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ENTREVISTA | Portavoz del PSOE en la Asamblea de Madrid

Ángel Gabilondo: “No es momento de quitar o poner gobiernos aquí o allá”

El portavoz del PSOE en la Comunidad de Madrid, Ángel Gabilondo.

Esther Palomera

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Es más de pensar que de gritar, de acordar que de confrontar, de excusar que de acusar. Ángel Gabilondo (San Sebastián, 1949) es de esos políticos que rara vez sube el volumen de su voz, ni siquiera para señalar los errores del contrario, que en esta ocasión prefiere ni mencionar porque no es momento más que para acordar, construir y generar espacios de consenso para eso que Pedro Sánchez ha llamado la reconstrucción nacional.

En su caso, no ha habido que convencerle porque desde el principio era un convencido. Tanto que hay quien en sus propias filas sostiene que la popular Isabel Díaz Ayuso tiene la oposición más dentro que fuera de su Gobierno, por la complicada relación entre los socios del Gobierno regional. Pese a todo, él insiste en que el partidismo y el sectarismo no tienen cabida en ese proyecto que ahora España necesita. Tampoco en Madrid, la región con mayor número de muertos y contagiados por el coronavirus.

“Tenemos que dejar a un lado a aquellos que pretendan ocupar espacios de protagonismo y rentabilizar esto para alcanzar algún tipo de poder. Quien esté en esa dinámica no se ha enterado de lo que pasa”, afirma en esta entrevista telemática a la que le costó conectarse. Lo suyo siempre fue la metafísica, el ser, sus principios y las consideraciones más profundas. Lo de la tecnología sólo lo sobrelleva.

Los ciudadanos están cumpliendo su parte del esfuerzo colectivo, ¿pueden decir lo mismo los políticos?

Unos, sí y otros, no. Pero en general siempre creo que estamos por cumplir lo que tenemos que hacer. Tenemos que hacer más y hacerlo más coordinadamente. Y ser conscientes de que esta es una situación que, como no abordemos con seriedad, puede conducir a alguna forma más o menos velada de cataclismo social, económico y, desde luego, laboral.

Las grandes crisis requieren de grandes liderazgos. ¿Atisba alguno en el horizonte?

Bueno, quizás necesitamos un liderazgo, pero probablemente de otro tipo, además del convencional. No se trata de ese tipo de liderazgo en el que uno se ponga al frente y los demás le sigan, sino un liderazgo que aglutine voluntades, que coordine esfuerzos y genere espacios de colaboración institucional. Ese es el que necesitamos. Claro que esto se trata de construir también entre todos. No echo la culpa a nadie, pero es verdad que añoro eso, que generemos ese espacio y que haya esa mentalidad de que el liderazgo no consiste en una forma de aglutinar y que te sigan sin más, sino de generar espacios de trabajo compartido, coordinado y de colaboración para ser eficientes y solventes. Eso es lo que me parece que hace falta.

¿Hay espacio en el actual marco político para el acuerdo de reconstrucción nacional que pide el presidente del Gobierno?

Creo que sí, que ese espacio existe, pero cuando digo que existe, quiero decir que existe la posibilidad de construirlo. Si creemos que hay que ir a algún lugar existente, nos equivocamos. No hay que ir a un lugar anterior porque evidentemente ese tiempo ya no está. Estamos en otro mundo. Añorar que vamos a retornar a no sé qué normalidad, me parece un error. Me parece que lo que ahora ocurre es que tenemos que casi generar un espacio distinto, y en democracia siempre existe ese espacio. Lo que pasa es que hay que profundizar exactamente en la democracia para darle cuerpo. El partidismo, el sectarismo, no tienen cabida en ese proyecto que España ahora necesita. 

¿Cómo se profundiza la democracia en tiempos de pandemia?

Primero, hablando con toda sinceridad, con toda sencillez y con toda confianza a una ciudadanía que es madura para reclamar su apoyo. No creo que vaya a haber un grupo de más o menos selectos visionarios que nos saquen de esta. Por eso digo que hay que generar espacios de participación colectivos. Tenemos que dejar a un lado, si es posible, a aquellos que pretendan ocupar espacios de protagonismo y quieren rentabilizar esto para alcanzar algún tipo de poder o para tener mayor apoyo de no sé qué tipo. Quien esté en esa dinámica no se ha enterado de lo que pasa. No es momento de quitar gobiernos o poner gobiernos aquí o allá. No es eso de lo que se trata ahora mismo. Se trata de afrontar una situación tremenda por los muertos que ha habido, por los enfermos que hay y porque nos ha tocado todas las estructuras en las que creíamos estar acomodados.

Alguno dice, ¿pero nos puede describir el lugar al que vamos? Y la respuesta es 'no'. Lo que sí puedo decir es cómo podemos trabajar juntos y en qué horizontes. Pero ese lugar al que vamos, es el que hay que hacer. Si uno ve los procesos democráticos, la configuración de la democracia, tampoco estaba diseñada previamente. La Constitución no se la encontraron un día en un cajón. La tuvieron que hacer. Y ahora toca hacer.

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En su comparecencia en la sesión de control en la Asamblea, la presidenta de la Comunidad se ha quejado esta mañana de falta de apoyo de la oposición, ¿ha generado Díaz Ayuso el marco de confianza en Madrid que ella reclama a Pedro Sánchez?

Yo le expreso apoyo a ella y a todos los grupos, pero el apoyo no se puede entender como la adhesión a un camino y unas fórmulas que a mí no me parecen adecuadas. Que abra un proceso para que estén todos los grupos políticos, los sindicatos, los municipios, los agentes sociales, los empresarios... La confianza se genera así, no siendo agradable y encantador. Eso viene muy bien, la verdad, pero la confianza se genera así, viendo que también confían en ti cuando creen que te necesitan. Además, ahora nos necesitamos. Si hay alguno que crea que no necesita a los demás, se equivoca.

Ahora, si entiende que no nos necesita para ir a un lugar en el que ya está, pues no. El acuerdo no es el camino de uno hacia el otro, sin más. Esa relación de ponerte con alguien en esa complicidad de buscar juntos qué hacer es lo que yo pido. Me parece  lo más democrático. Yo me pongo al lado de todos los que quieran y de toda la ciudadanía que quiera, y de todos los grupos que quieran y de todos los presidentes y presidentas que quieran ir en una dirección trabajando juntos cada uno en su responsabilidad. No estoy hablando de una especie de multiplicación de presidentes, sino de cada uno según su responsabilidad. Pero vamos a ver hasta dónde llegamos y si no llegamos, que haya sido juntos.

¿Tiene la impresión de que Ayuso se ha convertido en la cabeza más visible de la confrontación con Pedro Sánchez, como ocurrió en su día con Esperanza Aguirre contra Zapatero?

Quienes le están dibujando ese personaje no le hacen un favor porque cuando a uno se le pone en esa tesitura y se le somete a unas tensiones personales, sociales y políticas, hay gente que lo aguanta porque coincide la persona con el personaje. ¿Aquí coincide? Pues no lo sé, pero a mí me parece un grave error la estrategia de la confrontación. Y creo que a la ciudadanía le parece el mismo error. Hablo con todo tipo de personas y si algo nos están diciendo desde todos los sectores con los que hablo es: “Por favor, pónganse ustedes de acuerdo”.

Hay una especie de desánimo general por esto. Y algo más, hay una cierta sensación de que se nos va a impugnar. Si no nos ponemos de acuerdo, se nos va a impugnar globalmente como partidos, como políticos y como personas de responsabilidad. ¿Cómo te vas a poner de acuerdo con alguien que no piensa como tú?, me dicen. Pues yo creo que eso es un acuerdo. El acuerdo solo se produce de verdad cuando es con alguien que no piensa como tú. Se puede pactar y se deben también pactar los desacuerdos. En unas cosas no será posible, pero en otras muchas, sí. Llevémoslo a lo más lejos que se pueda. En Madrid, con 73.000 ERTE y más de 400.000 personas afectadas por ellos, donde hay mucha gente en vulnerabilidad, yo siento la urgencia y la emergencia de esa necesidad.

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Dice Ayuso que Madrid ha ayudado a despertar a España en esta crisis. ¿Cómo se explica entonces que sea la Comunidad con mayor número de muertes y de contagios y con el mismo déficit de material de protección para los sanitarios?

El Madrid que me gusta es el abierto, colaborador y solidario, y que además no haga esta especie de –no digo que alguien lo haga, ¿eh?– supremacismo. Vale, somos los mejores, somos los que tenemos la mejor renta per cápita, el mejor sistema sanitario, lo mejor de todo. Pues, muy bien, pero una vez que tenemos ya todo lo mejor del mundo, también tenemos un desafío que nos está dejando en evidencia nuestras limitaciones. Y no me regodeo en las limitaciones, solo digo que las identifiquemos para resolverlas. Y le diré que tampoco me parece adecuado ni quiero que Madrid se erija en el bastión contra el Gobierno de ningún sitio. Lo que nos está pasando es muy duro. Hay que ver los datos al final porque algunos dicen que no tenemos los datos completos de todas las comunidades autónomas. No lo sé. Otros me dicen que hay que esperar a los datos finales. ¿Qué pasa en otros países? ¿Se verá que no es tanta la diferencia? Tampoco lo sé, pero en este momento, con los datos que tenemos, es muy llamativo lo que ocurre en Madrid. Y esto lo tenemos que analizar con mucha frialdad, sin sacar rentabilidad política.

Nuestro sistema sanitario ha demostrado que es extraordinario en sus profesionales y ha demostrado que tiene muchísimas competencias, pero también se ha vislumbrado que habiendo hecho 12 hospitales no teníamos más camas ni preparación para lo que es un conflicto de salud pública y lo que es poner a prueba las UCI que teníamos. Teníamos  un sistema económico basado mucho en el turismo, en los servicios. Pero cuando eso se debilita, de repente, hemos descubierto que tenemos poca industria y que esos nueve millones de turistas que vienen a Madrid todos los años, ahora igual resulta que no vienen. En resumen, que tenemos que ponernos juntos a ver esto que llamamos reconstrucción. A ver si somos capaces de repensar todo. Y aquí hay que contar con todos, también con los municipios, que son los grandes olvidados, que en Madrid son 179.

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¿Hay una relación causa-efecto entre los recortes que se aplicaron a la Sanidad pública durante años y las consecuencias de las crisis sanitaria en Madrid?

Quizá es duro decir causa efecto, pero entiendo muy bien la pregunta y así lo he sentido, claro. Hay una incidencia clara de eso en lo que sucede. Inciden muchas cosas, pero esa claramente. Se insiste en que no ha habido recortes porque ahora hay más presupuesto para sanidad del que había. Pero bueno, se miden otras cosas como la inversión que se hace por habitante. Esto es importante, y también el número de camas o el alcance en la atención primaria. En relación a la pregunta, no diría causa-efecto porque entiendo que los casos son multicausales, pero hay una incidencia muy clara y muy importante en Madrid. Se venía señalando que esto era un peligro porque se estaba debilitando el sistema.

Hay quien sostiene que hay más oposición dentro del Gobierno de Ayuso que fuera por la difícil cohabitación entre los socios...

Es que, en general, los gobiernos de coalición tienden a tener sus problemas. Y no pondré más ejemplos. Lo que me importa a mí no es tanto si los tienen sino cómo los afrontan y qué mecanismos de articulación tienen ante los problemas que pueden plantearse. Es aquí donde yo, en la Comunidad de Madrid, he notado a veces también que chirriaban ciertas cosas y que esto puede haber producido también algunas dislocaciones. Ellos señalan que no y que hay una unidad de acción. Pero a veces parecería que sí. Y esto parece que tiene que ver con otra cosa que no acabamos de enterarnos, y es que el Partido Popular más Ciudadanos no tiene mayoría en Madrid. De hecho, el Partido Popular más Ciudadanos tienen menos diputados que el PSOE más Más Madrid. Entonces, ¿dónde se rompe o se gana o se arregla todo esto? Pues claramente en Vox. Y por eso aquí es donde la cosa se complica, ya no solo la relación entre el PP y Ciudadanos, es la incidencia que tiene Vox en el Gobierno y que hace que el PP tenga alguna tendencia a no perder de vista ese lugar que pueda perderse mientras Ciudadanos parece que siente mayor incomodidad en reconocer esa influencia. Y entonces ahí estamos, siempre, mirándonos todos de reojo. Creo que los gobiernos de coalición van a acabar siendo muy necesarios muchas veces, salvo que alguno piense que de repente va a haber algún partido que va a sacar una mayoría absoluta aplastante. Bueno, yo si eso ha de ocurrir, ya sabría a quién prefiero, pero también digo que no lo veo muy probable y muy próximo.

“No es momento de trastornar las relaciones de poder” 

¿Augura futuro a este Gobierno teniendo en cuenta cómo están dirimiendo sus diferencias, incluso en público, como en el caso de las residencias de mayores?

No sé. Dicen algunos que el poder une mucho, que es una amalgama extraordinaria y que finalmente las disyuntivas en las que se encuentran, las sobrevuelan por un interés superior que suele ser el bien de la ciudadanía. Pero también influye un poco lo que une el poder. Y ahí creo que también deben tener alguna preocupación por la alternativa que pueda plantearse. Eso les mantendrá con alguna estabilidad. De todas maneras, quiero señalar que siendo mi obligación al estar en la oposición querer democráticamente un cambio en Madrid, creo que en este momento, hoy no es mi prioridad. No sé si lo será dentro de tres meses, pero en este momento la prioridad es abordar conjuntamente los problemas de la ciudadanía. No estoy en estrategias de dinamitar...

¿Quiere decir que no es momento de mociones de censura, ni aunque se rompiera la relación que mantienen Ciudadanos y el Partido Popular?

Si se rompiera esa relación, probablemente se plantearía ya una crisis de gobierno, y entonces estaríamos en alguna otra cosa. Pero yo en este momento casi mandaría este mensaje: no es momento de trastornar las relaciones de poder en ninguna institución, sino de fortalecer la acción y trabajar en la dirección de resolver los problemas de los ciudadanos. Siempre debe ser la prioridad, pero en este momento es una emergencia y una urgencia. En este momento vamos a salir de esta juntos y habrá tiempo de hacer lo que haya que hacer. Dicho lo cual, autonomía municipal, autonomía en cada comunidad autónoma y autonomía en el Gobierno de España y en el Congreso y en el Senado. No quiero decir lo que hay que hacer, sólo cómo lo siento yo. Y ahora la prioridad es otra.

La Fiscalía ha abierto una investigación en 90 residencias, 40 de ellas en la Comunidad de Madrid. ¿Se ha interesado alguna vez la oposición por lo que ocurría en estos centros?

Sí, esto es una constante. Es un clásico de los plenos de la Asamblea de Madrid, pero no en esta legislatura, también en las anteriores. La incertidumbre ante el modelo de residencia, con independencia del debate público, privado o concertado. Hay un sistema concertado que es donde, según los datos, ha habido muchos malos resultados. Lo que está claro es que, con independencia de esto, ha cambiado la idea misma de qué es una persona mayor en una residencia. La mayoría tienen muchas enfermedades y tienen mucha medicación. Son dependientes muchos de ellos y, por tanto, la residencia no es un hostal ni un recinto hotelero donde viven personas, sino que exige una atención sociosanitaria. Y si no tienen la dimensión sociosanitaria, la cosa va mal porque la gente que ha trabajado allí, desde luego, a veces mal remunerada, incluso hace un esfuerzo extraordinario y heroico.

Me preocupa muchísimo que no acabemos de entender que las residencias no son espacios residenciales sin más y que ahora qué. Es de tal calibre lo que se precisa que a mí me parece que tampoco puede la residencia salir sin más como una especie de subasta en un mercado donde el que ponga precios más adecuados, se hace con esos servicios. Yo creo que tienen otra dimensión y que deben estar vinculadas a una prioridad social extraordinaria. ¿Y qué pasa? Por ejemplo, en Madrid decía que el 28% de las residencias no tienen ninguna suerte de espacio sanitario o médico. Tendremos que cambiar el concepto de residencia y tendremos que cambiar el concepto también de cómo se contrata eso. No digo que la colaboración pública privada no tenga sus efectos y buenos efectos en muchos sentidos, pero desde luego ahí tenemos que garantizar los pliegos de concursos o todas estas dimensiones que decimos, además de hacer un esfuerzo económico mayor para tener continuidad. Comprendo que el consejero de Políticas Sociales se sienta consternado por esto. Y comprendo también que se haya decidido que el consejero de Sanidad se ocupe de ello.

¿Y no será que Ayuso pretende imputar el balance de los geriátricos en el debe de sus socios para orillar la responsabilidad de lo ocurrido en los geriátricos?

Espero que no sea esa su intención. Este es un asunto sociosanitario e hicieron una especie de mando único también en Madrid, que eran estas dos consejerías más la de Justicia porque también ha habido una intervención de la UME o de bomberos casi un poco de higienizar o purificar, que es una palabra espantosa, para que aquello pudiera tener ciertas condiciones. Pero así no se resuelve el problema si no se hace desde la dimensión sociosanitaria. Lo que sí es cierto es que produce una sensación social de que efectivamente el consejero de Políticas Sociales está como señalado. Pero yo también creo que en esas circunstancias es muy difícil hacer y creo que él ha trabajado muchísimo. No hago valoraciones técnicas de los aciertos. Habrá tiempo de hacerlo, Pero quiero añadir también en este capítulo a las residencias para personas con discapacidad, que han tenido una singularidad muy grande y se han visto afectadas.

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Salud pública, un concepto que sobrevuela la Autonomía 

Más allá de lo ocurrido en lo asistencial dentro de las residencias y si hay o no que repensar el modelo, ¿hay que darle una vuelta al Estado de las autonomías en lo que respecta a los mecanismos de cooperación?

Hay dos cosas importantes en el capítulo 2 de la Constitución que nos lo teníamos que grabar a fuego en la frente los que estamos en todas las autonomías, y que es el derecho a la autonomía de nacionalidades y regiones y la necesaria solidaridad entre ellas. Este sistema se sostiene en un principio de solidaridad que debe ser solidaridad financiera, solidaridad en todos los ámbitos. Pero si la solidaridad entre comunidades no es decisiva, es como si no cuajara el sistema autonómico. El sistema autonómico no es solo un sistema de independencias. Yo no soy defensor de la independencia de las autonomías. Soy defensor de la autonomía, entendida exactamente como un principio de colaboración, de solidaridad y de rendición de cuentas públicas porque las comunidades son Estado. Una vez dicho esto, yo no pondría en cuestión el sistema de autonomías, pero sí que las autonomías han de interiorizar que los consejos interterritoriales entre comunidades son fundamentales para buscar principios de articulación que, hoy por hoy se logran mucho a través de un sistema de financiación adecuado.

También ocurre otra cosa sobre el concepto de salud pública. No lo hemos interiorizado muy bien y en algunos lugares se ha puesto como un ámbito secundario cuando tiene que ocupar un protagonismo tremendo. Si el virus  entiende poco de fronteras autonómicas y nacionales, obviamente necesitamos un concepto de salud pública muy universal. Hay que darle esa dimensión nacional al sistema de salud. Esa es la clave exactamente de las autonomías que yo pongo en cuestión. Yo no cuestiono en absoluto el sistema, que es muy bueno en muchas direcciones, pero sí hablo del concepto de salud pública como un concepto que sobrevuela la idea misma de autonomía.

Me refería a las dificultades del mando único para adoptar decisiones en las autonomías durante el estado de alarma...

El mando único tampoco significaba quitar las competencias a cada autonomía, pero los principios de articulación acaban definiéndose en las personas concretas, que son los que articulan eso o dan voz a esa articulación. Es verdad que lo del mando único se entiende regular, como aquella que decía “yo soy la autoridad”. Y ahí es donde ahora todos nos amparamos en una o otra cosa. Incluso los que querían poder central del Estado lo ven regular. Los aciertos se los queda uno. Nadie quiere hacerse dueño de los errores. Pero yo sí quiero subrayar que nunca, nunca, con mando único y sin él, las autonomías han perdido la competencia para los servicios públicos para comprar material ni nada por el estilo.

No hablo tanto de competencias, sino de mecanismos de coordinación...

Claro, es que teníamos que configurar incluso el procedimiento. Esta mañana ha hablado un representante político de un método que me ha parecido muy cartesiano, pero la idea es casi de configurar un modo de proceder. Y eso significa también confianza, consensos, credibilidad y dejadle a alguno que vaya construyendo eso casi a diario. Y eso ha funcionado. Unas autonomías han hablado más con el ministro que otras, pero en todo esto hay que generar una red de confianza que a veces es también una red personal. 

¿Es presentable que la presidenta de la Comunidad de Madrid llegue dos horas tarde a una reunión con el  presidente del Gobierno y el resto de autonomías por ir a Barajas a recibir un avión con material sanitario?

Supongo que ella pensaba que iba a recibir el avión y que luego, de paso, iba a ir a otro lugar. Pero lo que sí está claro es que llega dos horas tarde. En general no está bien, pero a veces tiene explicación y justificación. Y no sé si en este caso no la tenía. Al menos hasta donde yo sé. Desde luego, en mi escala de valores esto es también muy importante. Es mucho más importante estar en la reunión que estar recibiendo el avión, y eso que yo agradezco que los aviones lleguen. No me parece razón para llegar tarde a una reunión de esa envergadura.

La derecha dice que Sánchez quiere poner mordazas en lugar de mascarillas a los españoles, pero Ayuso ha anunciado una auditoría en Telemadrid en plena crisis, ¿no es esta una forma de ejercer presión sobre la cadena pública?

A mí me extraña muchísimo que haga eso en este momento. En este momento, además, no se dan las condiciones habituales de desarrollo del trabajo. Todos sabemos que estamos haciendo el trabajo también como podemos. Lo mejor que podemos. Y lo que sí es cierto es que no está la plantilla en un contexto habitual de normalidad laboral para ver el funcionamiento, salvo que quiera hacer una prueba de estrés para ver cómo funciona en una cadena pública en un momento de emergencia. Creo que no debe hacerlo. Lo que debiera hacer es transmitir públicamente confianza. Y en este momento, una cosa de estas más bien genera cierta sensación de ver qué es lo que ocurre ahí, por no decir palabras como controlar, que yo suelo decir poco pero que se me escapan así de paso. Telemadrid necesita que se valore muy bien su trabajo, que se busquen procesos de rentabilidad social y de producción propia. Necesitan apoyo y confianza para ser abiertos, plurales y diversos porque no son vehículos de expresión de ningún gobierno. Y por eso este hecho añade otros ingredientes de inquietud, si junto a esto se trasluce socialmente alguna sensación –que creo que no será el caso– de querer embridar a la televisión pública de Madrid.

¿La Guardia Civil está para controlar la difusión de bulos en las redes sociales?

Bueno, yo de Guardia Civil soy poco experto, pero sí tengo mi opinión. Creo que debe estar para proteger derechos y libertades. Y, desde luego, también para denuncias cuando se puedan ver afectados los derechos y las libertades. O anticiparse cuando cree que derechos y libertades han sido afectados por algo o que afectan incluso también a la salud pública. En este debate, no es bueno el mensaje de pensar algo así como que la Guardia Civil tiene que ir tratando de poner cortapisas a la libertad de expresión. Yo creo que esto de ninguna manera, y también lo explicó el Gobierno, que era lo último que no buscaba en absoluto nada de esto. Y no me parecieron muy afortunadas esas declaraciones, y no tengo más que la máxima simpatía para quien las hizo, si bien creo que no estaba anunciando algo así como que tenía controlada la libertad de expresión del país para que nadie hablara contra el Gobierno. No se trataba de eso.

¿Cómo se imagina en la “nueva normalidad” de la que habla el presidente del Gobierno?

En general la palabra normalidad me inquieta bastante, no me suele gustar. Siempre que se habla de lo normal acabas diciendo que enfrente hay algo patológico. Esa palabra es muy inquietante. Se suele emplear muchas veces para excluir. Esta es la verdad. Y por eso yo, al pensar que hay que volver a una normalidad, a las familias normales, a las personas normales, pues no sé... Yo creo que hay una rareza que convendría preservar. Si lo que quiere señalar es que vamos a ir a algo diferente de la normalidad anterior, me parece bien, pero va a haber espacios de tal incertidumbre que no vamos a poder definir nunca una normalidad tan clara como algunos quieren, ni siquiera el tiempo que nos queda de vida.

Lo que se va a instalar es una incertidumbre, y no una normalidad, y que en esa incertidumbre tendremos que aprender a vivir y a decidir en contextos de incertidumbre. Lo tendremos que hacer de la única manera posible, que es conjuntamente, participativamente y democráticamente, porque en espacios de incertidumbre también pueden aparecer visionarios que no tienen incertidumbres. Me dan mucho miedo los que no tienen incertidumbres. Espero que el presidente las tenga, estoy seguro de que sí, y también de que saldrá de ellas por la vía de un acuerdo democrático, pero no hablaría de una nueva normalidad. No parece que llegaremos a un sitio de remanso de paz, como si esto fuera un lugar de paso. ¿Es un lugar de paso la epidemia? Desde luego, pero es también un lugar de acceso a un espacio en donde siempre estaremos con más consciencia de la amenaza. Los seres humanos hemos vivido con una cierta prepotencia, y ahora hemos descubierto que somos muy volubles y muy efímeros.

¿Y después de este golpe a nuestra vulnerabilidad, qué paisaje vislumbra para el día después en Madrid?

Madrid es una región extraordinaria desde muchísimos puntos de vista. Aquí hay mucha bondad. Me dicen algunos que creo yo demasiado en la bondad del ser humano. No lo sé, lo he preferido. Aquí hay mucha bondad, ya que hay mucho conocimiento. Tenemos grandes universidades, centros de investigación, centros de innovación… Pero tendremos que afrontar grandes retos. Uno muy claro será la desigualdad. Hay mucha vulnerabilidad. Muchos sectores de la población que tienen enormes dificultades para poder vivir y sobrevivir en condiciones dignas. Debemos empezar a creer todos que los servicios públicos, la sanidad, la educación, las políticas sociales o las ayudas a la dependencia deben ser nucleares. Creo que el futuro ha de ser y será de prosperidad y bienestar, pero hay que juntar esas dos cosas, hay que juntarlas. No puede ser la prosperidad a costa del bienestar ni que siendo la comunidad más rica de España, se haya incrementado la desigualdad.

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