La portada de mañana
Acceder
Los whatsapps que guardaba Pradas como última bala implican de lleno a Mazón
La polarización revienta el espíritu de la Constitución en su 47º aniversario
OPINIÓN | 'Aquella gesta de TVE en Euskadi', por Rosa María Artal

¿Por qué andamos erguidos? Estos cambios en la pelvis humana fueron clave para nuestra singular forma de caminar

La ciencia lleva años estudiando la evolución humana.

Laura Cuesta

0

En 1871, Chales Darwin publicó El origen del hombre, libro en el que aplicó la teoría de la evolución de la selección natural a la evolución humana. En él, el científico y naturalista afirmó que los humanos y los simios compartimos antepasados comunes. Esto fue algo revolucionario, pues sugería que los humanos no eran una especie diferente, sino que también formaban parte del proceso natural de evolución como el resto de animales.

Ya entonces Darwin destacó que uno de los cambios más importantes que sufrieron los humanos fue caminar erguidos sobre dos piernas. Este el rasgo principal que nos distingue de otros primates y que permitió que liberáramos las manos para usar herramientas y desarrollar habilidades más complejas.

En todo este tiempo, la ciencia ha estudiado cómo dejamos de utilizar nuestras cuatro extremidades para movernos y nos convertimos en seres bípedos. Ahora un nuevo estudio ha identificado cambios genéticos clave que remodelaron la pelvis humana y permitieron nuestra peculiar forma de caminar. 

La pelvis, el centro del estudio

El estudio, publicado en la revista Nature y dirigido por científicos de Harvard, se centra en el ilion, el hueso más grande de la pelvis. La pelvis, con su forma de cuenco, es clave para que podamos caminar sobre nuestras dos piernas, ya que equilibra el cuerpo y distribuye el peso al caminar, dándonos estabilidad. 

Lo que los investigadores intentaban encontrar era cómo esta zona del cuerpo había llegado a ser tal como la conocemos ahora, dejando atrás la estructura más primitiva de nuestros antepasados. Para ello, analizaron un total de 128 muestras de tejidos embrionarios humanos y de casi dos docenas de otras especies de primates. 

“Lo que hemos intentado hacer es integrar diferentes enfoques para obtener una historia completa sobre cómo se desarrolló la pelvis a lo largo del tiempo”, ha señalado Gayani Senevirathne, investigadora postdoctoral y autora principal del estudio, en una entrevista para la Universidad de Harvard.

Dos cambios genéticos

Con sus análisis, los científicos descubrieron que la evolución transformó la pelvis humana en dos pasos principales. En primer lugar, poco después de que el cartílago del hueso ilion comience a formarse en embriones humanos, realiza un giro de 90 grados. Esto provoca que los huesos crezcan cortos y anchos, en lugar de anchos y estrechos como en el resto de primates. Esta forma ancha es la que proporciona anclaje para los músculos de los glúteos y sirve de soporte para nuestros órganos internos. 

En segundo lugar, las células óseas que finalmente reemplazan el cartílago del ilion se forman más tarde en los humanos que en otros primates. Este proceso, llamado osificación retardada, permite que el hueso mantenga su forma a medida que crece y modifica fundamentalmente su geometría.

Etiquetas
stats