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En violencia de género no hay brotes verdes

La ONU condena a España por negligencia en un caso de violencia de género

Patricia Burgo Muñoz

En 2014 se han cumplido 10 años de la aprobación de la Ley Orgánica de Medidas de Protección oficial contra la Violencia de Género.  Una ley diseñada para proteger a las mujeres y que a pesar de que fue un referente entre la normativa europea, una década después no ha conseguido frenar una estadística preocupante ni evitar la muerte de decenas de mujeres en España. En Euskadi tres mujeres engordan una lista que aunque parece anónima tiene nombres y apellidos: los de Andina, Mari Luz y Rosario, las víctimas mortales de una violencia machista que sigue aterrorizando a una sociedad que no es capaz de abordar esta situación.

La primera víctima mortal de este año en Euskadi fue Andina Pereira de Brito, de 35 años y madre de dos niños. Fue estrangulada el 17 de marzo por su exnovio en su piso de Mungia, antes le había denunciado en varias ocasiones, algo que no consiguió frenar, como en tantos otros casos, el fatal desenlace.

Meses después, el 10 de diciembre, un rocambolesco suceso escondía un doble crimen familiar que se cobró la vida de dos mujeres, madre e hija, a manos del marido de la primera. Éste intentó tapar los asesinatos con una extraña coartada que incluía una supuesta agresión y un incendio en su propia empresa y que fue rápidamente desbaratada por la Ertzaintza. En este caso no existían denuncias previas y todas las informaciones apuntaban a una discusión por problemas económicos.

Violencia en parejas del mismo sexo

Un caso diferente ha sido el del actor Koldo Losada, asesinado en su casa de Bilbao por su marido. Es diferente porque a pesar de ser una víctima de violencia dentro de la pareja, tiene una consideración distinta al de la violencia de género y se considera violencia intrafamiliar.

Tras el caso de Losada las asociaciones de apoyo a gais y lesbianas han pedido una mayor protección para los episodios de violencia entre parejas homosexuales. Porque según alertan “son muchos los mitos y prejuicios sobre los malos tratos en nuestras relaciones de pareja, pero es sobre todo la invisibilidad de este fenómeno el principal problema”.

Otro de los temas preocupantes en esta materia continúa siendo la vulnerabilidad de muchas mujeres respecto a sus parejas o sus exparejas. La violencia machista copa la atención del servicio gratuíto que el Gobierno vasco ofrece a las víctimas de cualquier tipo de delito.

Además nada más empezar el año el Gobierno reconoció que 321 vascas tienen un gran riesgo de agresión machista. Un número que iba acompañado de otro dato preocupante: en febrero la Ertzaintza tenía abiertos 4.647 expedientes de protección a este colectivo amenazado y 43 mujeres necesitaban escolta.

Luchar contra la violencia, una labor de todos

El reconocimiento de que la violencia contra las mujeres es un problema que va más allá de lo coyuntural corresponde a toda la sociedad. Así lo entiende la Asociación de Hombres por la Igualdad de Género, AHIGE, que pretende visibilizar el rechazo de los varones hacia cualquier forma de violencia o maltrato que sufren las mujeres. El 21 de octubre, y por cuarto año consecutivo, salieron a la calle en Bilbao para dejar claro que “no somos culpables pero sí responsables de que se mantenga. El silencio nos hace cómplices”.

También, en la Margen Izquierda, un grupo de mujeres pone en valor el trabajo de los ciudadanos en contra de esta lacra, pero además piden a los ayuntamientos una mayor coordinación para el establecimiento de medidas que atiendan las “necesidades concretas” de todas las mujeres de esta mancomunidad.

Pequeños gestos humanos que tienen que verse acompañados de la labor de información y denuncia de los medios de comunicación, demasiado relajados ante una de las noticias más graves a las que se enfrenta la sociedad. Así lo recordaba José María Calleja en su columna de eldiario.es. En el artículo titulado 'Beligerancia contra la violencia machista' avisaba de que “la mayoría de los medios de comunicación ya no informan de los asesinatos de mujeres a manos de hombres”. Y en este sentido es claro: “Los medios de comunicación, los periodistas, deberíamos tener una posición beligerante contra el terror que sufren las mujeres, no cabe equidistancia entre los asesinos, los maltratadores, y las asesinadas, las maltratadas”.

Tomamos nota.

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