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Ceuta, de ejemplo de gestión en el pico de la pandemia a protagonista de rebrotes en la desescalada: “Quizá pecamos de éxito”

Varias personas en la calle en la barriada de Erquicia de Ceuta.

Gonzalo Testa

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Ceuta ha pedido este martes pasar a la tercera fase de la desescalada tras dar por controlado un importante brote de coronavirus, y tras casi tres meses aislada por tierra, mar y aire. La ciudad autónoma, que atravesó las semanas más álgidas de la pandemia con menos casos de los esperados, se enfrenta ahora a la exigencia propia de esta etapa: la que tensiona el sistema de salud en la detección de contagios y el control de sospechosos.

El 12 de marzo, un día antes de que Marruecos cerrase la frontera del Tarajal, de la posterior declaración del estado de alarma y del cierre del helipuerto y el puerto, el vicepresidente de la Asamblea autonómica, Francisco Javier Ruiz, de Vox, se sumó en redes sociales a una incipiente reivindicación que no llegó a nada: “Saquemos a la calle a Santa María de África y pongámosla en un acto de fe mirando al Estrecho pidiéndole protección para librar a Ceuta del coronavirus”.

Durante la primera quincena de mayo la ciudad autónoma creyó haber vencido a la COVID-19 sin necesitar la 'bala de plata' de la Patrona. El día 5 el número de casos activos se redujo a uno y el ministro de Sanidad, Salvador Illa, llegó a poner a la localidad norteafricana como “ejemplo” de gestión sanitaria con sus singularidades competenciales: Salud Pública en la Administración autonómica, asistencial aún en manos del Estado.

Mezquitas cerradas y terrazas abiertas

Ceuta fue pionera al suspender su Semana Santa, y las 33 mezquitas pasaron cerradas un Ramadán insólito. Se prescindió de la gran cita deportiva del año, la carrera cívico-militar 'Cuna de La Legión', con 4.000 participantes de todo el país, y la Feria de agosto se ha cancelado por primera vez desde 1936. Se recluyó a más de 200 menores y adultos extranjeros sin techo. Las tres residencias de ancianos llevan casi 100 días blindadas “a cal y canto” sin un solo positivo...

El Ministerio previó en sus planes de contingencia tener que hacer frente en mes y medio a 186 ingresos hospitalarios, un 10% en la UCI, que no llegaron en realidad ni a la mitad de la mitad. La ciudad surcó la primera fase de la desescalada con éxito pese al temor siempre latente de un foco, sobre todo en la periferia, donde nunca se pudo apagar la actividad social pese a que la Guardia Civil dejó la vigilancia del vallado fronterizo al Ejército para ganar presencia en esos barrios.

A finales de mayo accedió a la segunda fase en plena fiesta de finalización del mes sagrado de ayuno musulmán. Se abrieron las playas y se llenaron las terrazas. Y se pinchó el globo. “No creo que haya habido errores en la desescalada, pero creímos que la gente cambiaría de hábitos porque sí y en realidad no sucede si no se aprehende, y es difícil imbuirlo... Quizá pecamos de éxito”, opina el jefe de Medicina Preventiva del Hospital Universitario, Julián Domínguez, que en marzo ya apostó por el aislamiento domiciliario como mejor respuesta posible en una ciudad que solo contaba con 7 UCI.

Por algunos “irresponsables”, según médicos y políticos, en siete días la ciudad se convirtió en la región con mayor incidencia acumulada de positivos de coronavirus: el contingente de casos activos volvió al de mediados de abril (40), casi 400 personas confinadas en sus casas como contactos estrechos con asistencia domiciliaria, más de 100 aisladas bajo vigilancia policial.... Domínguez relativiza el bache. Primero, teniendo en cuenta que Ceuta es el segundo territorio más densamente poblado, con 86.000 habitantes en 19 kilómetros cuadrados. Segundo, porque la red de detección temprana tejida por el INGESA (Instituto Nacional de Gestión Sanitaria) y la Ciudad Autónoma ha “identificado y controlado” cada repunte con sus veinte 'detectives' escasos. Este martes se contaban seis casos todavía activos y 27 nuevos curados. 

Dos brotes importantes

Al margen de los casos importados las autoridades sanitarias se han topado con dos brotes importantes. El primero se propagó entre policías nacionales y funcionarios de alto nivel en la comida de despedida de un agente. El segundo se detectó la semana pasada en los edificios de Grupos Erquicia. 

El rastreo social de cada enfermo (“más de 1.800” en tres meses), de encontrar a quién han saludado o con quién han comido los últimos días, es responsabilidad del Servicio de Vigilancia Epidemiológica de la Ciudad (que dispone de diez profesionales tras ser reforzado desde otras áreas) en coordinación con Medicina Preventiva del Hospital (ampliada hasta diez efectivos con cinco médicos residentes) y la 'infantería' de Cruz Roja, “más de 300 voluntarios” que han colaborado en la realización de 1.200 extracciones y casi 40.000 tomas de temperatura en cada centro sanitario y casa por casa.

Ceuta suma 222 positivos totales y 4 fallecidos. De preocuparse por las reuniones de agentes de las Fuerzas de Seguridad del Estado y positivos aislados en el centro, los sanitarios han pasado a hacerlo, con la incertidumbre de lo que suceda cuando se reabra la frontera y el puerto, por el comportamiento social de la población.

En los informes internos de los equipos de vigilancia a los que ha tenido acceso eldiario.es el repunte de la pandemia se atribuye al “incumplimiento de las medidas de aislamiento”. “Hay mucha gente que sale a las callejuelas”, lamenta Reduan Mohamed desde la barriada Juan Carlos I, que denuncia que ese comportamiento “confina” a su vez a los vecinos de esa parte de la periferia. El consejero de Sanidad y Gobernación, Javier Guerrero, uno de los médicos más carismáticos de la ciudad al margen de la política, no ha escatimado regañinas públicas: “¿Qué está pasando? Vamos a dejarnos ya de fiestas y a ser responsables”, exigió antes de que Ceuta volviese a encadenar cuatro días sin positivos.

A juicio de Julián Domínguez, “lo importante es y va a seguir siendo detectarlo todo y de la manera más intensiva y temprana posible porque en Salud Pública, cuando una enfermedad infecciosa no tiene aún un tratamiento específico o una vacuna efectiva, no podemos prevenir más que con aislamientos, cuarentenas, algunas pruebas diagnósticas y más rastreo de casos y contactos”.

Hasta ahora, los 'sabuesos' de la Consejería y del INGESA han detectado el virus a costa de jornadas “de 16 horas de trabajo al día”: el nivel de seroprevalencia en toda Ceuta es el más bajo de España, apenas un 1%, pero entre los casos bajo seguimiento se eleva a “cerca del 15%”. Todo ello a pesar de que en Ceuta se han hecho menos pruebas PCR que en ninguna parte: 1.903, 22,5 por cada mil habitantes, (la media nacional es de 59,9).

No obstante, para Domínguez la crisis debe ser “el mejor momento para darnos cuenta de que la Salud Pública no puede ser la hermana pobre del sistema sanitario”. De sus debilidades da cuenta Teresa, hija del primer fallecido con la COVID-19 en la ciudad, que pasó quince días confinada en su casa, en el único edificio que la Policía ha recluido íntegro hasta ahora. “Durante dos semanas no nos hicieron ninguna prueba y nos han llamado poquísimo, salvo una asistenta social. Los servicios de asistencia pasaron tres o cuatro veces a sacarnos la basura, y para conseguir comida dependíamos de un familiar que nos hacía la compra”, lamenta.

El Gobierno central ha prometido a la Ciudad tres millones del fondo estatal no reembolsable para gastos sanitarios autonómicos, pero Domínguez reclama una revolución: “Hay que reconducir la perspectiva de la asistencia sanitaria hacia la salud pública, cuyas transferencia se hizo hace 30 años sin desarrollo: las soluciones pasan por devolver la salud pública a su justo dueño, que es el Estado, y por entender que cuando hay amenazas globales las soluciones no pueden ser locales”.

Al hospital con virus

Los Juzgados de lo Penal de Ceuta acogerán el lunes de la próxima semana, cuando la ciudad espera entrar en la tercera fase de la desescalada, la vista oral contra una veinteañera residente en la periferia que, procedente de Londres, fue identificada como positivo de coronavirus y confinada en su domicilio.

Según la calificación de la Fiscalía, que pide para ella una pena de multa de 18 meses a razón de 12 euros diarios por un delito de desobediencia grave a la autoridad, el 22 de marzo, “a sabiendas de que esa misma mañana se había confirmado que estaba infectada y siendo consciente de que con ello infringía la orden contenida en resolución administrativa del Servicio de Epidemiología, se dirigió al Hospital Universitario contraviniendo la prohibición impuesta y creando un grave peligro de contagio a terceras personas”.

“Ningún caso es más paradigmático que este”, advierten fuentes judiciales, para ilustrar la “falta de responsabilidad” que intuyen las autoridades como principal motivo de riesgo de repunte de la pandemia en la ciudad a pesar de que “a cada positivo o contacto se le comunican por teléfono y por correo con acuse de recibo sus obligaciones”.

Desde que comenzó el estado de alarma la Consejería de Sanidad ha llevado a los Tribunales a dos ceutíes por vulnerar aislamientos obligatorios con vigilancia policial y está preparando otros dos expedientes administrativos para su correspondiente denuncia ante la autoridad judicial. Ahora también valora actuar contra quienes “insultan y amenazan” a los encargados de atender la línea 900 de información sobre coronavirus, que también colaboran en el rastreo de contactos.

A lo largo de los últimos tres meses las Fuerzas de Seguridad han incoado 5.582 propuestas de sanción y detenido a 54 personas por incumplir las normas sanitarias dictadas. Durante la semana pasada impidieron a 20 residentes en Ceuta embarcar hacia la península sin causa justificada, como pretendían hacer una vez levantada la exigencia de autorización previa de la Delegación del Gobierno para llegar a Algeciras.

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