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La idea de exportar el pacto andaluz a municipales y autonómicas divide a Ciudadanos

Juan Marín con el portavoz andaluz de Vox en una de las escasa fotos que se ha podido captar con dirigentes de la formación de extrema derecha

Carmen Moraga

Ciudadanos se prepara para afrontar las próximas elecciones autonómicas y municipales del 26 de mayo con la premisa de que no habrá mayorías absolutas, tratando de escenificar la centralidad política y renegando del pacto a tres que incluye a Vox en Andalucía. La dirección del partido asume que la irrupción del partido de Santiago Abascal va a condicionar la configuración de mayorías de centroderecha en otros territorios. Y eso preocupa e incomoda al partido de Rivera, que antes de las elecciones andaluzas aspiraba a disputarse con el PP todo el electorado de centro-derecha.

Una vez sellado el pacto que ha convertido a Juan Manuel Moreno Bonilla en presidente andaluz tras 36 años de gobiernos socialistas, la obsesión de Ciudadanos es hacer olvidar la imagen que ha dado en Andalucía, en donde se han juntado todas las derechas, incluidos los 12 diputados de Vox que, aunque no formen parte del Gobierno, van a ser imprescindibles durante toda la legislatura para sacar adelante el programa pactado entre el bipartito.

De puertas adentro, algunos de los dirigentes consultados reconocen que temen que esa imagen de Vox como 'comparsa' del pacto puede “contaminar” a sus candidatos autonómicos y municipales. Pero el único que se atreve a hablar alto y claro es el cabeza de lista por Barcelona, Manuel Valls, que aprovechando su condición de independiente se ha revelado contra el acuerdo y ha sentenciado que “con la extrema derecha y con los populistas no se puede pactar nada”.

Valls se enfada pero no rompe con Rivera

Pese a sus regañinas a Rivera, el exprimer ministro francés ya ha dicho que no va a romper su pacto con Ciudadanos, partido que va a financiar a su plataforma gran parte de la campaña y gracias al cual tendrá cuota en los espacios de propaganda electoral de los medios públicos.

Calmadas las aguas con Valls, en el partido se centran ahora en marcar perfil propio rechazando la idea de Pablo Casado de exportar el modelo andaluz a otras comunidades autónomas y a aquellos municipios en donde los tres partidos logren sumar mayorías.

Aunque en un principio la dirección de Ciudadanos también se apuntó a ese discurso del “cambio” -“Andalucía va a ser el preludio de lo que va a ocurrir en el resto de España”, vaticinaron-, ahora sus dirigentes insisten en que no negociarán nada con Vox , ni por supuesto con Podemos. Sólo intentarán llegar a acuerdos de gobierno o de investidura tanto con el PP como con el PSOE, al que han vuelto a meter de repente en el saco como partido “constitucionalista” mientras atacan a su líder, Pedro Sánchez, al que siguen acusando de tener un pacto oculto con el independentismo.

El propio Albert Rivera insiste ahora en todas sus intervenciones en marcar la equidistancia con los polos “extremos” donde sitúa a Vox y a Podemos, mientras se esfuerza en destacar el carácter “centrista” de Ciudadanos.

Con este panorama tan abierto y la sorpresa electoral de Andalucía en la mente de muchos candidatos, no todos están de acuerdo en que no hay que sentarse a negociar nada con Vox, un partido que les está robando también a ellos terreno y no solo al PP de Casado. Begoña Villacís, la portavoz de Cs en el ayuntamiento de Madrid, decía hace unos días que ve “importable” a la capital un pacto como el suscrito con el PP en Andalucía, aunque de inmediato se apresuró a matizar que sería “a una banda” y no a dos.

Algunos diputados del partido han admitido a eldiario.es que la obsesión por rehuir la foto con Vox les ha parecido un gesto “un poco infantil”. Y es que ha sido cuanto menos curioso ver cómo tanto Juan Marín como los dirigentes que han participado en las negociaciones andaluzas han estado esquivando a toda costa que se les pudiera captar imágenes junto a los de Abascal. Sin embargo, nadie se atreven a decir esto en alto.

“Hablar hay que hablar con todos. Otra cosa es ceder ante las exigencias que vayan en contra de nuestras propuestas. Nosotros tenemos claro nuestro proyecto”, explica uno de los diputados que repetirá en las listas. Una opinión en la que coincide con Iñigo Errejón, el candidato a la Comunidad de Madrid de Podemos, que declaró a La Sexta que aunque “se siente muy lejano” a la formación de Abascal hablará con todos los partidos que logren representación en la Asamblea.

“No habrá ninguna norma a seguir”

El secretario general de Ciudadanos, José Manuel Villegas, ha adelantado que “no habrá ninguna norma a seguir sobre cómo actuar ante posibles pactos” tras las elecciones de mayo, replicando así a las afirmaciones de Villacís.

En el partido no quieren depender solo del PP y han empezado a dejar las puertas también abiertas a los socialistas críticos con Sánchez, como Emiliano García Page, en Castilla- La Mancha, o Javier Lambán, en Aragón. Este cambio de opinión lo justifican explicando que de lo que ellos reniegan es del “sanchismo” y del líder del partido con el que no podrán negociar nada “si Sánchez sigue tirado al monte y pactando con Iglesias y Torra”. Tampoco ven posibilidades de acercarse al PP si, como dijo Villegas, “Casado sale corriendo detrás de Abascal para abrazarse a él y se mimetiza con Vox”.

De momento ese es el discurso que van a mantener en Ciudadanos en su afán por desactivar las críticas que les están a lanzando por ese acuerdo a tres en Andalucía. Por un lado, Unidos Podemos, cuya portavoz confederal, Irene Montero, no ha dudado en bautizarlo como el pacto de “los trillizos reaccionarios”. Y, por otro, el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, que los llamaba los “Voxonaros” haciendo un juego de palabras con el nombre del partido de Abascal y el del nuevo presidente de ultraderecha de Brasil.

Dentro de unos día Ciudadanos celebrará sus primarias y designará a sus candidatos y cada uno tendrá que enfrentarse a una realidad diferente tras el 26 de mayo. “Habrá que estudiar caso a caso”, ha subrayado Villegas, dejando todas las posibilidades abiertas.

El partido, que dado su gran crecimiento tiene intención de presentarse esta vez en el 90% de los municipios de España y en todas las comunidades en las que en esa fecha hay comicios, se enfrenta al reto de demostrar si es un partido “constitucionalista”, “moderado”, “centrado” y “sensato” o vuelve a cambiar de criterio como ha hecho otras veces.

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