Los secretos ocultos que muestran la innovación de la antigua Roma: ascensores en el Coliseo

Vista aérea del Coliseo romano

Adrián Roque

13 de julio de 2025 11:30 h

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El Coliseo de Roma es, sin duda, uno de los monumentos más emblemáticos del mundo. Su imponente estructura, que una vez albergó algunos de los espectáculos más grandiosos del Imperio Romano, ha dejado una huella profunda en la historia de la humanidad. Hoy, lo conocemos como un vestigio de tiempos pasados, con sus muros desgastados y su fachada desmoronada, pero lo que pocos saben es que en su apogeo, el Coliseo fue un lugar repleto de innovaciones tecnológicas avanzadas para su época. Entre ellas, los ascensores y trampillas que permitían una experiencia única a los miles de espectadores que asistían a los combates de gladiadores y otros espectáculos.

Aunque en la actualidad el Coliseo parece una enorme ruina que sólo guarda el recuerdo de la grandeza del pasado, fue en su época un centro de entretenimiento de última tecnología. Con capacidad para hasta 50,000 espectadores, el Coliseo no solo destacaba por su tamaño, sino por las ingeniosas soluciones arquitectónicas que facilitaban el desarrollo de los espectáculos.

Ascensores y trampillas: la tecnología que sorprendió a la antigua Roma

En su esplendor, el Coliseo no solo era un lugar de combates, sino que también era un escenario de escenografíascomplejas, donde animales exóticos, gladiadores y actores protagonizaban actos dramáticos que deslumbraban a los romanos. Una de las tecnologías más sorprendentes que los romanos implementaron en el Coliseo fueron los ascensores y trampillas. Estos mecanismos se utilizaban para transportar a los gladiadores, animales y otros actores desde los pasadizos subterráneos hasta el arena, en una especie de “show” que impresionaba a los asistentes.

Los ascensores eran estructuras de elevación hidráulica y mecánica que permitían subir a las bestias, los combatientes y los decorados hasta la arena. En el subterráneo del Coliseo existían varios pasajes y cámaras que almacenaban a los gladiadores, animales y demás elementos escénicos antes de su aparición. Los ascensores, operados por cuerdas y sistemas de poleas, podían elevar a los actores a través de las trampillas situadas en el suelo de la arena, de modo que el espectáculo parecía surgir de la nada.

El uso de trampillas, o aperturas en el suelo, también era habitual. Estas trampillas permitían que los gladiadores y animales aparecieran de forma repentina, lo que incrementaba el impacto visual y dramático de los eventos. La combinación de estos elementos transformaba al Coliseo en un escenario altamente dinámico, capaz de sorprender al público con cada nuevo acto.

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