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Fármacos para el VIH, la gripe o el ébola: así avanza la búsqueda de tratamientos contra el coronavirus

En busca de tratamientos eficaces contra el coronavirus.

Esther Samper

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El coronavirus sigue extendiéndose fuera de las fronteras de China. En la actualidad, se han registrado más de 110.000 casos confirmados y 3.800 muertes en el mundo. España cuenta, en estos momentos, con más de 1.000 personas afectadas por el COVID-19 y tres decenas de fallecidos (todos ellos de edad avanzada y con enfermedades previas).

Dado que no se conoce ninguna cura ni vacuna contra el nuevo coronavirus y la epidemia actual amenaza con convertirse en una pandemia, la necesidad de descubrir tratamientos específicos contra el coronavirus es cada vez más acuciante. Los potenciales fármacos podrían aliviar la enfermedad en los casos más graves, evitar ingresos en las unidades de cuidados intensivos y limitar el número de muertes en el mundo.

Aunque ya existen prototipos de vacunas, no podemos contar con ellas para la actual epidemia. Las diferentes fases por las que tienen que pasar las potenciales vacunas para probarse en humanos hacen que sea extremadamente difícil que alguna de ellas se comercialice antes de un año. Afortunadamente, múltiples grupos de profesionales sanitarios, científicos y empresas farmacéuticas a lo largo del mundo están estudiando diferentes tratamientos que podrían ayudar ya a las personas más vulnerables frente al nuevo coronavirus.

Centenares de ensayos clínicos están en marcha o comenzarán próximamente para evaluar los efectos de posibles tratamientos contra el COVID-19. Por su parte, la Organización Mundial de la Salud (OMS) está coordinando y asesorando en la realización de diferentes ensayos clínicos para que sus protocolos tengan una elevada calidad y sus resultados puedan compararse entre sí. Fuera de estos ensayos, también se están usando diversos fármacos, aprobados para otras indicaciones, en pacientes concretos afectados por el coronavirus.

Este proceso se denomina uso compasivo de medicamentos y consiste en aplicar tratamientos experimentales antes de su aprobación oficial para una determinada enfermedad. Este tipo de tratamiento está muy restringido, debido a los riesgos que conlleva. Precisamente por ello, suelen aplicarse a pacientes graves, con un mal pronóstico, que no disponen de alternativas terapéuticas de eficacia demostrada.

Tratamientos para el VIH o antivirales para la gripe 

El conocimiento previo que ya teníamos con los coronavirus SARS y MERS está ayudando a orientar posibles tratamientos con el nuevo SARS-CoV-2, que comparte gran parte de su genoma con estos virus que provocaron epidemias en el pasado. De ahí surgió la idea de emplear diversos tratamientos antirretrovirales (como ritonavir, lopinavir y azvudine), originalmente indicados para el VIH, en personas afectadas por el COVID-19, porque se habían estudiado y probado previamente para los anteriores coronavirus.

Estos fármacos antirretrovirales, que interfieren con la replicación de diferentes tipos de virus, se han empleado con éxito en un número limitado de pacientes con COVID-19 tanto en China como en España. Aunque aún es precipitado estimar la eficacia de estos medicamentos, la propia OMS ha reconocido que podrían ser útiles para aliviar la enfermedad provocada por el nuevo coronavirus. El gobierno japonés ya ha anunciado que está realizando una serie de trámites para que los ensayos clínicos dirigidos a evaluar estos fármacos antirretrovirales frente al COVID-19 empiecen lo antes posible. En total, hay ya al menos cuatro ensayos clínicos en marcha o pendientes de empezar en el mundo para evaluar estos fármacos antirretrovirales contra el nuevo coronavirus.

También se ha probado con éxito en algunos pacientes la combinación de antirretrovirales con el fármaco oseltamivir, un antiviral usado habitualmente contra el virus de la gripe en pacientes de riesgo. Médicos en Tailandia anunciaron que tuvieron éxito en el tratamiento de una mujer china de 70 años afectada por el COVID-19, que se recuperó a las 48 horas de aplicar esta combinación de fármacos. En estos momentos ya hay al menos un ensayo clínico registrado para evaluar este enfoque terapéutico.

Fármacos contra el ébola o la malaria

Otro fármaco que se ha empleado con éxito en algunos pacientes es el remdesivir, un medicamento antiviral que se desarrolló inicialmente para el tratamiento del ébola, pero que demostró beneficios en pacientes afectados por otras enfermedades virales. La revista médica The New England Journal of Medicine describió hace unos días el tratamiento con este fármaco en el primer paciente confirmado por el coronavirus en Estados Unidos. A pesar de que sus síntomas habían empeorado a lo largo de una semana, el comienzo del tratamiento con remdesivir coincidió con su mejoraría progresiva, hasta su curación.

Los médicos que atendieron al paciente reconocen el potencial de este tratamiento y, por ello, inciden en la necesidad de realizar ensayos clínicos que permitan conocer la seguridad y eficacia del remdesivir para pacientes afectados por el nuevo coronavirus. China, que fue el primer país en reconocer el potencial terapéutico de este antiviral frente al COVID-19, puso en marcha dos ensayos clínicos con remdesivir a principios de febrero. Se espera que estos estudios finalicen y aporten resultados para finales de abril.

El tratamiento con plasma procedente de pacientes que se habían recuperado del COVID-19 y habían generado anticuerpos ha sido otra estrategia terapéutica aplicada en personas afectadas gravemente por la enfermedad. También hay ensayos clínicos en marcha para evaluar su eficacia. Sin embargo, hay mucho escepticismo al respecto porque este enfoque ha tenido escaso éxito en el tratamiento de otros virus en el pasado.

Entre los fármacos usados de forma compasiva que han mostrado indicios de eficacia también destaca la cloroquina, un fármaco muy conocido contra la malaria y contra algunas enfermedades autoinmunes que posee efectos antivirales. La cloroquina se ha probado en alrededor de 300 pacientes afectados por el coronavirus, sin que se detectasen graves efectos adversos y ya hay ensayos clínicos en marcha en China para aclarar su eficacia terapéutica.

Otros medicamentos que se están evaluando en ensayos clínicos son la metilprednisolona, un corticoesteroide usado para disminuir la respuesta inmunitaria al virus, los interferones (proteínas que interfieren con la replicación de multitud de virus en células humanas) o anticuerpos dirigidos a moléculas específicas que intervienen en la infección por el nuevo coronavirus.

En resumen, hay muchos frentes abiertos para la identificación de tratamientos útiles contra el COVID-19 y ya se han detectado algunos casos de posible éxito en pacientes. Los ensayos clínicos que ya están en marcha nos aclararán en los próximos meses las mejores opciones de tratamiento con fármacos ya aprobados para otras indicaciones, mientras las vacunas y los nuevos fármacos contra el coronavirus siguen su largo proceso de investigación y desarrollo, que nos impide contar con ellos a corto plazo.

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