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El CEO de Apple agasaja a Trump con una placa de oro de 24 quilates para librarse de los aranceles
La actualidad no da abasto con Donald Trump. Horas antes de que los aranceles entrasen en vigor —“Billones de dólares en aranceles están fluyendo hacia Estados Unidos”, escribió el mandatario en Truth Social una vez se rebasó la medianoche en la Costa Este—, el presidente norteamericano protagonizó un estrafalario encuentro con el CEO de Apple, Tim Cook.
En la rueda de prensa, celebrada en el Despacho Oval de la Casa Blanca, en Washington, Cook anunció que la compañía tecnológica invertirá otros 100.000 millones de dólares para ampliar su producción en EEUU, lo que supone un total de 600.000 millones de dólares de inversión en los próximos cuatro años. “Es uno de los compromisos más importantes en lo que se ha convertido en uno de los mayores auges de inversión en la historia de nuestra nación”, declaró Trump.
Junto a ello, el director ejecutivo de Apple ha tenido otro gesto para agasajar al líder republicano: una placa de cristal con el logo de la manzana mordida, que reposa sobre una placa de oro de 24 quilates. Una edición limitada creada ad hoc como regalo para Donald Trump, con una base producida en el estado de Utah. Todo estadounidense. Con un propósito: librarse de los aranceles.
Cook quiere zafarse de esta forma de unos gravámenes que el dirigente ha fijado en 100% a todos los chips y semiconductores importados, que solo contemplaría excepciones para las empresas que se comprometan a “fabricar” en territorio estadounidense. Dentro de estas excepciones está (por ahora) la multinacional dueña de iPhone, para alivio de Tim Cook. “La buena noticia para las compañías como Apple es que si están fabricando en Estados Unidos, o tienen el compromiso de hacerlo, sin ninguna duda, no habrá ningún cargo”, matizó Trump.
Sin embargo, la firma que otrora dirigió Steve Jobs depende de más de tres millones de trabajadores en su red de suministro en China y recientemente ha expandido su producción en India, según información de EFE. Algo que no se alinea con los planes de Trump.
En busca del dorado
Con este regalo, Cook no pincha en hueso. El oro es una de las debilidades de Donald Trump y, prueba de ello, está la decoración que ha ido incorporando al Despacho Oval desde que inició su mandato hace ocho meses.
Las comparaciones con la etapa de Joe Biden resultan llamativas, con un cambio notorio desde la sobriedad a la extravagancia. Basta con comparar una foto de la oficina del Ala Oeste de la Casa Blanca cuando el demócrata era jefe de Estado. La siguiente fotografía ilustra un encuentro entre el expresidente estadounidense y su homólogo ucraniano, Volodímir Zelenski.
No hay que remontarse mucho tiempo atrás para encontrar un ejemplo de esta relación entre Trump y el oro. El pasado 13 de julio, el Chelsea inglés venció al Paris Saint Germain en la final del Mundial de Clubes de la FIFA por un resultado de 3-0. Este año se ha celebrado la primera edición del torneo, que ha tenido lugar en Estados Unidos. En la entrega del trofeo, por tanto, se personó el líder norteamericano. Pero no se limitó a entregarlo al club vencedor: Trump, abonado al protagonismo, decidió quedarse.
Además, el galardón fue a parar a su despacho en Washington.Según explicó durante el encuentro a un micrófono de DAZN, el canal que retransmitió el campeonato, el presidente de la FIFA le entregó el trofeo original antes de la disputa del torneo y, posteriormente, le dijo que podía quedarse con él en el Despacho Oval. Así que, en realidad, el Chelsea campeón se llevó una réplica.
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