De conjunciones y disyunciones
Ahora que llegan las vacunas, una mutación del COVID-19 detectada en Londres nos arrastra de nuevo al caos, la incertidumbre y el pesimismo. Los expertos nos piden nuevos esfuerzos para prevenir y controlar su propagación por Europa porque la nueva variante es mucho más transmisible, si bien se desconoce aún si es o no más infecciosa. El caso es que 2020 ha decidido no darnos tregua y tampoco es que tengamos demasiadas certezas para sostener que 2021 será muy distinto.
Cierto es que todo es cuestión de perspectiva: los problemas, las miradas, el paso del tiempo, la historia, la economía, las enfermedades y hasta los acontecimientos planetarios. Ya saben que este 21 de diciembre Júpiter y Saturno nos han regalado una espectacular conjunción planetaria que no ocurría desde 1623. Y, aunque desde nuestra posición en la Tierra, se les ha podido ver prácticamente en el mismo punto de visión, la distancia entre ambos planetas era de casi 800 millones de kilómetros. Se trata, eso sí, de un acontecimiento natural contra el que no hay nada que temer, a pesar de los cientos de mitos que relacionan las alineaciones planetarias con todo tipo de catástrofes.
El caso es que al mismo tiempo que esto sucedía, aquí en la Tierra, en el universo de la política se habla ya de la mayor disyunción entre socios de Gobierno desde que Pedro Sánchez y Pablo Iglesias alcanzaron el acuerdo de coalición. Las pensiones, el SMI, la reforma laboral, la ofensiva sobre la monarquía y el “modus operandi”, en definitiva, de los morados para presionar ante cualquier negociación abierta con los socialistas, ha terminado haciendo mella en la relación de los coaligados. Y la consigna “monclovita” es ¡basta ya!
Aprobados los Presupuestos Generales del Estado que garantizan a Sánchez un mínimo de dos años más en La Moncloa, el presidente se ha plantado frente a Iglesias por primera vez y ha vuelto a echar mano del “no es no” ante la subida del SMI que demandan sus socios de coalición. “Sería muy preocupante que no pudiéramos subir nueve euros a los que menos ganan”, ha vuelto a insistir este lunes la titular de Trabajo, Yolanda Díaz, tras explicar que el incremento que proponen los morados iría en sintonía con la mejora del salario de los funcionarios ―que también fue del 0,9%― y que se incluyó en el proyecto de los PGE.
Los socialistas, que han escuchado con estupor este fin de semana a Iglesias animar a la movilización social contra su propio Gobierno en una nueva versión del “apreteu” de Torra, no están por la labor de hacer la vista gorda ante la presión pública que los morados han normalizado ya en toda negociación con el objetivo, dicen, de construir el relato de que el gobierno es progresista “gracias a ellos”. Sea como fuera, Sánchez ha dado instrucciones de pasar a la ofensiva y rebelarse ante según qué presiones de Iglesias. De momento, se ha plantado en lo que respecto a la subida del SMI y ya han sido varios los ministros del PSOE en manifestarlo en público. Lo hicieron Montero y Calvo la semana pasada, pero ha vuelto a insistir este lunes Calviño. Lo que ninguna de ellas ha dicho ante los micrófonos, pero sí en privado, es que la congelación del Salario Mínimo para 2021, después de haber subido por encima del 30% en el último año, formó parte de la negociación presupuestaria con Podemos que aceptaron los de Iglesias a cambio de subir el IPREM, el índice que se emplea como referencia para la concesión de ayudas, subvenciones y el subsidio de desempleo. Una versión que niegan desde Unidas Podemos, que siguen empeñados en doblar el pulso a Sánchez con el apoyo de los sindicatos.
Con telescopio o sin él, las señales del “hasta aquí hemos llegado” que entonan los del PSOE son nítidas. Nunca antes se habían sucedido tantos llamamientos a la lealtad entre socios desde la parte socialista del Gobierno y tampoco nunca Sánchez había salido al auxilio de los suyos de forma tan evidente como hizo la semana pasada en el pleno del Congreso con Nadia Calviño -con quien más desencuentros ha tenido Podemos- al alabar su trabajo y hacer explícito su respaldo a la vicepresidenta económica, aunque en ocasiones haya mantenido también duros enfrentamientos con ministros del PSOE.
Enero marcará un punto de inflexión, sin duda, en las relaciones entre socios. Tras el SMI, llegará la batalla por la derogación de la reforma laboral y también por la reforma de la pensiones impulsada por el ministro José Luis Escrivá para ahorrar el gasto en Seguridad Social al pasar de 25 a 35 años el periodo de cómputo de las prestaciones futuras, una propuesta que Iglesias ya avanza que no apoyará en ningún caso. La conjunción de Júpiter y Saturno no se volverá a ver hasta 2080 , pero la disyunción entre socios de gobierno continuará más allá del solsticio de invierno.
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