Lisabö: ruido, actitud, sosiego, kaos…
El 5 de diciembre abría mi cuenta de Facebook esperando encontrar otra de esas giras prenavideñas, los típicos carteles de fiestas de Nochevieja, alguna confirmación de un festival de verano, algún indicador de por dónde iba a ir el cartel del Primavera de este año… y ¡Zas! La bofetada fue bastante tempranera: a mediodía la revista RockdeLux posteaba una nueva portada con un enlace y un texto simple: LISABÖ / Eta edertasunaren lorratzetan biluztu ginen: hoy se publica el nuevo álbum de la banda vasca. Obviamente no me lo esperaba, conocemos a algunos de sus miembros y colaboradores y habíamos estado con amigos comunes… pero nadie había soltado prenda. Los habíamos dejado en un 27 de abril de 2013 cerrando el Antzoki en Bilbao y desde entonces parecía difícil que los caminos de Eneko, Txap, Javi, Iban, Joseba y Xavi se volvieran a unir. Y cómo no, de manera inesperada, a contracorriente y de una manera que poca industria avalaría… Lisabö vuelven a juntarse para sacar un nuevo disco: Eta Edertasunaren Lorratzetan Biluztu Ginen.
Atmósferas de distorsión, golpes acompasados, melodías presentes y escondidas, cambios de dinámica producidos por una maquinaria consolidada que utiliza desde los elementos visualmente más obvios hasta los más comedidos para volver a transmitir una sensación de montaña rusa sensorial y anímica. A su vez, “la industria” se tiene que acomodar a Lisabö, tanto a su manera de autoeditar, a su manera de plantear giras, a su biorritmo y a sus plazos de creación. Este 2019 vuelven a los escenarios con algunos cambios en la formación. Siete conciertos para volver a sentir uno de los directos más aclamados desde el inicio de su carrera. Si has visto a Lisabö en concierto,seguro que ya tienes la entrada. Si no los has visto, te estás perdiendo a una de las bandas más emblemáticas de posthardcore (por poner una etiqueta). Hablamos con Karlos Osinaga, voz y guitarra en Lisabö antes de los conciertos de este fin de semana: en Pamplona este sábado y Bilbao el domingo.
Empezamos por un básico. Imaginaos que a) soy un chaval de 20 años y acabo de veros en un cartel en la calle b) un extranjero en el Primavera Sound que ve vuestro nombre en los horarios. ¿Cómo explicaríais LISABÖ en 3 frases?
Entendiendo la pregunta y sin querer eludirla, hay cosas, sensaciones, que no se pueden explicar con palabras, o incluso quizás no sea lo más adecuado. Si además estás implicado... esto se hace más complicado aún. Esto se acentúa más en aquello que guarda relación con lo creativo o artístico, que basa su magia en la propia abstracción del canal y del mensaje. Incluso descifrando esa magia, se resta libertad en la interpretación. No obstante, quien vea un concierto de Lisabö podrá encontrar ruido, actitud, sosiego, caos. Nosotros vivimos los conciertos como algo muy físico, y de algún modo esto se transmite. Supongo que tanto para nosotros, por descontado, como para quien los vive, en mayor o menor grado, puede resultar una experiencia muy intensa y física, que trasciende muchas veces a una mera experiencia musical.
Aparte de la formación, ¿cuál es la principal diferencia con los Lisabö de 1998?
Cuando empiezas a caminar no sabes por dónde te van a llevar tus pasos, pero de alguna manera sabes que va a ser un camino basado en la búsqueda y no el conformismo. Tiempo después, te das cuenta de que has avanzado por un camino que te gusta. Que podría haber sido otro, más fácil, más difícil. Pero siendo el que ha sido te satisface. Cambia, pues, la alineación, pero creo que siempre todos nos hemos ido adaptando a Lisabö, y ha hecho que ese discurso haya prevalecido. Hemos perdido cosas y hemos ganado otras con cada persona que ha compartido tiempo en la banda.
Ha sido un disco con bastante gente involucrada: Aida, Mursego… Y me figuro que durante estos 6 años de parón mucha gente os ha preguntado qué es de Lisabö ¿Cómo ha sido posible que hasta la gente que trabaja dentro de la industria musical no se enterara del lanzamiento?
A excepción del anterior álbum Maite (Mursego) siempre ha estado en los discos de Lisabö ya desde la maqueta. Aida estuvo varios años también, grabando 3 discos y preparando lo que luego sería Ezlekuak. Al final todo queda en casa. Cuando nos planteamos poder hacer un disco creíamos que sería un proceso más sencillo y corto. Por eso, entre otras cosas, decidimos hacerlo de un modo discreto, para funcionar con tranquilidad. El tiempo de gestación se alargó y ha sido en momentos realmente difícil mantener eso que al principio era discreción y terminaba casi convirtiéndose en escape a muchas preguntas. En cualquier caso, llegó la fecha y todo merece la pena. Pudimos trabajar sin ningún tipo de presión externa. Eso es siempre una ventaja en todos los aspectos.
Hablando de la industria musical, Lisabö es un grupo que se mantiene al margen de modas, de campañas de promo, de precios de entradas (siempre fijo entre 10-12 euros), de ediciones en vinilo prohibitivas... Está claro que prima la solidez como banda al beneficio económico pero, ¿cómo se gestiona esto?
Pues si te soy sincero... se gestiona de un modo difícil. Muchas veces chocamos con querer hacer las cosas “a capricho” pero queremos mantener esos precios accesibles, y terminamos metiéndonos en verdaderos berenjenales, pues a veces algunas ediciones son insostenibles, realmente, a pesar de que tiramos en muchas ocasiones del DIY etc. Pero detrás de todo ello nos ayuda el hecho de no dedicarnos profesionalmente a esto. Y cuando digo profesionalmente es que no sacamos nuestro sueldo de aquí. Andamos un poquito lejos de esto, eeh. Pero nuestra dedicación, a pesar de ser amateurs, es como la de cualquier profesional en su campo. Hacemos esto con mucha entrega y mucho amor. Supongo que como muchas bandas que emplean su tiempo en cosas de estas.
Centrándonos un poco en la industria de Euskal Herria. ¿Los grupos vascos tienen miedo a editar fuera de las fechas de Durango? ¿Algún nexo común con el resto de bandas de aquí u os sentís al margen?
Pues Durango se ha convertido en una moneda con dos caras. Lo que nació como un modo de promocionar la creación y expresión en euskara se ha convertido en ocasiones en una centralización de esfuerzos y objetivos, por parte de creadores y editores y público, dejando un poco desierto el resto del año, llegando a crear como un círculo vicioso. Nosotros siempre hemos querido huir de ello, pero nadie consigue huir de todo lo que no comparte, porque por algún motivo te coge de algún lado. En nuestro caso es importante para bIDEhUTS que haya una pequeña presencia del catálogo en la Feria, y aunque sea mínimo, que haya una pequeña entrada de dinero para poder pagar los gastos mínimos de subsistencia que bIDEhUTS necesita para mantener alquiler de local, oficina, etc. Siempre hemos funcionado así, nosotros y otras bandas. Con ello “caemos” en esa vorágine. Sabiendo que ponemos en cuestión ese extremo pero que paralelamente lo secundamos. Otro tema para la reflexión, no cabe duda. Aun así diría que no estamos dentro de una fiebre que realmente resulta obsesiva y por ello preocupante en muchas ocasiones.
A pesar de este vivir al margen de la prensa, programadores, festivales como Primavera Sound... La Industria llama a vuestra puerta. ¿Cuál creéis que es la razón? ¿Os incomoda de algún modo?
Siempre nos ha sorprendido la acogida de muchas personas a nuestros discos o conciertos. Supongo que somos un grupo que gusta a poca gente, pero a quien le gusta le puede llegar a gustar mucho. Quizás por ello hay a veces un eco tan positivo, porque a quien le gusta quiere compartirlo en voz bien alta.
Lo más agradable y gratificante es que hay personas con las que compartes criterio musical, o mejor dicho, de quienes has aprendido mucho, y de algún modo gracias a ellos has formado tu propio criterio, que son quienes terminan hablando bien de ti... Aún se nos hace difícil entenderlo, ¡ja, ja, ja! Pero fuera bromas es algo muy muy de agradecer. Eso sí, por suerte en esta banda no hay nadie que busque un masaje a su ego en palabras o elogios externos. Si se encuentran pues... somos los primeros sorprendidos, como si no fuera con nosotros. Y sobre todo muy muy agradecidos, de corazón. Si llegas a compartir ciertas cosas has conseguido mucho más de lo que ni siquiera sabías que querías conseguir.
En la industria, como dices, en la cual estamos todos en mayor o menor medida, hay gente abominable que se le ve a la legua y gente fascinante (y muchas veces bastante humilde) que te da ejemplos en cada paso que da. Cruzarse con estos últimos es, como en la propia vida, motivo de total satisfacción, y oportunidad para aprender. Supongo que somos más críticos con lo que más conocemos y lo seremos menos con lo menos conocido o lejano. Sólo tratamos siempre de hacer movimientos consecuentes. No es que tengamos un decálogo de actuación, pero sí tenemos una forma de ver esto que hace que se nos haga sencillo decidir qué hacer y qué no. Por desgracia esto no quiere decir que hagamos sólo lo que nos gusta o vemos respetable. También dejamos de hacer cosas que por agenda o demás motivos insalvables no podemos permitirnos. Llegamos a donde podemos, pero a donde llegamos vamos con todas la ganas del mundo.
0