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A la tercera puede ser la vencida

Adriana Lastra e Irene Montero se felicitan tras la votación que ha dejado a Vox sin un puesto en la Mesa del Congreso.

Joan Coscubiela

El tercer intento de investidura puede ser el definitivo. O al menos eso parece a la vista de la sesión constitutiva de las Cortes. La XIV legislatura ha comenzado mucho mejor de lo que muchos, yo entre ellos, habíamos previsto. Espero que entre tanta anécdota y hambre de titulares no haya pasado desapercibido lo importante.

Lo más significativo es que las izquierdas diversas –pasada la campaña electoral el reparto de credenciales de pureza izquierdista es más benevolente- han demostrado más inteligencia política para cooperar entre ellas que las derechas. Estamos ante una discontinuidad positiva y una gran noticia que puede ser un indicio de algo más. De momento el resultado es una composición de la Mesa del Congreso que facilita y mucho el gobierno de la Cámara por la mayoría parlamentaria.

Además, las votaciones ponen de manifiesto que puede haber más colaboración entre las izquierdas, las fuerzas nacionalistas y el Grupo Mixto de lo que algunos han vaticinado. La agresividad insomne e inmisericorde de las derechas va a cohesionar más que las convicciones o intereses propios.

No me resisto a entrar en el juego de identificar a vencedores y vencidos de esta primera sesión parlamentaria. Y en esa lógica, muchas veces simplificadora, el PP ha salido claramente trasquilado, lo que les augura una legislatura complicada, con el aliento de Vox en el cogote. No hay peor astilla que la del propio palo, y para astilla de las gruesas la entrada de Ignacio Gil Lázaro de Vox en la Mesa del Congreso. Aún me parece verlo en las reuniones de Junta de Portavoces de la X Legislatura como disciplinado miembro de los populares.

Por el contrario, Unidas Podemos y su galaxia ha demostrado maestría parlamentaria y es la clara beneficiada. Ha sacado petróleo de sus 35 diputados y diputadas. El 10% en el hemiciclo se ha convertido en un 33% en la Mesa. Este desembarco institucional no es una anécdota y presagia también otras cosas.

La abstención de Unidas Podemos en la convalidación del Real Decreto Ley 14/2019 sobre administración digital – al margen de la opinión crítica que se tenga sobre su contenido- apunta a que por fin se ha entendido que hacer política es mojarse, mancharse y salir de la comodidad de las certezas políticas y las superioridades morales.

En contra del refranero popular, el hábito sí hace al monje, y mejor que algunos se vayan acostumbrando a ello. Si la investidura sale adelante, el gobierno que se constituya va a tener más estabilidad de la que algunos presagian y su principal factor de estabilidad va a ser la participación en él de la galaxia Unidas Podemos. Tiempo al tiempo. Esperemos que el acomodo a la nueva situación no sea un golpe de péndulo muy brusco, como ha pasado con la Constitución española, que ha transitado desde el infierno del Régimen del 78 a las Tablas de la Ley del Monte Sinaí.

Para que el día fuera completo, por la tarde se confirmó que las negociaciones entre el PSOE, PSC y ERC progresan adecuadamente. Los comunicados, con un mismo texto consensuado, dicen muchas cosas, más que su propio contenido.

De nuevo aparece la gestión de los tiempos como la materia prima de la política. ERC necesita tiempo, pero el tiempo es también el principal factor de riesgo. Cada día que pasa sin alcanzar un acuerdo es una oportunidad para el accidente – fortuito o provocado- que lo envíe todo a freír espárragos.

ERC sabe lo que quiere, sabe lo que debe hacer para conseguirlo, pero aún no sabe cómo hacerlo para no arriesgarse a perder las próximas elecciones catalanas. Y eso los tiene atenazados. Es justo reconocer que su tarea no es fácil, con los dirigentes independentistas encarcelados y sus eternos competidores en el mundo nacionalista pasándole cuentas de anteriores tropelías.

Ambas partes saben que el margen para el acuerdo existe, pero es muy estrecho tanto para socialistas como para ERC. De producirse, será un acuerdo con compromisos de diálogo para después de la investidura. Se trata de uno de esos acuerdos en los que lo más importante no es su contenido, sino el acuerdo por sí mismo.

Lo ha explicado nítidamente Joan Tardà, que suele ser el encargado de verbalizar lo que ERC quiere hacer, pero no se atreve a explicar. “Lo importante es investir a Pedro Sánchez para poder negociar” ha declarado el amigo Tardà, que suele actuar como el zapador que tantea el terreno minado y marca por dónde deben andar sus compañeros para no pisar ninguna mina. En ocasiones incluso las pisa él para que exploten antes de que pasen los suyos, menos aguerridos y con menor “auctoritas”.

Intuyo que para dar el paso definitivo, ERC esperará la resolución del Tribunal de Justicia de UE en el procedimiento prejudicial presentado por el Tribunal Supremo en relación a la inmunidad de Junqueras como europarlamentario. Una resolución que no tendría ningún efecto práctico sobre la situación legal de Junqueras, pero que podría beneficiar indirectamente a Puigdemont en su estrategia de presentarse a las próximas elecciones autonómicas. ERC teme como a la peste a su épica de president en el “exilio”, que le gana batallas judiciales al Estado Español.

No creo que nada se decida hasta conocer esta resolución, cuya vista se celebra en Luxemburgo el 19 diciembre. Aunque no deberíamos descartar que el TJUE acuerde no pronunciarse sobre las cuestiones prejudiciales planteadas por considerar que, después de la condena de Junqueras y su inhabilitación por el Supremo, han perdido su sentido jurídico-procesal. El Abogado General le abre esta posibilidad al TJUE cuando en sus conclusiones afirma “albergar dudas sobre la competencia del Tribunal de Justicia para responder a las cuestiones prejudiciales en este asunto”.

Si eso sucediera, ERC tendría más margen para tirarse a la piscina, aunque la única agua que haya sea la que el PSOE promete traer después de la investidura.

Haríamos bien en no dar nada por seguro. No sería la primera vez que a ERC le tiemblan las piernas en los momentos decisivos. Aunque ahora saben que en su situación es más peligroso retroceder que avanzar. Hay mas minas esperándole en la retaguardia, en territorio “amigo”, que si deciden ejercer de vanguardia y adentrarse en tierra ignota.

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