Los refugiados y refugiadas de Palestina también se presentan a la selectividad y, como cualquier joven que cambia de etapa, esperan los resultados con impaciencia. A pesar de las dificultades que enfrentan, a menudo obtienen calificaciones superiores a las de los estudiantes libaneses. Un claro ejemplo es Dima Younes, una refugiada de Palestina de 22 años que ha logrado no una, sino dos becas completas para continuar sus estudios.
Dima se graduó en la escuela Jarmak de UNRWA (la Agencia de Naciones Unidas para la población refugiada de Palestina), en la gobernación de Beqaa, en 2021. Recuerda que aquel curso no se pareció a ningún otro: “La pandemia de la COVID acababa de terminar y volvimos a las clases presenciales tras dos años peleando con las clases online”.
El camino no fue fácil. Dima estudió en aulas masificadas y con acceso limitado a la tecnología debido a la situación económica de su familia. Pese a todo, obtuvo unos resultados excelentes en los exámenes del Bachillerato y consiguió una de las notas más altas en el Baccalaureate.
Cuando le preguntan qué la mantuvo motivada durante aquel año tan difícil, responde: “Mi objetivo de estudiar en la Universidad Libanesa Americana (LAU) eclipsaba todo lo demás. Por suerte, lo conseguí. Debido a mi alta calificación, obtuve una beca completa”.
Para Dima, ingresar en la LAU y estudiar psicología era un sueño hecho realidad, pero no estuvo exento de desafíos. La universidad representaba una nueva etapa, llena de oportunidades, pero también de obstáculos.
“Era la única refugiada de Palestina de mi clase”, recuerda. “Aunque mi paso por la universidad fue inolvidable, también sufrí discriminación. Pero me negué a rendirme, porque completar mis estudios lo significaba todo para mí”.
Trabajó sin descanso para obtener su título en Psicología, motivada no solo por su ambición personal, sino también por su comunidad: “Después de visitar un campo para personas refugiadas de Palestina y ver lo que sufren —especialmente durante la crisis económica de Líbano—, decidí estudiar Psicología para ayudar a otras personas a superar sus dificultades”.
Dima se graduó con honores en 2024, pero no se detuvo. Consiguió otra beca completa para cursar un máster en el extranjero y fue aceptada en el Instituto de Estudios de Posgrado de Doha, en Catar. Acaba de completar su primer año y este verano lo pasará en Líbano con su familia y amigos.
Su éxito puede parecer sencillo, pero Dima subraya: “Nada ha sido fácil. Incluso después de que me admitieran, mi visado tardó más de un mes, mientras que a mis amigas libanesas se lo dieron en tres días. El mío llegó solo una semana antes de que empezaran las clases”.
Una generación decidida a salir adelante
A pesar de la inestabilidad, la crisis socioeconómica y la discriminación estructural a la que se enfrentan las personas refugiadas de Palestina en Líbano, los casi 40.000 niños y niñas que estudian en las escuelas de UNRWA han conseguido, contra todo pronóstico, mantener un excelente rendimiento académico.
Con una tasa de pobreza del 80%, según los últimos datos de UNRWA, la nueva generación de refugiados y refugiadas de Palestina en Líbano entiende la educación como motor de cambio. Es resiliente y lucha por mejorar sus circunstancias y acabar con las limitaciones de la vida en los campamentos. Dima lo resume con claridad: “Trabaja duro y sigue adelante. La educación es nuestra única salida, nuestro salvavidas en un país que apenas reconoce nuestros derechos”.
