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Sanidad ha tardado tanto en fijar los criterios para la cura de la hepatitis C que ya se han quedado viejos

Alonso ha convocado a expertos en hepatitis C.

Raúl Rejón

Los laboratorios marcan el ritmo. Y en lo que concierne a los nuevos fármacos contra la hepatitis C no es un paso cómodo, sino aceleradísimo, que ha dejado al Ministerio y las consejerías de Sanidad fuera de juego. Los constantes lanzamientos de nuevos tratamientos –cada vez más efectivos y con altos precios de comercialización– han dejado viejos los informes técnicos que marcaban la pauta para aplicar las curas a los dos meses de publicarse, según cuentan especialistas en hepatología a eldiario.es.

A principios de 2014, con la aparición de Sovaldi (sofosbuvir) y Olysio (simeprevir), la perspectiva vital de los enfermos dio un vuelco. “Y en 9 o 10 meses, que no debería ser mucho tiempo en medicina, el panorama ha vuelto a cambiar”, comentan. La capacidad de reacción del Gobierno ha funcionado a una marcha demasiado lenta. Publicó unas recomendaciones de aplicación a finales de noviembre, y “ya están obsoletas”.

Ahora, en medio de las protestas de las plataformas de afectados para reclamar que los innovadores tratamientos lleguen a todos los enfermos, el Ministerio de Sanidad hace un gesto para intentar bajar la presión: anuncia la creación de un comité de expertos para elaborar “un documento científico”, según fuentes que conocen el plan de trabajo. Se trata de actualizar los criterios para suministrar los nuevas medicinas después de que la industria farmacéutica haya vuelto a poner sobre la mesa productos específicos para combatir y erradicar la infección.

El ministro de Sanidad, Alfonso Alonso, ha asegurado que este grupo de expertos de ámbito nacional y representantes del Ministerio, de las comunidades autónomas y de los pacientes especificará “cómo y a quiénes prescribir” los fármacos. Esas directrices eran las que ya indicaban los Informes de posicionamiento redactados por la Agencia Española de Medicamentos y Productos Sanitarios (AEMPS), pero que no cubren las últimas novedades farmacológicas.

Con cuentagotas

Parece que se trata de ponerse al día, aunque con el pie cambiado. La industria farmacéutica ha atropellado a la sanidad pública. La negociación del Ministerio, con las empresas dueñas de las patentes primero y los techos de gasto después, retrasó la entrada de las curas de última generación en la financiación pública y, por tanto, en su administración normalizada (hasta entonces podía recurrirse al uso compasivo en casos de extrema gravedad).

Después, las comunidades autónomas, que son las encargadas de poner el dinero que pague las pastillas, han controlado la dispensación mediante comités evaluadores de las prescripciones hechas por los médicos en los hospitales. Un cuentagotas que llegó a 500 personas en 2014, según confirmaba el Ministerio de Sanidad.

“Nos están poniendo escaparates delante pero, al final, no abren la puerta”, ha asegurado Antonio Fernández uno de los miembros de la Plataforma de Afectados por la Hepatitis C. Desde el encierro de pacientes en el hospital madrileño 12 de Octubre, Fernández refiere que “no vemos que se habilite una partida económica que cubra los tratamientos, que es lo que pedimos”.

Ante el anuncio del nuevo comité anunciado por Alonso, este infectado replica: “En Madrid ya tenemos un comité de expertos, y seguimos viendo el cuentagotas”. “Nuestra ilusión está puesta en la marcha del 10 de enero y sabemos que ahora es el momento de presionar porque es un año electoral”. “Después –añade– será muy difícil conseguir algo”.

Combinados y más caros

Ya existen curas que engordan el arsenal médico contra la enfermedad que aún esperan esa evaluación. Hoy por hoy, “no está incluido, por ejemplo, un producto como el ledipasvir”, indica un médico implicado en las reivindicaciones de actualización. Esta novedosa molécula también ataca al virus de la hepatitis y ha sido sintetizada por el mismo laboratorio del sofosbuvir: Gilead Science.

Los químicos de Gilead han unido ledipasvir a sofosbuvir en una única pastilla para atacar a los virus de tipo 1 y 4 y algunos casos de tipo 3. Amplio espectro de acción. Esta píldora se llama Harvoni y fue autorizada por la AEMPS tan solo 25 días después de publicarse la ficha de aplicación de Sovaldi, el 15 de diciembre. Aún no se comercializa, pero el precio de salida que ha puesto Gilead es de 93.000 dólares (78.000 euros).

Y el agua de los hallazgos no para de subir para Sanidad. Se le acumula el trabajo. Otro gigante farmacéutico, AbbVie, recibió el visto bueno de la Agencia de Alimentos y Medicamentos estadounidense (FDA) para comercializar su combo Viakra Pak, que ataca el tipo 1 del virus de la hepatitis C.

De nuevo varias moléculas se unen para impedir la reproducción del patógeno: ombitasvir, paritaprevir y dasabuvir. En este caso, el fabricante indica que es efectivo incluso en pacientes con cirrosis. La AEMPS ya ha emitido una opinión técnica positiva “previa a la autorización y puesta en mercado”. Según la agencia española, este medicamento “puede conducir a la erradicación del virus y, por tanto, a una cura de la infección por el virus de la hepatitis C crónica”.

¿Es más económico gracias a la competencia? En el único mercado en el que se vende (EE UU), se le ha puesto el precio de 83.000 dólares por 12 semanas (70.000 euros). El laboratorio ha ofrecido descuentos a los seguros médicos que lo coloquen como producto preferente en contra de los de Gilead.

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