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Dejemos que nos roben en paz

La bancada del PP aplaude a Casado tras una intervención en el Congreso

Carlos Hernández

Decepción, tristeza, rabia… que cada cual use el sustantivo que prefiera. Una vez más las izquierdas han perdido una oportunidad histórica de cambiar las cosas. Y lo han vuelto a hacer por los motivos de siempre: las peleas cainitas, la constante improvisación y la falta de determinación. Siempre pensamos, y con razón, que la derecha española, por mucho que se divida puntualmente, acabará con las filas prietas porque le une un objetivo superior, el business. Si alguien creía que la fragmentación en tres de sus votantes iba a cambiar esa realidad, se equivocaba. Acabamos de verlo en Andalucía, donde la maquinaria del tripartito funciona ya al cien por cien eliminando el impuesto de sucesiones y anunciando el fin de las llamadas “subastas de medicamentos” que ahorraban cientos de millones de euros a la sanidad pública andaluza. Las grandes fortunas, la industria farmacéutica y las empresas que gestionan los hospitales privados ya están haciendo la ola al eje PP-Cs-Vox.

Ellos lo tienen claro. ¿Y la izquierda? ¿Hay algo que tenga claro la izquierda? Me refiero a algo que no consista en asesinar al compañero o compañera que se sienta en el escaño de al lado, ya sea para montar un nuevo partido o un nuevo país. ¿Importa subir la partida presupuestaria para luchar contra la violencia de género, para becas o para atender a los dependientes? ¿Interesa poner en marcha un plan de empleo juvenil, incrementar el permiso de paternidad o rebajar las tasas universitarias? ¿Hay que limpiar este país de corruptos y sanear sus putrefactas instituciones?

En lugar de contestar, voy a recordar algunos hechos acaecidos en los últimos días y lanzaré al aire unas cuantas preguntas.

  • El Gobierno propuso designar un relator para desbloquear el diálogo sobre Cataluña sin tener claras sus funciones, su perfil, su razón de ser. ¿No podía haber analizado el tema y haber armado un discurso sólido para defender tal decisión antes de lanzarla a la opinión pública? ¿No podía habérselo explicado antes a los dirigentes más “sensibles” de su propio partido?
  • Felipe González y Alfonso Guerra se lanzaron a la yugular del presidente del Gobierno, secundados por los Barones de siempre; esos cuyo discurso apenas se diferencia del que verbalizan Rivera o Casado. ¿Por qué González o Guerra no alzaron la voz contra los recortes sociales y de derechos que fueron perpetrando los sucesivos gobiernos del PP? ¿Por qué no se mostraron así de indignados ante las evidencias de que se estaba produciendo un saqueo masivo en nuestro país a través de la Gürtel, la Púnica, la Lezo, la Brugal, etc. etc.? ¿Socialistas?
  • Pese a ser conscientes de que Sánchez había dado un paso arriesgado al aceptar un relator, la Generalitat y los partidos independentistas despreciaron la propuesta. ¿Se vive mejor en el independentismo contra una España gobernada por el PP? ¿Da más votos ir de víctimas que de negociadores?
  • La derecha convirtió en éxito el estrepitoso fracaso de su manifestación dominical en Colón. Lo hizo mintiendo, como casi siempre. Primero mintió en el contenido del manifiesto, leído por tres “periodistas”. Después mintió dando una cifra sonrojante de asistentes. Finalmente, mintió distribuyendo imágenes falsas de la concentración. Imágenes que, en realidad, pertenecían a una protesta celebrada años atrás. Fueron pocos los medios de comunicación que reflejaron estas falsedades. La mayoría emitieron extractos del manifiesto sin contraponerlo con la realidad. La mayoría, caverna madrileña aparte, ofrecieron los datos de asistencia asépticamente: “los organizadores dicen que 200.000, la Delegación del Gobierno dice que 45.000”. Si ahora mismo es de día, pero alguien dice que es de noche… ¿los periodistas deben limitarse a decir que según unos es de día y según los otros es de noche? Toc, toc, ¿quedan periodistas por ahí?
  • Apenas un puñado de informadores, entre los que destacó Javier Ruiz, en Cuatro, denunciaron ante el gran público la manipulación de las imágenes distribuidas por los partidos organizadores. Repito: manipulación y falsificación de las imágenes distribuidas por PP, Ciudadanos y Vox. Repito y no hablo de Venezuela: tres partidos democráticos engañando a las televisiones para manipular la realidad. ¿Con qué hubiera abierto Telecinco, Antena 3 o la acomplejada TVE si esto mismo se lo hubieran hecho los partidos independentistas catalanes?
  • Entre los partidos progresistas, solo Podemos denunció, aunque no lo suficiente, todas estas falsedades. El Gobierno y el PSOE, mientras tanto, rizaron el rizo del despropósito. En lugar de aprovechar el lunes para fijar la imagen del fracaso de la manifestación, filtraron que Sánchez adelantaría las elecciones si le tumbaban los presupuestos. Así se las ponían a Felipe II. Las derechas tardaron un segundo en relacionar el “éxito” de su manifestación, con la decisión del presidente de disolver las Cortes. Toc, toc, ¿hay cerebro en la Moncloa?
  • Los independentistas catalanes tumbaron los presupuestos la misma semana que se iniciaba el juicio del Procés. ¿Era lo mejor para Cataluña rechazar unas cuentas que incrementaban considerablemente el gasto social? ¿Es mejor para los catalanes tener en la Moncloa a Pedro Sánchez apoyado por Podemos que a Casado sustentado por Rivera y por Abascal? ¿No temen los independentistas perder la simpatía y el respaldo de la media España que comprendía la necesidad de dialogar con la Generalitat e incluso de garantizar el derecho a decidir de los catalanes?

Termino con lo más importante. La moción de censura que llevó a Pedro Sánchez a la Moncloa se hizo con un objetivo principal: limpiar España de la corrupción que gangrenaba todas y cada una de nuestras instituciones. Es obvio que en eso también se ha fracasado. En unos pocos meses ni siquiera se han dado los primeros pasos para abordar esa titánica tarea. Por si alguien lo olvida, el país en el que vivimos es este:

  • El país en el que un comisario de policía dejó constancia de haber incendiado un rascacielos de Madrid con la intención de destruir documentación comprometedora para el entonces presidente del segundo banco más importante de nuestro país.
  • El país en el que otro comisario revela que su superior y el Fiscal Jefe de Madrid obstaculizaron la investigación policial para proteger a dirigentes del PP en el llamado “caso de los espías”.
  • El país en el que un exministro corrupto, que acaba de ser liberado con nocturnidad por motivos de salud, se lamentaba de que un expresidente autonómico no le diera dinero de su cuenta de Andorra.
  • El país en el que se montó una “policía patriótica” para perseguir a oponentes políticos.
  • El país en el que el Ministerio del Interior pagó con fondos reservados a un tipo para que secuestrara a la familia del extesorero corrupto del partido gobernante.
  • El país en el que el Gobierno montó un dispositivo policial para robar y destruir pruebas que incriminaban al partido gobernante.
  • El país en el que uno de sus más importantes bufetes de abogados orientó a uno de sus clientes vip sobre cómo defraudar a Hacienda.
  • El país en el que los candidatos de la derecha se pelean por ser entrevistados por un radiopredicador que amenaza de muerte a políticos, anima a cometer atentados contra ciudadanos de otros países o exige el cierre de medios de comunicación como La Sexta o El País.

Me han temblado los dedos, mientras escribía todas estas últimas líneas: incendiar un rascacielos, pagar un secuestro con fondos reservados, destruir pruebas, obstaculizar investigaciones, alentar atentados…. Esa es la “España en libertad” que reivindica Casado. Y esa parece ser “la España viva” de Abascal y “la España unida” de Rivera, ya que ambos devolverán al PP a la Moncloa si les salen las cuentas tras las próximas elecciones generales.

Esa es la España que tenemos y que perpetuaremos si todo discurre según lo previsto. Sigamos con las peleas, sigamos con la incompetencia, sigamos mirándonos el ombligo y dejemos que nos roben en paz.

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