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La historia de Michael Robinson y Pamplona: de no encontrar 'Osasuna' en el mapa a mito del club rojillo

Han sido muchos los mensajes de despedida de afinionados y miembros de Osasuna, club en Michael Robinson se retiró del fútbol profesional para dar paso a su etapa en los medios de comunicación

Rodrigo Saiz

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Pamplona fue la ciudad de España que dio la bienvenida a Michael Robinson (Leicester, 1958), que tras una larga y exitosa carrera futbolística en Inglaterra, decidió decantarse por una oferta de Osasuna, que pasaba por una situación delicada en puestos de descenso. 'Robin', como le conocían en el vestuario, no abandonaría nunca España, donde se quedó a vivir y a trabajar en los medios de comunicación como Canal+ o la cadena SER una vez retirado del fúbol. En el día de su fallecimiento han sido numerosos los mensajes de despedida de aficionados y miembros del club rojillo, a quienes se metió en el bolsillo en las tres temporadas que jugó por su carisma y entrega.

Y es que nada más llegar ya empezó a dejar huella en la afición de Osasuna, no solo por su juego, sino también por anécdotas como la de creer que el nombre del equipo también era el de la ciudad, hasta el punto de buscar Osasuna en un mapa antes de viajar a España. Llegó a Pamplona con un claro objetivo: ayudar con sus goles a que Osasuna salvara la categoría. Como ha contado él en varias ocasiones tardó días en darse cuenta de que la ciudad en la que estaba se llamaba Pamplona. Fue al llegar de un entrenamiento cuando su mujer le preguntó qué tal había ido. “Descendemos seguro. Eso no lo salvaba ni Spiderman, no hacía falta que llegase un delantero del Liverpool, le respondió él. ”¿Qué tal Osasuna?“, añadió. ”Osasuna no existe, es el equipo de Pamplona“, le reprochó su esposa. Ah, ¡Hemingway!”, finalizó.

Frases llenas de encanto que eran la tónica habitual en el vestuario rojillo, tal y como ha contado a EFE su entrenador en el club navarro Pedro Mari Zabalza, a pesar de ser un futbolista inglés que solo sabía “cinco palabras en castellano” al llegar.  “Solo sabía decir hola, adiós, gracias, cerveza y contar hasta cinco”.

Un vestuario en el que pronto se integró a pesar de llegar a mitad de la temporada en el mes de enero y con unas costumbres que no entendía. Como contó en una entrevista en Cuatro hace unos meses, los jugadores de Osasuna antes de saltar al campo rezaban una oración en el vestuario, lo que extrañó a Robinson. “Yo que soy agnóstico al acabar al partido llamé a mi padre y le dije: 'Papá, se confirman mis sospechas, somos muy malos. Tanto, que tenemos que rezar antes de jugar el partido”.

Pese a todo Osasuna ese año consiguió la permanencia tras una liguilla de promoción de descenso que jugaban por entonces los seis últimos equipos clasificados. Sin duda los siete goles logrados por el ariete inglés sirvieron de gran ayuda. 

La temporada siguiente fue otra película. Robinson llegó del verano que pasó en Inglaterra acompañado de su excompañero en el Liverpool Samy Lee, que junto con una plantilla mejorada lograron un meritorio quinto puesto en la liga por delante de clubes como el Barcelona. Su tercera y última temporada no la llegó a terminar por culpa de unas molestias en la rodilla que le obligaron a anunciar su retirada del fútbol en enero de 1989. Nacía entonces el Robinson comunicador.

Dos años y medio en Pamplona y tres temporadas que le sirvieron para encandilar a una afición y una ciudad que le venían como anillo al dedo. Como el propio Robinson escribió en Twitter hace algo más de un año, cuando desde la cuenta de Osasuna le mandaron un mensaje de ánimo tras anunciar su enfermedad, se sintió “en casa” desde que pisó por primera vez el Sadar, un estadio vibrante y muy entregado a los suyos, que vio en el delantero inglés la garra y el carácter típico de los navarros y necesarios para sacar al equipo de los puestos de descenso. Por ello recibió la insignia de oro del club en el 2000 y por ello este martes no han faltado los mensajes de pésame y recordatorios de algunos de sus antiguos compañeros o de personal del equipo. Mensajes como el del actual presidente, Luis Sabalza, que ha considerado a Robinson como “un jugador que cumplía los requisitos que decimos que tenemos en Osasuna, porque él nunca se rindió”. También su excompañero y extrenador rojillo, Martín Monreal, ha destacado de él en declaraciones a EFE la ambición que aportó al vestuario “para hacernos ver que se podían conseguir más cosas”.

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