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Opinión - Vivir sobre un polvorín. Por Rosa María Artal

Ciudadanos se encamina a su disolución enredado en su última guerra interna

El secretario general de Ciudadanos, Adrián Vázquez, el pasado martes.

Carmen Moraga

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Ciudadanos da sus últimos pasos, pero sus actuales dirigentes se resisten a echar el cierre definitivo al partido y han decidido “hibernar” hasta las próximas elecciones europeas, para las que falta exactamente un año, y no presentarse a las próximas generales del 23 de de julio con el fin de “rearmarse” de cara a ese próximo “ciclo electoral”.

El tremendo varapalo que la formación sufrió el 28M, que les ha dejado fuera de los parlamentos autonómicos y de casi todos los ayuntamientos en los que tenían representación, sumado a la decisión del comité nacional –jaleada por Inés Arrimadas– de no presentarse a las generales, ha reabierto la caja de los truenos y resucitado al sector crítico del partido que lideró primero Francisco Igea y ha capitaneado después Edmundo Bal. Los dos han reaccionado airadamente al desolador escenario exigiendo dimisiones y alentando el lanzamiento de un nuevo proyecto en el que se integren todos aquellos que ahora se sientan “huérfanos” y crean que merece la pena seguir luchando por un espacio “de centro y liberal”.

El que ha escenificado un mayor enfado ha sido Bal. El abogado de Estado culpaba directamente de la situación a Arrimadas, con la que hace apenas unos meses mantuvo un pulso por los restos del partido, pero lo perdió. Desde entonces la relación entre ambos quedó rota, y el ambiente dentro del grupo parlamentario, afín en su mayoría al portavoz adjunto, terminó siendo irrespirable pese a los esfuerzos de los dos en aparentar lo contrario.

La expresidenta del partido no tardó mucho en anunciar que dejaba la política. Lo hizo este jueves en una comparecencia en el Congreso sin preguntas, en la que, al borde de las lágrimas, reivindicó su pasado y recordó los mejores momentos que ha vivido en Ciudadanos y el hito histórico que logró en 2017 en Catalunya, cuando ganó las elecciones autonómicas frente a los nacionalistas aunque no pudo gobernar. Su despedida no sorprendió a su entorno, que sabía que solo era cuestión de tiempo, ya que entre sus planes no estaba encabezar la candidatura a las próximas generales, fueran cuando fueran. El traslado a Jerez de la Frontera de toda la familia la pasada Semana Santa fue ya toda una pista de sus planes, que adelantó al precipitarse la convocatoria de las generales y comprobar previamente la debacle que había vuelto a sufrir el partido, como vaticinaban todas las encuestas.

El siguiente en despedirse fue Guillermo Díaz, el único diputado que ha sido fiel a Arrimadas durante todo el duelo con Bal. El malagueño y viceportavoz de Ciudadanos dejó un día de por medio para hacer su anuncio este viernes y no restar protagonismo a su jefa: “Es bueno saber irse”, dijo en una comparecencia desde Málaga. “Todos los ciclos tienen su inicio y su final”, añadió, para asegurar de inmediato que seguirá “defendiendo los ideales liberales”. Díaz siempre ha dicho que jamás se iría al PP ni a ningún otro partido cuando dejara Ciudadanos. Y este viernes indirectamente lo ratificaba: “Es importante ser coherente con los ideales y no venderlos”. A Díaz han ido sumándose otras bajas como la de María Muñoz, responsable económica del grupo parlamentario.

A algunos de los candidatos que concurrieron a las municipales y autonómicas del pasado domingo les está costado digerir que la formación se haya quedado sin representación en todas partes salvo en unos cuantos ayuntamientos, después de una campaña en la que el principal mensaje ha sido que iban a ser “decisivos” en muchos sitios porque el espacio que representa Ciudadanos es “más necesario que nunca”. Sobre todo en Madrid, donde ni Begoña Villacís logró sobrevivir, lo que abre la incógnita de si seguirá los pasos de Arrimadas o al final se dejará llevar por los cantos de sirena del PP. Dirigentes populares no han tardado nada en volver a invitar a todos los cargos de Ciudadanos que así lo deseen a recalar “en la casa común” para aglutinar todo el voto de centroderecha en el PP.

Al ser preguntada por esta redacción sobre sus planes, la vicealcaldesa en funciones se ha limitado a contestar: “Yo ya tuve mi despedida el domingo”. “Hemos hecho demasiado el ridículo”, lamenta a toro pasado el candidato de un importante municipio de Madrid en donde han pasado de tener una discreta representación a desaparecer. La desbandada de dirigentes comenzó al día siguiente de la noche electoral con la dimisión de Félix Alvárez, en Cantabria.

El incendiario mensaje de Carlos Cuadrado

El mayor enfado se ha canalizado contra los miembros del comité permanente que participaron en el proceso de la llamada refundación, a los que algunos acusan ahora de haber estado “viviendo a cuerpo de rey” durante todos estos meses gracias a las saneadas cuentas que dejó el anterior tesorero, Carlos Cuadrado, que fue despedido el pasado mes de marzo, mientras cerraban sedes y despedían a un buen números de trabajadores después de cada batacazo electoral. El propio Cuadrado, según desveló este miércoles El País, envió un durísimo mensaje de WhatsApp al chat de un grupo de dirigentes de Ciudadanos poco después de que el secretario general de Ciudadanos, Adrián Vázquez, anunciase en rueda de prensa que la formación no se presentará a las elecciones generales del 23J. “Ladrones, organizad un congreso para decidir si se disuelve el partido, pero no os quedéis la pasta de los ahorros de este partido. Vividores, sois unos sinvergüenzas, pagad las deudas”, les soltó Cuadrado.

Ese mismo miércoles, también Edmundo Bal y algunos otros cargos del partido criticaban a la nueva cúpula por querer reservar dinero para aguantar hasta la campaña de las europeas para su propia supervivencia. Después de llamar “cobardes” a “los que están dirigiendo este partido”, Bal les acusó de “haber decidido guardarse el dinero que hay en la caja para poder hacerse una campaña en las elecciones europeas”. El misil iba directamente contra el actual secretario general, Adrián Vázquez, que desde la marcha de Luis Garicano es el jefe de la delegación de Ciudadanos en Bruselas y al que muchos presuponen que dentro de un año querrá encabezar de nuevo la candidatura electoral al Parlamento Europeo. “¿Eres el responsable del partido y sigues adelante para que en las siguientes te coloquen a ti en el Parlamento Europeo? ¡Esto es demencial y no tiene pies ni cabeza”, le lanzó Bal a Vázquez.

El partido ha presumido a lo largo de estos últimos dos años de tener sus cuentas saneadas y de no deber “ni un euro a los bancos”, dado que no piden créditos. Incluso aseguró que la sede de la calle Alcalá de Madrid –un imponente edificio de seis plantes junto a la plaza de toros de Las Ventas– no peligraba, al tener pagado su alquiler hasta finales de año. Luego anunciaron que planeaban dejarla y mudarse a un sitio más céntrico de Madrid y más económico, ante la pérdida de ingresos. El partido se financia exclusivamente con las cuotas de los afiliados (cuyo censo se ha reducido estos años a menos de 8.500), las cuotas que aportan los cargos electos, las subvenciones institucionales que recibe el partido y las aportaciones de los grupos. También con las donaciones privadas que, según la ley, no pueden sobrepasar el límite de 50.000 euros por persona y año.

Según el informe y la memoria económica de las cuentas de 2021, que desveló The Objective, “la formación naranja contaba entonces con un cómodo colchón económico de 11,6 millones de euros con el que afrontar el exigente ciclo electoral de 2023”, dato que ha sido confirmado por más de una fuente a esta redacción. En 2022 los presupuestos presentados y subidos a la web del partido arrojaban un balance entre ingresos y gastos de 1.760.000 euros a favor. Pero el partido solo publica cifras globales, sin especificar ni detallar los gastos de cada partida. 

“Gastos de representación” por medio millón de euros

En el último presupuesto presentado al consejo general, correspondiente a 2023, no se incluía la previsión de gasto para la campaña electoral de la doble cita del 28 de mayo. En 2018, año de las elecciones andaluzas, en cambio, el presupuesto reservaba como “provisiones para campañas electorales” 1.035.141 euros.

En el documento del presupuesto para 2023, al que ha tenido acceso elDiario.es, se explicaba que el partido se iba a enfrentar ese año “a una campaña electoral doble, municipal y autonómica en todo el territorio nacional, con su precampaña correspondiente más una campaña para elecciones nacionales, también con su precampaña. Y los inciertos resultados de cualquier proceso electoral hacen especialmente difícil la elaboración de un presupuesto para todo el año”, se justificaban. elDiario.es ha solicitado el detalle de los gastos del 28M, pero por el momento no ha recibido ninguna contestación.

La dirección del partido también avisaba esta semana de que habían celebrado “una asamblea extraordinaria y una nueva dirección ha tomado el timón del partido”, por lo que habían afrontado gastos también extraordinarios para “la nueva imagen corporativa, cambios de estructura en la plantilla del equipo de empleados, resolución de asuntos heredados e iniciativas capaces de dar la vuelta al partido que siempre se traducen en gastos importantes, que el presupuesto de este año ha debido incorporar”.

Estas cuentas finalmente fueron aprobadas el pasado mes de marzo por el consejo general, máximo órgano del partido entre asambleas. En aquella reunión, algunos consejeros preguntaron si la partida de 460.080 euros correspondiente a los “gastos de representación” se refería a la actividad relacionada con los quince miembros del comité permanente en su actividad orgánica y la respuesta fue que sí, que de ahí salían los “complementos salariales” de la permanente. Lo que se desconoce es cuánto cobra cada miembro de ese órgano interno, aunque las fuentes consultadas por esta redacción aseguran que entre “3.000 y 4.000 euros” mensuales, y “a algunos, además, se les ha pagado el alquiler de la casa”. “Es una falta escandalosa de transparencia”, coinciden en opinar varios miembros del sector crítico.

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