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Las cosas son lo que son

Teodoro García Egea firma el acuerdo de Mesa del Parlamento andaluz con su homólogo de Vox, Javier Ortega.

Javier Pérez Royo

A los alumnos de las facultades de Derecho se les suele enseñar hacia la mitad de la licenciatura, normalmente por parte de los profesores de Derecho Civil, el principio de la irrelevancia del nomen iuris, que se suele expresar con los términos: “Las cosas son lo que son y no lo que las partes dicen que son”. Con dicho principio se traslada a los alumnos la importancia de huir de las ensoñaciones y no perder el sentido de la realidad.

La utilidad del principio no se circunscribe únicamente al ámbito jurídico, sino que se proyecta también en el terreno de la política y, de manera muy especial, en el terreno electoral. Los resultados electorales son los que son y no los que a los partidos que han participado en las elecciones les gustaría que fueran. Y los partidos que han obtenido esos resultados son los que son y, si ninguno consigue por sí solo la mayoría suficiente para formar gobierno, tendrá que llegar a acuerdos con otro u otros, si es que llegar al gobierno es su objetivo.

Causa un cierto sonrojo tener que escribir esta perogrullada, pero, tal como está el patio, resulta necesario hacerlo. 50, que son los escaños que tienen PSOE y Adelante Andalucía, son más que 47, que son los escaños de PP y Ciudadanos. Pero 59 son más que 50 y a los 59 únicamente llegan PP y Ciudadanos sumando los escaños de Vox. En consecuencia, si PP y Ciudadanos quieren llegar al gobierno de la Junta de Andalucía necesitan los escaños de Vox. Y para conseguirlos, necesitan llegar a algún tipo de acuerdo con dicho partido.

Ocurre, sin embargo, que Vox, como se está dejando dicho en numerosas informaciones por los más diversos medios de comunicación, es una “enmienda total a la Constitución” (véase este artículo de Amaya Iríbar en El País). No es el punto 84 del acuerdo programático de PP y Ciudadanos el que se ve afectado por el ideario de Vox, sino que es la totalidad del mismo lo que resulta incompatible con dicho ideario.

Una alianza con Vox para llegar al Gobierno es un ejemplo de libro de la máxima de que “el fin justifica los medios” que, como todo el mundo sabe, es la forma de expresar una manera de hacer política carente de cualquier tipo de escrúpulos de naturaleza moral. Únicamente a través de una “enmienda total a la Constitución” pueden llegar PP y Ciudadanos al Gobierno de la Junta de Andalucía. Y es como van a llegar. Y únicamente a través de una colaboración permanente de dicha “enmienda a la totalidad” podrán navegar la legislatura, porque la van a necesitar para cada paso que quieran dar.

La pretensión de Ciudadanos de que no hay pacto alguno con Vox es pueril. No solamente no engaña a nadie, sino que va a tener que estar dando explicaciones inverosímiles de aquí hasta el mes de mayo, cuando se celebren las elecciones autonómicas y municipales y vuelva a encontrarse en una posición similar a la que le han colocado los ciudadanos andaluces al votar el 2 de diciembre de la forma en que lo han hecho. Ya le está pasando con su candidato a la alcaldía de Barcelona, que tengo la impresión de que se va a caer de la lista antes de que se abra el proceso electoral.

Ciudadanos va a tener su cuota parte de responsabilidad en el “blanqueo” de Vox, que se encargará de hacerlo ver urbi et orbi. Parece incluso que con exigencia de reunión previa entre las direcciones de los tres partidos con la correspondiente constancia gráfica.

Si no quiere participar en la operación de blanqueo, ya sabe lo que tiene que hacer.

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