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Unidas Podemos revalida para el 10N su apuesta por el Gobierno de coalición, su programa y las listas electorales

Pablo Iglesias, entre Isa Serra y Rafael Mayoral, en un acto el pasado sábado.

Aitor Riveiro

En medio de la irrupción de Más País, de la revolución en las listas del PP, de las promesas electorales del PSOE y del giro estratégico de Ciudadanos para intentar contrarrestar su caída en las encuestas, Unidas Podemos ultima el lanzamiento de la precampaña de las generales del 10 de noviembre sin que se espere ningún cambio sustancial en sus planteamientos. Ni en lo programático ni en los nombres que compondrán las listas. La candidatura que comandará Pablo Iglesias abordará el 10N como una repetición de los comicios de abril, no como unos nuevos, pese a las  modificaciones que el tablero político está sufriendo.

“No es una campaña típica”, aseguran a eldiario.es desde el equipo que está ultimando la estrategia de Podemos. “No hay que evaluar un proyecto de cuatro años. La gente tiene que evaluar qué ha ocurrido desde abril y ver qué puede pasar a partir noviembre”, explican las mismas fuentes. El elefante en la habitación es el bloqueo político. Por eso, dicen, “no cabe una campaña en la que hagas como que no ha pasado nada en los meses previos”.

Ese “nada” es la negociación fracasada para alcanzar un entendimiento con el PSOE de Pedro Sánchez. Para Podemos, la repetición electoral no es más que el siguiente capítulo en un guion que ya estaba escrito y cuyo final pasaba por dejarlos fuera del Gobierno. Si tras el 28A no pudo ser por la negativa de Albert Rivera, sostiene Pablo Iglesias, tras el 10N los socialistas volverán a intentarlo, esta vez con el PP de Pablo Casado. 

“La única garantía de parar a la gran coalición es que Unidas Podemos esté muy fuerte tras el 10 de noviembre”, aseguraba Iglesias este sábado en el primer acto de precampaña de su partido. Ante militantes y dirigentes, el secretario general avisó de que “están dispuestos a hacer lo que sea con tal de que salgamos débiles el 10 de noviembre y evitar que estemos en una posición negociadora para entrar al Gobierno”. 

Iglesias recupera así uno de los ejes de la campaña de abril, cuando insistió una y otra vez en que, llegado el caso, Pedro Sánchez optaría por Albert Rivera para formar una alianza. El presidente de Ciudadanos cerró la puerta antes y después del 28A, pero este fin de semana rompía el cordón sanitario que él mismo impuso al candidato del PSOE.

Así, Iglesias insistirá en su posición de partida ante el 10N: Unidas Podemos tiene vocación de Gobierno y planteará una coalición al PSOE si los números dan para ello. La posición la dejó clara en una entrevista publicada este fin de semana por La Vanguardia: “Me veo en el Gobierno. A nosotros nos ha costado mucho lograr las cosas y nunca las hemos logrado a la primera”.

Bajar el alquiler, la luz y transición energética

Podemos también insistirá en su programa electoral. Desde la dirección del partido defienden que sus propuestas para abril siguen siendo válidas porque apenas han transcurrido unos meses desde su formulación.

“Nosotros tenemos un programa que hicimos con mucho trabajo. Y sigue vigente. Las demandas de la sociedad civil que recogimos siguen siendo las mismas. A lo mejor algunos tienen que actualizarlo porque se dejaron muchas cosas y en agosto se dedicaron a escuchar a los colectivos que ya habíamos oído”, aseguran en referencia a Pedro Sánchez.

El partido de Pablo Iglesias ha anunciado de momento dos grandes iniciativas programáticas, que ya fueron centrales en abril: un impuesto especial a la entidades financieras para que “devuelvan el rescate bancario” y un programa de rehabilitación de viviendas para reducir el consumo energético y crear puestos de trabajo.

Podemos insistirá, además, en la creación de una gran empresa energética para “acometer la transición ecológica”, o en usar Bankia como el germen de un polo bancario público. Lo explicaba Iglesias el pasado sábado: “Esta campaña va de quién está dispuesto a bajar el precio del alquiler, de qué partido se atreve a hacer una empresa pública de energía para bajar la factura y para que esto del cambio climático no sean buenas palabras y lacitos de colores, sino políticos que pongan límites al oligopolio para que asuman una transición energética”.

En los primeros compases de la campaña, Iglesias ha vuelto a recurrir a la Constitución española como fuente de legitimidad para sus reivindicaciones ante la negociación que se deberá abrir tras el 10N.

Pocos cambios en las listas

La de noviembre no es la primera repetición electoral que se produce en España en este ciclo político. La anterior fue en 2016. Entonces, Podemos sí acometió cambios sustanciales en su estrategia. Entre los principales, la coalición con IU para crear Unidos Podemos. 

Aquella “fusión fría”, como fue denominada después por sus protagonistas, provocó modificaciones en las listas electorales para incluir a la coalición que lidera Alberto Garzón. Esta vez, los cambios serán mínimos. Ni siquiera la ruptura de Equo, que ha dejado Unidas Podemos para aliarse con Íñigo Errejón, supondrá un terremoto en las listas: Juan López de Uralde seguirá como número uno por Álava.

Además, la salida de Juan Manuel del Olmo como número uno por Valladolid permitirá que otra exmilitante del partido ecologista encabece esa candidatura, Marta Santos. El adiós del secretario de Comunicación de Podemos es el principal cambio que se producirá en las listas de Unidas Podemos de cara al 10N.

Otra capital de provincia que variará será la de Albacete, tras renunciar Francisco Casamayor, el que fuera secretario de Organización de Podemos Madrid con Ramón Espinar, hoy fuera de toda estructura orgánica. 

Salvo estos dos, no se esperan más relevos de los cabezas de cartel. En cuanto a las confluencias, En Comú Podem cambiará a su número uno por Girona, donde Laura López sustituye a Joan Luengo. En ninguna de las tres provincias Unidas Podemos logró representación.

En cuanto a Galicia en Común, las listas de A Coruña y Pontevedra volverán a estar comandadas por Antón Gómez-Reino y Yolanda Díaz. Pero la confluencia gallega sí hará algunos cambios importantes. En Ourense la cabeza de cartel pasará de Ledicia Piñeiro a David Bruzos, quien ya fuera diputado en la legislatura corta de 2016 y que rivalizó con Luis Villares por controlar En Marea. Además, se incorporan en otros puestos miembros de la Marea Atlántica, como Adrián Seijas; de Ferrol en Comú, como Suso Bastorrechea; o la excandidata del BNG Marta Rodriguez Engroba.

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