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El futuro político de Pablo Casado queda en manos de la jueza del caso Máster

Pablo Casado, durante su comparecencia en Moncloa tras reunirse con Pedro Sánchez.

Marcos Pinheiro

La investigación sobre el Máster de Pablo Casado que comenzó en los Juzgados de Plaza de Castilla está más cerca de acabar en el Tribunal Supremo. La jueza de Madrid que ha ahondado en el posgrado que cursó hace una década el presidente del PP ha interrogado ya a profesores y alumnos, y ha confirmado que a algunos compañeros de Casado les regalaron el título sin hacer nada. Ahora está en su mano pedir al alto tribunal que impute al líder de los conservadores.

Carmen Rodríguez-Medel había marcado esta semana para aclarar si en el Máster de Derecho Público algunos alumnos VIP gozaron de un trato de favor. Se les eximió de ir a clase, convalidaron la mayoría de las asignaturas y no tuvieron que entregar nada para aprobar. Añadieron una línea a su currículum sin ningún esfuerzo.

El objetivo de la jueza, al frente del Juzgado de Instrucción Número 51 de Madrid, era determinar si Casado tenía que ser investigado en este caso. Lo dejó claro cuando denegó en un primer momento elevar el caso al Supremo, como pedía Cristina Cifuentes, con quien se abrió esta investigación. En un escrito, la jueza señaló que que esa decisión estaba supeditada al “estudio detallado que arrojen las diligencias de investigación que se practiquen en la pieza C”. La mayoría de esas diligencias se han practicado en estos días.

Así, la semana clave en la investigación del máster ha acortado los poco más de cinco kilómetros que separan los juzgados de primera instancia del Tribunal Supremo. La jueza ha comprobado que tres compañeras de Casado, con un expediente calcado al suyo, aprobaron sin ir a clase. Una ha reconocido que ni siquiera entregó trabajos, mientras que las otras dos han sido incapaces de demostrarlo. No han aportado un solo documento que demuestre que cursaron el título que obtuvieron

Dos de esas alumnas tienen vínculos con el PP. Alida Mas Taberner era alto cargo de la Generalitat valenciana y María Mateo Feito es hija de una exasesora del Gobierno de Cifuentes y trabajó en el Ministerio de Empleo durante el Ejecutivo de Mariano Rajoy. La tercera, María Dolores Cancio, era becaria del catedrático Enrique Álvarez Conde, el responsable del máster.

En su declaración aseguro que fue este profesor quien le recomendó matricularse para acceder al doctorado. Le dijo qué asignaturas convalidar, le dio permiso para no ir a clase y ni siquiera le exigió que entregase nada para obtener el título. Según resumieron algunos abogados al término de la declaración, vino a decir que le regalaron el máster. Fuentes jurídicas confirman que es la impresión que le quedó a la jueza después de escucharla.

La confesión de Cancio pone en aprietos a Casado, que ya dijo en una rueda de prensa que Álvarez Conde había sido su tutor y guía en el máster. Trató con él y con nadie más. Según su versión, le entregaba a él personalmente los trabajos que hizo para aprobar. El catedrático no ha confirmado esta versión ante la jueza porque se negó a declarar.

Tampoco la declaración de la profesora Alicia López de los Mozos ayuda al presidente del PP. Imputada por falsificar notas de alumnos, ante la jueza dijo que no recordaba nada de la edición 2008-2009 del máster. Ni si había que ir a clase, ni si se entregaba un trabajo a final de curso. Llegó a decir que ni siquiera recordaba al propio Casado.

López de los Mozos puso a Casado un sobresaliente en su trabajo más importante, la investigación que supuestamente plasmó en un documento de 50 páginas. La jueza le preguntó si conservaba emails de aquella época que demostraran un intercambio con Casado, alguna prueba de que envió sus trabajos. La profesora dijo que había borrado su carpeta hace tiempo y no conservaba nada.

Según el presidente del PP, entregó ese y otros tres trabajos para aprobar las cuatro asignaturas que no convalidó. El problema es que la jueza no los ha visto. La Universidad no los encuentra y él solo ha mostrado su portada, se ha negado a enseñar nada más. Ningún periodista, a pesar de que Casado presume de haber dado todas las explicaciones, ha podido ver el contenido de los cuatro documentos que exhibió durante una rueda de prensa.

Tampoco han ayudado a Casado las declaraciones de los alumnos que, sin trato VIP, tuvieron que esforzarse para conseguir el título. A la jueza le han dicho que era obligatorio ir a clase -como figura en las guías docentes de ese curso- y que no era un máster semipresencial. Coincidieron tanto en las aulas que forjaron una amistad que desembocó en la tradición de quedar a tomar cervezas todos los viernes. A las puertas de juzgado se han saludado amistosamente. Ninguno recuerda haber visto a Casado ni al resto de alumnas imputadas en clase.

La última declaración de la semana también ha puesto las cosas difíciles al líder de los conservadores. El profesor Pablo Chico de la Cámara acudía a declarar por el caso Cifuentes, pero ha salido también imputado por el de Casado. La jueza le acusa de prevaricación administrativa pro haber aprobado a alumnos que no cursaron el máster.

Rodríguez-Medel ya tiene sobre su mesa prácticamente todas las pruebas. Falta un informe de la Guardia Civil sobre la actividad profesional de los alumnos investigados cuando cursaron el máster y que la Universidad envíe información sobre otros posgrados de parecidas características. Quiere comprobar si en el de Casado se hicieron atajos para aprobar a los alumnos.

La jueza ha pedido que ese informe esté sobre su mesa como tarde el próximo día 8. A partir de ahí puede decidir si pide al Tribunal Supremo que impute al presidente del PP por prevaricación administrativa y cohecho impropio. Algunas fuentes indican que la decisión podría darse en los próximos días, antes de que acabe el mes de agosto.

Lo que la magistrada ha dejado claro durante la instrucción del caso es que no le va a temblar el pulso para tomar decisiones para esclarecer los hechos. Según se hizo cargo de la investigación, imputó a los profesores y compañeros de Cifuentes. En cuanto la expresidenta perdió el aforamiento fue citada como investigada. Ha ido imputando a todo aquel que pensaba que podía tener alguna responsabilidad, y ha citado como testigo a todos los que pudiesen arrojar algo de luz a la causa.

De la decisión que tome depende en buena parte del futuro político de Casado. Fue elegido hace hace 15 días como líder del PP con la promesa de ser “implacable contra cualquier conducta irregular”. Los estatutos de la formación dicen que se tiene que abrir expediente a aquel cargo que sea imputado. De los novedades del caso Máster depende que el Comité de Derechos y Garantías se vea obligado a abrir una investigación contra el propio presidente del partido.

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