Ni con rebujito cuela un político su programa electoral en la Feria de Abril

La ministra de Justicia, Pilar Llop, y el alcalde de Sevilla, Antonio Muñoz, este lunes en la caseta de la Policía Nacional.

Antonio Morente

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De unos años para acá, la cifra más o menos oficial de visitantes a la Feria de Abril en Sevilla es de cuatro millones de personas durante toda la semana. Pese a tamaño ejército de potenciales votantes, la fiesta no es precisamente el mejor momento para vender mensajes electorales, lo que no significa que no se aproveche la más mínima para hacer política. En esta difusa línea se mueven estos días los candidatos a la capital hispalense, sabedores de que tienen que dejarse ver pero también de que estos días nadie les va a comprar ni una línea de su programa electoral. En este caso ni mucho menos vale aquello de que la letra con sangre entra, porque ni el rebujito hace la cosa más tragadera.

Tras un domingo con primeros espadas de la política nacional paseándose por el Real, el recinto ferial, el lunes ha sido de formato mucho más doméstico hasta que, sobre la marcha, la ministra de Justicia, Pilar Llop, se ha apuntado (traje de flamenca incluido) a las recepciones que se ofrecían en las casetas de la Policía Nacional y la Guardia Civil. Entre sus escoltas estuvo un rato el alcalde hispalense y candidato socialista, Antonio Muñoz, que apunta que “en la Feria no hablo de política”, lo que no significa que no trate la cuestión, porque “muchos sí me hablan a mí”. Las jornadas de farolillos, reconoce trajeado con su corbata roja de lunares blancos, no son precisamente los mejores para encajar un mensaje estratégico o un proyecto estrella.

El personal “desconecta estos días”, coincide el aspirante del PP, José Luis Sanz, que no obstante señala que “campaña se hace donde hay gente, y ahora la gente está aquí”. Por ello, un cartel así de grande recibe al que entra en la caseta del PP con una foto de Sanz, su lema de campaña (El cambio que necesita Sevilla) y un efusivo ¡Feliz Feria! Abonarse a dar vueltas por el Real “es una oportunidad para que te conozca más gente”, pero teniendo claro que con la mente puesta en “hacer relaciones públicas porque aquí no cabe un debate político”.

Hay que dejarse ver

La jornada de muchos políticos estos días es un continuo peregrinar de recepción en recepción por las casetas de partidos, sindicatos, fundaciones, empresas y entidades de todo pelaje para dejarse ver. Es tradición consagrada que un político tiene estos días saturada la agenda durante el almuerzo y la tarde, de ahí que Sanz intente escaparse con la familia ya a última hora. Otra de esas leyes no escritas la ha roto este lunes la ministra Llop: las declaraciones políticas se hacen antes de entrar en el recinto ferial, en la portada, que es donde convoca todo el mundo para hacerse la foto y soltar su mensaje. En contadas ocasiones se hacen declaraciones pisando el albero del Real.

En la caseta de La PECera recibía la confluencia de izquierdas, ejerciendo de anfitriones Susana Hornillo (sin traje de flamenca pero ataviada de morado Podemos) e Ismael Sánchez, de IU, número 2 en la lista y con pañuelo de lunares al cuello, regalo de Isabel Galadís, que también va en la candidatura por Equo y que en principio lo tenía reservado para el cantaor jerezano José de los Camarones. En un momento en el que unos y otros están presentando propuestas sobre la Feria (que si ampliación, que si traslado a Tablada, que si hay que volver al formato clásico de menos días...), Hornillo señala que el frente progresista lo que quiere es poner el foco en un mayor control de los animales que hacen exceso de horas estos días, principalmente los caballos.

Hornillo coincide en que la Feria no es el momento de ponerse a soltar discursos, pero aprovecha para hablar con muchos de sus personajes secundarios, ya sea un taxista o la limpiadora de una caseta. “Esto no es un espacio para hacer campaña, pero sí para hacer política al hablar”, abunda Sánchez, que como militante ha trabajado muchos años tras la barra de esta caseta, una opción del trabajo voluntario que –aclara– la reforma laboral no ha cortado a las organizaciones que tienen este tipo de actividades de forma habitual. Eso sí, todo el personal tiene sus cursos de manipulador de alimentos y ha firmado su consentimiento de que está allí porque quiere.

Casetas públicas y cambio climático

Una forma de hacer política es con La PECera en sí, “con precios populares y abierta a la mayoría social que no tiene una caseta”. Puestos a pedir, querrían una Feria con más casetas públicas, más accesible y con mejor preparada para las altas temperaturas, por ejemplo con fuentes y sombras. “La verdad es que la Feria no es que esté muy adaptada para el cambio climático”, reconoce el alcalde, Antonio Muñoz, ya en la caseta municipal, donde se hace la foto con la candidata de Adelante Andalucía, la concejal no adscrita Sandra Heredia, una de las formaciones que le pueden ayudar a que el bloque de izquierdas sume más que el de derechas.

“La Feria sirve para hablar con gente que no te conoce en un ambiente distendido”, apunta Heredia, un “escaparate público” para hacer política aunque no sea “una campaña al uso”. La suya, por cierto, adelanta que va a estar muy centrada en la guerra con los pisos turísticos y la desigualdad en los barrios más pobres de Sevilla, que lo son a su vez de toda España. A pocos metros, el aspirante de Ciudadanos, el también concejal Miguel Ángel Aumesquet, luce corbata con miniaturas de la portada de este año y no se anda por las ramas: “Estos días no hago campaña ninguna porque los sevillanos están a lo que están, les importa un bledo lo que digamos los políticos”.

Más de baile que de cante

Y una vez que todos han dejado claro lo difícil que es vender una moto electoral bajo los farolillos, ¿puede decirse que los candidatos son feriantes? Pues en general sí, aunque sin grandes alardes excepción hecha de Sandra Heredia, que baila, canta y se atreve con lo que haga falta. Antonio Muñoz dice que este año ha dado clases de sevillanas en la academia de Sandra La Negra, menos de las que le hubiese gustado –la inesperada visita de un ministro le chafó las previsiones– y por eso domina regular la cuarta. José Luis Sanz se conforma con tocar las palmas y no pasa de ahí, todo lo contrario que Miguel Ángel Aumesquet, que se declara muy feriante y confiesa que baila mucho, “y muy bien”.

Igualmente se confiesa buen bailarín Ismael Sánchez, que hasta ganó un premio en la caseta del Distrito Sur, mientras su compañera de confluencia Susana Hornillo también acumuló algunos galardones de pequeña que amortizaron el dinero que su madre se dejó en la academia para que aprendiera, aunque durante muchos años su timidez le ha hecho dejar de lado el baile. Eso sí, Dios no ha llamado a ninguno de los candidatos por los caminos del cante, aunque Hornillo insiste que a ella, lo que le echen. “Aconsejo a los sevillanos que no me escuchen cantar”, zanja Miguel Ángel Aumesquet tirando de estoicismo.

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