Censura y represión: el país invitado a la Feria del Libro de Madrid
La Feria del Libro de Madrid se realiza este año teniendo como país invitado a Colombia y, según la organización del evento, “a través de su inmensa diversidad, que es su principal fuente de riqueza, mostrará a los miles de visitantes el progreso de una nación que desde el 2019 conmemora 200 años de historia republicana”. Sin embargo, parece que la diversidad y la democracia propia de la cultura republicana está brillando por su ausencia en la selección de escritores que traerá a la feria.
El gobierno de Iván Duque realizó una selección que dejó por fuera a muchos de los y las más célebres escritores y escritoras del país, tales como Fernando Vallejo, Héctor Abad, Laura Restrepo, Piedad Bonett o William Ospina. Sólo por citar un ejemplo concreto: “El olvido que seremos” de Héctor Abad Faciolince –uno de los autores vetados- es uno de los libros más vendidos en Colombia y que ahora en España se está recibiendo muy bien dado que la obra ha sido llevada al cine bajo la dirección del español Fernando Trueba y protagonizada por el actor Javier Cámara, e incluso ha sido nominada a mejor película iberoamericana en los Premios Goya de este año.
Podríamos pensar que en la elaboración de cualquier selección surge comúnmente cierto nivel inconformidad y esto es todo lo que sucede, si no fuese porque según el embajador colombiano en España, Luis Guillermo Plata, el criterio de selección fue el de presentar autores “neutros”: “Uno no quisiera que una feria literaria se convirtiera en una feria política. Ni para un lado ni para el otro. (…) Se ha tratado de tener cosas neutras donde prime el lado literario de la obra”.
Así que cabe preguntarnos: ¿Qué es lo neutro para el gobierno colombiano en un evento cultural de talla internacional como es la Feria del Libro de Madrid? ¿lo que no es contestatario con su poder? ¿lo que no le representa una crítica?, pero mejor aún ¿existen realmente esas obras neutras?
No es casual que varios de estos escritores y escritoras que hoy son objeto de censura hayan realizado críticas en contra de este o gobiernos anteriores y tampoco lo es que el mismo presidente sí se haya clasificado para venir a presentar su libro a la feria, debe ser que el pensamiento político del presidente Duque está tan vacío de contenido político, que su libro puede catalogarse en manuales de electrodomésticos o generalidades.
Pero la decisión no ha llamado la atención solamente sobre quienes se excluyeron de la lista, sino también a quienes recibieron la invitación. Por ejemplo, el pasado lunes la escritora Melba Escobar presentó su renuncia a participar en el evento porque, como afirma, “Las declaraciones del embajador dan a entender que la selección de autores que asistirán a la feria fue definida con base en afinidades políticas al Gobierno, o al menos que se rechazó a quienes explícitamente han sido sus críticos. Resulta muy difícil no leerlo como una forma de censura”
Fue un poco más allá el escritor Tomás González, quien afirmó: “Que este gobierno corrupto y violento intente marginar a algunos escritores es claramente un honor para ellos y me alegra haber declinado la invitación que me hicieron”.
Y es que, aunque nos ofenda, la verdad es que no nos sorprende, la censura de estos autores y autoras responde a la arrogancia política del gobierno de Duque y su afán de tapar con dos dedos lo que de verdad es Colombia.
Como mencionó en su Twitter el periodista colombiano Félix de Bedout: “con el criterio de literatura neutra del embajador colombiano en España para la invitación a la Feria del Libro en Madrid, hay algo claro: Gabriel García Márquez no hubiera sido clasificado.”
Al gobierno de Duque no le importa la cultura, ni la diversidad, ni la cultura democrática y republicana y todas esas cosas por las cuales invitaron a Colombia. Su gobierno es represor, violento y cómplice del actuar de grupos paramilitares, así lo demostró en las últimas manifestaciones sociales en las que se asesinó y desapareció a centenares de personas, la mayoría jóvenes de poblaciones vulnerables, para quienes nunca se puso en valor la educación o la cultura. A él solo le importa vender afuera su versión edulcorada de lo que es el país, mientras dentro cultiva un desastre humano de magnitudes colosales.
Quería terminar esta columna diciendo que la selección literaria que trae el gobierno de Colombia a la Feria del Libro de Madrid no corresponde con la realidad, pero al final va a ser que sí, que la censura producto de esa selección es una fidedigna muestra de lo que es hoy Colombia. Silenciamiento físico y cultural bajo un gobierno que quiere internacionalmente mostrarse democrático y plural pero que es violento y censor.
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