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El virus se expande en los campus: las ciudades universitarias históricas tratan de contener los contagios

Granada - Albaicín - Placeta Cristo de las Azucenas - Plaza Santa Isabel La Real

Laura Galaup

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El aumento de contagios en ciudades universitarias como Granada, Salamanca o Pamplona tras el inicio del curso ha provocado que las administraciones muestren su preocupación por las medidas de seguridad que mantienen los estudiantes que han llegado a estos históricos campus entre septiembre y octubre. Mientras autonomías como Navarra no vinculan la incidencia del virus en su territorio con la ya estrenada vida universitaria, otros gobiernos autonómicos sí que apuntan a los jóvenes y alertan de fiestas en domicilios particulares en Santiago de Compostela o de botellones a altas horas de la noche y elevado número de contagios en las residencias de Granada.

El presidente de la Asociación salmantina de Residencias Universitarias y Colegios Mayores privados (CUDESA), José María Bernal Hernández, se desmarca de las acusaciones que cuestionan las medidas higiénicas en estos alojamientos y asegura “no se adaptan a la realidad” porque son los lugares “donde más se controlan las actividades y existen protocolos de prevención y actuación”.

La actividad de estos centros en Granada ha sido cuestionada por el Gobierno andaluz. El portavoz de presidencia, Elías Bendodo, apuntó esta semana en una entrevista en Antena 3 que el virus circulaba por las residencias, ya que habían detectado 150 casos de COVID-19 en siete alojamientos de ese tipo. Ante ese panorama, la administración asegura que su objetivo ha sido evitar que llegue a la universidad porque ahí sería “imparable”. Por eso, tomaron la decisión de paralizar las clases presenciales en la Universidad de Granada (UGR) desde este jueves — una de las primeras ciudades universitarias en las que se ha implantado esta medida — e imponer un toque de queda a los estudiantes de residencias y centros de mayores, que deben cerrar a las diez de la noche. 

La Junta descartó el confinamiento perimetral de Granada, una ciudad con 250.000 habitantes y un área metropolitana de 600.000 personas, porque sólo cumplía uno de los criterios de Sanidad para aplicar esta medida: se superaban los 500 contagios por cada 100.000 habitantes.

La ola de indignación por la clausura temporal del campus de Granada para frenar la expansión del virus ha sacado este viernes a la calle a miles de alumnos en protesta contra el Gobierno andaluz de PP y Ciudadanos. La Junta ha ordenado la suspensión de las clases presenciales durante diez días en una universidad con alrededor de 60.000 alumnos, después del ritmo de contagios detectados y las imágenes difundidas durante el puente del Pilar con decenas de botellones y aglomeraciones de personas en plena calle durante la madrugada. Durante la noche del sábado al domingo, la Policía local realizó 120 intervenciones, entre ellas desalojó una discoteca con 60 personas en su interior. 

Este viernes los estudiantes lamentaban que se hubiesen paralizado las clases por estas “imágenes bochornosas”, apuntaba el coordinador de la Delegación de Estudiantes de la UGR, Javier Torres, que consideraba que la decisión de la Junta de cancelar la docencia presencial era una “injusticia”.

Castigo ejemplar en Salamanca

Como medida preventiva en la Universidad de Salamanca se ha apostado por imponer un castigo ejemplar a los 75 estudiantes que pretendían organizar una barra libre en sustitución de las novatadas. Ante estos hechos, la dirección ha iniciado un procedimiento para expulsarles de manera cautelar. La Junta de Estudiantes de este campus ha tratado de desmarcarse de estos comportamientos y han solicitado a sus compañeros que no salgan de fiesta este fin de semana. “Queremos la universidad abierta”, reivindicaban desde una campaña que han enviado a través de WhatsApp, en la que también pedían a los universitarios que den “un ejemplo de responsabilidad”, ante el temor de que Granada marque el camino. A lo largo de la semana pasada la Delegación del Gobierno gestionó 43 denuncias en zonas de bares situadas en la provincia, 20 de ellas se produjeron por aglomeraciones de personas. 

A pesar de la pandemia, como cada año en septiembre la ciudad se ha vuelto a llenar de estudiantes. De hecho, el presidente de la Asociación salmantina de Residencias Universitarias y Colegios Mayores privados (CUDESA) cuenta que en estos últimos meses han tenido más demandas de plazas en residencias universitarias que las que recibieron durante la misma época del año pasado. Por su parte, el presidente de la asociación de Empresarios de Hostelería de Salamanca, Álvaro Juanes, explica que para su sector es un pilar “que continúen las clases presenciales” y que los estudiantes sigan consumiendo.

Castilla y León considera que los “brotes universitarios” son un problema

La Junta de Castilla y León ha reconocido que existe “un problema muy importante con los brotes universitarios”, como apuntó la consejera de Sanidad, Verónica Casado, quien también indicó que las “malas conductas” por parte de “algunos estudiantes” han provocado una “subida muy alta” del número de positivos en las últimas semanas. De acuerdo a las cifras del último mes, 580 de los 3.932 contagios registrados en la provincia se produjeron en jóvenes que tienen una edad comprendida entre los 20 y los 29 años

A pesar de estas declaraciones, el Gobierno autonómico no ha incluido la paralización temporal de la presencialidad de las clases universitarias entre las medidas adoptadas para combatir la alta tasa de incidencia acumulada (504 casos por cada 100.000 habitantes en 14 días) registrada este jueves y que obligó al Ejecutivo a anunciar el confinamiento de la ciudad salmantina, una medida que comenzará en la medianoche del viernes al sábado.

Pamplona, otra de las ciudades universitarias por excelencia, también ha registrado una alta tasa de contagios en los últimos días, alcanzando parámetros límite que podrían llegan a provocar su cierre, una situación que no descarta el Gobierno navarro. A pesar del incremento de estos indicadores, el Ejecutivo autonómico no culpa a los universitarios de sus estadísticas epidemiológicas. De hecho, si diariamente se están detectando más de 300 casos, en la Universidad Pública de Navarra solo se han registrado 112 contagios desde el 1 de septiembre, según los datos a los que ha tenido acceso elDiario.es. 

Como en el resto del país, la vida nocturna de la ciudad se ha apagado debido a las restricciones de la Covid-19. Aún así el primer fin de semana de septiembre, cuando empezó el curso, hubo movimiento en el centro de Pamplona, “incluso más que otros años”, apunta Santi, que regenta el establecimiento Basoko Taberna. Aunque también explica que debido al cierre establecido a las diez de la noche tiene menos clientela que en años anteriores. “Si no fuera por estas restricciones [seguirían viniendo, los jóvenes siempre van a salir a beber por ahí, si no pueden ir a un bar, irán a un piso, pero controlar que no salgan es muy complicado”, apunta. Informa Rodrigo Saiz. 

El curso comenzó en Santiago con 64 denuncias por fiestas en domicilios

El hecho de trasladar el ocio nocturno de los universitarios a domicilios particulares se ha convertido en una preocupación para la Xunta de Galicia en Santiago de Compostela. La semana del inicio de curso se saldó con 64 denuncias de la policía local por fiestas en domicilios particulares, durante la semana pasada se registraron 58 y entre este lunes y este jueves se han realizado 17 intervenciones por este motivo, según los datos aportados por el Concello, que no facilita los datos previos al periodo universitario. 

Para tratar de rebajar estas cifras, el Ayuntamiento, gobernado por el socialista Xosé Sánchez Bugallo, ha optado por endurecer las sanciones por ruidos, creando diferentes franjas horarias: 200 euros si el evento social se celebra entre las diez y las doce de la noche, 500 euros si se organiza hasta las tres de la madrugada y 750 euros a partir de esa hora. 

Consistorio y Xunta han señalado a los universitarios. El presidente Alberto Núñez Feijóo llegó a destacar que el futuro de la economía de la ciudad depende de “controlar” las fiestas en pisos de estudiantes. Ante estas declaraciones, la Universidad de Santiago ha optado por enviar un correo interno —  publicado por esta redacción —  para combatir “la alarma generada”, alertando de que la incidencia entre estudiantes “es muy inferior a la media de la ciudad y de Galicia”. Entre los datos difundido aseguraban que hasta el 13 de octubre habían registrado 23 casos acumulados: tres en el campus de Lugo y 20 en el de Santiago.

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