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Irrelevancia

Antonio Orejudo

No siento ninguna simpatía por el político Rubalcaba, pero no creo que su salida del PSOE arreglara el lamentable estado en que se encuentra el partido. ¿De verdad que Patxi López es una alternativa? Las personas influyen, no me cabe duda, pero cuando un partido se convierte en una empresa, las estructuras, las inercias y las deudas contraídas con los bancos deben de dejar poco margen de maniobra.

Hace tiempo que el PSOE dejó de ser una respetable formación de centroizquierda para convertirse en el partido de nuestra derecha civilizada, en un club de señores provectos y gorditos como Felipe González o Juan Luis Cebrián. Promover la independencia de la radiotelevisión pública o llevar al Parlamento una inaplicada ley de dependencia no basta para obtener una patente de corso izquierdista.

Nadie espera que los socialistas españoles defiendan la abolición de la propiedad privada, pero si de verdad quieren recuperar a los millones de votantes que se han dejado en el camino de su derechización, necesitan hacer una pequeña revolución ideológica.

Un hipotético programa socialista debería incluir, por decir cuatro cosas, una reforma de la ley electoral, un sistema fiscal verdaderamente progresivo, la implantación de la renta básica, la creación de una banca pública y la nacionalización de los sectores estratégicos de la economía. Eso para empezar. Luego habría que hablar de profundas reformas constitucionales. Cualquier cosa por debajo de eso se entenderá como mero maquillaje.

Pero el drama del PSOE es que aunque echara a Rubalcaba y pusiera en su lugar a una joven promesa del socialismo español capaz de incluir en el programa alguna de las rojeces que he mencionado, se necesitarían un par de legislaturas para comprobar que el partido no va una vez más de farol. Han sido tantas las traiciones socialistas a su electorado, que la gente no se cree una palabra.

¿Por qué confiar en un partido que cuando tuvo el poder no movió un dedo para modificar el reglamento de las SICAV, o que en vez de perseguir seriamente a los banqueros defraudadores los indultaba? ¿Cómo va a ser capaz de meter en cintura al poder económico un partido que ha sido incapaz en 20 años de enfrentarse a las monjitas?

Tal vez lo mejor que nos pueda suceder a todos es que el PSOE siga el mismo camino que el PCE y se convierta en un partido residual, para ver si así, descabaladas y humildes, las mil y una izquierdas (desde los ecologistas a los restos del naufragio, pasando por el 15M y similares) son capaces de unirse en una amplia plataforma ciudadana que con un programa de mínimos plante un poco de cara a esta insoportable desvergüenza.

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