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Cuando lo que cuenta es la imagen

Mesa de Diálogo para Catalunya con Sánchez y Torra a la cabeza.

Esther Palomera

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En La Moncloa hay un derroche de creatividad audiovisual innegable. No hay paso que dé el presidente del Gobierno al que no acompañe una cámara propia de televisión, o dos, o tres.... Desde las célebres fotografías de Pedro Sánchez, al estilo de JKF, el primer día que se subió al avión presidencial, hay una obsesión casi enfermiza por la imagen. Hasta diez cámaras se desplegaron para la grabación del espectacular vídeo en el que los españoles pudieron ver cómo el presidente y varios de sus ministros recibían a Quim Torra y a su equipo en los jardines de la residencia presidencial. Todo fuera por inmortalizar el momento más buscado del “sit and talk” y demostrar a la derecha que otra España es posible, más allá de la del exabrupto y la confrontación.  

El encuentro, el saludo, el paseo, el primer intercambio de palabras, la entrada en Palacio, la mesa de trabajo, la ventana entreabierta de la sala de reuniones… No faltó un detalle. Luego vino, claro, el habitual portazo a los medios de comunicación, un comunicado conjunto de medio folio y la limitación de tres preguntas para la rueda de prensa.  

Lo que cuenta es la imagen, y no tanto la palabra con la que se debe dar cuenta de si hay o no contenidos políticos. Este Gobierno es muy aficionado al material audiovisual para el autobombo. Otros usaban la propaganda a través de distintos formatos. Será por aquello de que la imagen es amable, sugerente, posiciona, ubica, dispara sensaciones y hasta puede ocultar la realidad de los hechos. De ahí que haya quien elija a las marcas por su imagen, que las portadas de los diarios sean imágenes y que hasta a través de las redes sociales seamos capaces de versionar nuestra propia imagen.

Tres horas y media de reunión entre el Gobierno de España y el de la Generalitat se saldaron con un comunicado conjunto de apenas un folio que se podía leer en mucho menos de los 4 minutos y 14 segundos del vídeo promocional de la reunión que distribuyó la Secretaría de Estado de Comunicación. Tres párrafos para explicitar un compromiso mutuo para hablar y reunirse más. En La Moncloa o en el Palau. Con la presencia de los presidentes o sin ella. Con una periodicidad mensual. Antes, durante y después de las elecciones catalanas. Sit and talk. Talk, talk, sobre todo talk… Siempre, eso sí, con el botón del play preparado para grabar.

Tan cierto es que la reunión entre el Gobierno de España y el de la Generalitat era necesaria tras una década de enfrentamiento y que acabó mejor de lo esperado como que en La Moncloa hay temor a lo que pueda pasar de ahora en adelante y hasta que se celebren las elecciones catalanas. Ni Torra está dispuesto a que ERC se anote un punto en el marcador del diálogo ni los de Junqueras permitirán que los exconvergentes se sitúen ahora al frente de la manifestación por el “reencuentro” porque nunca lo han querido.

La desconfianza entre los socios del Govern es mutua y con ella aumentan las posibilidades de que la negociación con el Gobierno de Sánchez descarrile en cualquier momento. “”o habrá paz hasta que ganemos las elecciones en Catalunya“, lamenta un dirigente de Esquerra al tiempo que advierte que el Gobierno de Sánchez sería ”irresponsable“ si llevara los Presupuestos Generales del Estado al Congreso en 15 días. 

Una cosa es abstenerse en la senda de déficit y otra, apoyar las cuentas públicas. Y si JxCAT ha votado “no” a lo primero tras una aparentemente exitosa reunión y sin que haya fecha aún para las elecciones, que nadie dude de que hará lo mismo con los Presupuestos y condicionará con ello la posición de los republicanos, por más que estos sostengan que se sienten “cómodos en la normalidad y los de Torra, en la guerra”.

El único leitmotiv de los exconvergentes, dicen sus propios socios de gobierno en Catalunya, es que la negociación con el Gobierno de España “vaya mal”, sentencian.  ERC es tan consciente de que los de Puigdemont buscan “un traspié” de sus socios que les pueda restar apoyo electoral como de que hay una parte de su militancia que es permeable a los sonidos que emiten desde Junts. Y, eso, sin duda les puede condicionar en el momento de votar los Presupuestos, por muy resignados que aparentemente estén ante las constantes provocaciones de sus socios. 

Conclusión: Ni el horizonte presupuestario para Sánchez está más cerca hoy que antes de la reunión en La Moncloa y la aprobación del techo de gasto que facilitó ERC con su abstención ni mucho menos está garantizada la estabilidad de este Gobierno. Y esto no lo remedia la creatividad audiovisual de la que hacen gala los estrategas de Sánchez por mucha “fórmula imaginativa” que se les ocurra, en este caso, para la grabación de vídeos promocionales.

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