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Merde procesal

Miguel Tejeiro

Elisa Beni

Lo que nunca tenía que haber sucedido en el juicio del Caso Nóos, ha sucedido. El lío y el desconcierto procesal ha aparecido en un procedimiento que necesariamente tendría que haber funcionado minuciosa y mecánicamente, igual que un reloj suizo. El tribunal, serio y preparado, demuestra no obstante su bisoñez en el manejo de este tipo de macro juicios de alto perfil mediático y político. Siempre me habrán leído respecto a este caso y a otros que cuando la Justicia se topa cara a cara con el poder es cuando llegan los problemas. Y si algún procedimiento ha topado de morros con el poder ha sido éste.

Un proceso de este tipo es como un barco que inicia su singladura con un .... muy concreto pero que ignora que golpes de viento, tempestades o calmas chichas puede encontrar. Que no sabe si la tripulación se amotinará o si serán atacados por corsarios. Un capitán, si es un lobo de mar, debe entonces tener previstas las posibles incidencias, incluso las más improbables, para saber qué hacer llegado el momento. En la mar la duda es a veces la línea entre la vida y la muerte.

La incertidumbre se ha cernido sobre el proceso. El tribunal no previó los embates procesales que podían venírsele encima. El primer aviso fue la inexplicada decisión de Manos Limpias de retirar la acusación por la que le pedían 11 años de prisión a Miguel Tejeiro. Ellos solos lo mantenían en el banquillo. Estrategia procesal. Más bien extraprocesal puesto que es difícil entender que quien a su juicio ha delinquido como para merecer 11 años de prisión de pronto se halle absuelto y libre como un pajarito. Nos dijeron que en su declaración íbamos a descubrir el por qué de este hito procesal. A la espera estamos. Las magistradas tenían que haber visto que aquí se avecinarían problemas. El hecho de que Tejeiro fue el asesor fiscal del asunto y las implicaciones que esto podría tener debería haber sido previsto por el tribunal y, como no, también por la acusación que le convirtió en testigo. Un juicio es una partida de ajedrez. Prever las jugadas del contrario es parte del juego. Peters ha sido listo y sus oponentes tenían la guardia baja. Craso error.

Un proceso de estas características es más que un proceso. Y eso también debería haber sido previsto por el tribunal. Esta semana hemos vivido el aniversario de los atentados del 11 M. Quizá no ha habido otro juicio en la historia penal de este país en el que tantas fuerzas extra procesales batieran contra la cubierta de una vista. Por eso era importante prever lo que podía suceder. Desde una huelga de hambre hasta detectar que un abogado había colado un temporizador de ETA bajado de Internet en su escrito de acusación en lugar del temporizador de lavadora que fue encontrado en el registro en el taller de uno de los acusados. Eso y manejar los tiempos. Cualquier macro juicio puede irse de calendario si no se manejan los tiempos con mano férrea.

Y luego está lo de fuera. La pelea en el barro de las partes. Los americanos tienen una disciplina que se llama PR Litigios que parte de la base de que ganar el pleito y perder ante la opinión pública puede ser la ruina de tu cliente. Por eso establecen con especialistas toda una estrategia extra procesal. Aquí aún andamos sin reconocer que existe ese plano ajeno a lo jurídico y, por tanto, acabamos mezclándolo de forma que enfanga el terreno. Interrogar a la Infanta sobre cuestiones que nada tienen que ver con la prueba del delito del que está acusada pertenece a esta mezcla de planos. Mantener un pleito paralelo entre las partes también.

Este plano extra procesal está presente también en las acusaciones que los abogados se vierten entre ellos. No es muy habitual que un abogado de prestigio como Molins insinúe que la acusación popular ha podido recibir “contraprestaciones” por retirar la acusación a Tejeiro y que mezcle esto con las finanzas opacas del pseudosindicato en su discurso. Tampoco lo es que un fiscal como Horrach le tenga que decir al defensor de Torres que esta coaccionando a un testigo “mediante una suerte de fraude procesal”. Que López Negrete tenga que decirle a Peters que usa medios torticeros. Merde extraprocesal.

En este proceso no sólo nos jugamos que se haga Justicia sino, en gran parte, la credibilidad de la Justicia. En otros casos ha sucedido también y los tribunales eran perfectamente conscientes de que debían conseguir una vista oral tan irreprochable que no dejara resquicio alguno no sólo jurídico sino también ante los ciudadanos.

Habría que esperar que esta interrupción sirva para que la presidenta del tribunal vuelva a sujetar firmemente la barra y conduzca al navío a través de la tempestad. En caso de naufragio, perdemos todos.

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