Miguel Pajares era atendido por el doble de sanitarios que todos los ingresados hoy en el Carlos III
Las manos para luchar contra el ébola cada vez son menos y los casos, más. Esta es la situación del Hospital Carlos III de Madrid que dibujan desde el sindicato CSI-F. Para tratar al primer español contagiado, el sacerdote Miguel Pajares, “había seis enfermeros y seis auxiliares” y ahora la cifra se reduce a “tres enfermeros y cuatro auxiliares”, afirma Manuel Torres, sanitario al cuidado de Teresa Romero y delegado sindical en el Carlos III. “Son muy pocos para seis pacientes”, valora.
Los profesionales que trabajan allí a diario coinciden: “Éramos más para un solo paciente”. Desde el sindicato han añadido que entre los dos primeros casos de ébola tratados en España –el de los misioneros Miguel Pajares y Miguel García Viejo– el personal sanitario no recibió “ninguna formación”. Varios sindicatos ya habían denunciado la falta de entrenamiento de los profesionales sanitarios por parte de las autoridades sanitarias, con sólo “charlas de 20 minutos” en los hospitales.
Desde el tratamiento de Miguel Pajares, el número de voluntarios comenzó a reducirse. “Eran profesionales que dejaban sus servicios para reforzar la atención en el Carlos III y así poder hacer turnos más ligeros”, ha dicho el sanitario. Tras la infección de la auxiliar de enfermería mientras trabajaba con el segundo de los misioneros contagiados, Manuel García Viejo, su número es cero. Esta situación ha provocado que la Comunidad de Madrid haya tenido que recurrir a la bolsa de empleo para suplir las carencias de personal, han informado.
Para poder hacer frente a la presión, acrecentada por el contagio de una de sus compañeras, desde el CSI-F también han explicado que los profesionales sanitarios del Hospital Carlos III están recibiendo “apoyo psicológico”.
