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El PP tiene dos semanas para reducir de seis a dos los candidatos para suceder a Rajoy en la Presidencia del partido

Soraya Sáenz de Santamaría junto a María Dolores de Cospedal en el acto conmemorativo del Dos de Mayo

Iñigo Aduriz

En 15 días, solo pueden quedar dos. A pesar de que hasta este martes a última hora ya son seis los miembros del PP que han anunciado que presentan su candidatura para liderar el partido y suceder a Mariano Rajoy, los estatutos del partido establecen que en la recta final del proceso, que culminará los días 20 y 21 de julio en el XIX Congreso Extraordinario, tan solo podrán ser dos los candidatos que pugnen por la Presidencia. La criba se realizará así en dos semanas, el día 5 de julio, cuando todos los militantes que se hayan inscrito voten a sus preferidos entre todos aquellos que formalicen su candidatura hasta este miércoles a las 14.00 horas.

Siempre que ninguno obtenga más del 50% de los votos, gane en más de la mitad de las comunidades autónomas o se sitúe 15 puntos porcentuales por encima del siguiente rival más respaldado -condiciones que le harían automáticamente presidente-, los dos aspirantes más votados pasarán a la siguiente fase y se someterán a una segunda votación: la que realizarán los compromisarios en el propio cónclave y que culminará con la designación oficial del nuevo presidente del PP y con la elección de su equipo.

La exvicepresidenta del Gobierno Soraya Sáenz de Santamaría y la exministra de Defensa María Dolores de Cospedal parten como favoritas para ocupar esos dos puestos, según explican distintas fuentes del partido. Su enemistad marcará la campaña electoral que se inicia este sábado y que culminará el día 4 de julio, aunque las dos se han comprometido a no hacer juego sucio. “Una decisión así no se toma a la contra ni contra nadie porque sería muy mezquino”, aseguraba la exnúmero dos del PP al oficializar su candidatura. “Cuento con todos en mi partido y quiero que todos sepan que pueden contar conmigo”, señalaba, por su parte, Sáenz de Santamaría.

Fuentes cercanas a la exvicepresidenta insistían a última hora del jueves en que por su parte no va a haber dureza en su enfrentamiento con Cospedal y el resto de compañeros. Precisamente ambas intercambiaban unas palabras en el Congreso, donde han coincidido después de hacer públicas sus candidaturas. A la primera ya se le podía ver con dos de sus incondicionales: la exministra de Empleo, Fátima Báñez y el exsecretario de Estado de Relaciones con las Cortes, José Luis Ayllón. Desde la candidatura de Cospedal explicaban, por su parte, que la exministra buscará la integración hasta la votación del 5 de julio. Aseguran que ella ofreció a Pablo Casado integrarse en su candidatura, si bien el dirigente madrileño le dijo que no.

Una batalla incómoda

Dirigentes territoriales consultados por este diario aseguraban este martes que la batalla entre Sáenz de Santamaría y Cospedal será “cruenta” y “a cara de perro” y que aunque puede que no se visibilice “de cara a la galería” y, por tanto, tanto una como otra repitan mensajes de respeto, “por detrás” la guerra será “implacable”, sobre todo a la hora de buscar afinidades en los aparatos autonómicos y locales, que garanticen el triunfo de una de ellas en la segunda vuelta, cuando voten los compromisarios, que podrán estar más controlados por las cúpulas regionales.

Pero esta batalla incomoda en muchos sectores del partido. Por eso en el PP no consideran, por el momento, que se hayan quedado fuera de juego el resto de los candidatos. Sí dan por amortizados al exlíder de Nuevas Generaciones de la Comunidad Valenciana, José Luis Bayo, y al responsable de Exteriores del partido y diputado por Ávila, José Ramón García-Hernández, a quien este martes se le veía en los pasillos del Congreso hablando muy animado con Sáenz de Santamaría. Consideran que, antes o después, o se acabarán integrando en alguna de las candidaturas o, en el caso de Bayo, emprenderán “batallas imposibles” poniendo en cuestión la legitimidad del proceso.

Sin embargo, el vicesecretario de Comunicación, Pablo Casado, y el exministro de Asuntos Exteriores José Manuel García Margallo están convencidos de que ese rechazo interno a la guerra entre Sáenz de Santamaría y Cospedal puede beneficiarles y situarles como uno de esos dos candidatos que se disputarán la Presidencia en el cónclave de julio. “Voy a llegar hasta el final porque tengo opciones”, aseguraba en conversación telefónica el propio Casado, poco después de que se conocieran las candidaturas de las dos exdirigentes populares. “De aquí a la Moncloa todo seguido”, señalaba, por su parte, Margallo.

Hay partido y lo van a jugar

Ninguno de los dos piensa, de momento, en integrarse en la candidatura de alguna las dos exdirigentes, porque se ven con posibilidades. Ambos dicen haber recibido apoyos internos de distintos ámbitos y escalas dentro del partido y los dos están convencidos de que ni Cospedal ni Sáenz de Santamaría tienen un respaldo interno de tal calado como para llegar al 5 de julio con más del 50% de los votos, lo haría que alguna de las dos se convirtiera de facto en presidenta de la formación. Hay partido, sostienen, y están empeñados en jugarlo.

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