Nos llenamos la boca de que nuestra democracia, la democracia en España, es plena, como la del país más demócrata que pueda haber en Europa. Me sabe mal decirlo pero, nada más lejos de la realidad. España está anclada en el pasado, concretamente en la Edad Media; prueba de ello es la existencia de una nobleza heredera de la clase noble del Medievo; es quien continúa conservando el poder y que se considera dueña del país junto a su rey que cogidos de la mano juegan en el mismo equipo, se protegen recíprocamente. Un monarca que es capaz de dar una reprimenda a los catalanes por los hechos de octubre de 2017, en cambio mantiene la boca cerrada para exigir al partido de la oposición que desbloquee el CGPJ y no se salte la Constitución, que tanto defienden y que en su día fueron incapaces de apoyar en referéndum. Se han cumplido mil días de bloqueo y no pasa nada. Si fuéramos una democracia plena, el conflicto estaría resuelto o mejor, no habría existido tal conflicto. Conclusión; monarquía y nobleza van a una, el resto, la plebe, a callar y a obedecer.