosa que un motín en toda regla. Un comportamiento impropio de un gobierno coherente y sólido y que, ahora ya sí, sangra de manera abierta y sin disimulo. La pregunta que responde a esta cuestión es ¿por qué los consejeros de Ciudadanos no han abandonado sus actas de diputados regionales?

Lo que no nos han contado.

El detonante de la carta de Isabel Franco a su presidente, Fernando López Miras, fue el anuncio de moción de censura que hizo pocas horas antes Diego Conesa, líder del PSOE y que irrenunciablemente tendrá que presentar, no sabemos en qué fecha todavía.

Y aquí es donde reside la clave de todo el movimiento político de estos días. Vayamos despacio.

Es más que probable que Ciudadanos pierda uno de sus escaños nacionales en la circunscripción de Murcia, si no los dos. La reformulación de la dirección naranja se dará en todos los escalones del partido desde Madrid hacia abajo y, en el momento oportuno, habrá que introducir un nuevo liderazgo, complementario o no, en la Región de Murcia. Ese liderazgo ya existe, solo que lo cambiaron de sitio, y es Miguel Sánchez, ahora Senador y antes portavoz parlamentario regional y que fue quién sacó adelante, junto con el resto de la oposición, todas las iniciativas que servían para salvaguardar al Mar Menor en la anterior legislatura. Blanco y en botella lo tienen en Madrid.

¿Por qué Diego Conesa anuncia moción de censura en dos meses, cuando en las iniciativas de la Asamblea Regional le daban hasta 6 meses al Gobierno del PP para poner en marcha la Ley que proteja al Mar Menor? ¿Por qué no la semana que viene? La respuesta es porque sabe que los cambios en Ciudadanos llevarán un tiempo. Por eso no ha fijado con exactitud el día y la hora a la que pasará por registro. Pero la moción tendrá que presentarla de cualquier forma, porque aunque el Ministerio de Teresa Ribera, y los que vengan, pongan realmente todo de su parte, el anuncio ha quedado hecho y la espada de Damocles quedará pendiente en el cuello del Presidente López Miras. La gane o la pierda, ya no tiene otra salida que tirar adelante.

Los votos ya se han empezado a contar y ya no son seis los que se necesitan de la bancada naranja, solo cuatro.

Hagan sus apuestas.

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