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El póker online se morirá si la inteligencia artificial no lo mata antes

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David Sarabia

Jason Les, Dong Kim, Daniel McAulay y Jimmy Chou son especialistas en Heads Up. Así se llama al uno contra uno en la modalidad de póker descubierto (Hold'Em) que les hace ganar miles de dólares al año. Ellos son profesionales, capaces de ganar a casi cualquier jugador en ese modo. Pero no a Libratus, la inteligencia artificial de la Carnegie Mellon de Pensilvania que el pasado enero les levantó más de un millón y medio de dólares. Por suerte, eran fichas virtuales. De momento.

Los cuatro jugadores pasaron 20 días jugando contra la máquina, en los que vieron 120.000 manos. Noam Brown, padre de la criatura junto con el profesor Tuomas Sandholm, explicaba a la revista Card Player que uno de los secretos de la IA era que por la noche, mientras los agotados cerebros humanos dormían, el ordenador afinaba (y mejoraba) su juego analizando lo ocurrido durante el día. También está el cansancio. “Aparte de que el bot ha demostrado ser superior a ellos, el problema es que han sido sesiones de 10 a 12 horas al día, 20 días seguidos, tres semanas”, explica a eldiario.es Adrián Mateos, jugador profesional de póker y ganador del EPT de Montecarlo en 2015.

Ángel, otro profesional que juega en las mesas de 888 Póker como Greenlettuce, lo tiene claro: “Esto iba a llegar antes o después. En Heads Up el juego está resuelto y ya hay bots parecidos, aunque extrapolarlo a una mesa de seis o de nueve lo veo difícil”.

Aunque en el póker también hay mesas exclusivamente de uno contra uno, lo más habitual es jugar contra más jugadores a la vez, como en las películas. Brown, el ingeniero, cree que la IA estará preparada para ganar en mesas 6-Max (de seis) en dos años.

“El bot no se cansa, juega perfecto porque es una máquina. Pero los jugadores, sí. Cuando llevas ocho días jugando y vas por la sexta hora, tu cabeza ya no está igual. Y encima cuando vas perdiendo, anímicamente estás más hundido, no sabes qué hacer”, continúa Mateos. De fondo suenan los tambores del Fin del Mundo.

Pese a que Brown manda un mensaje tranquilizador a todos los jugadores, asegurando que “no conectaremos a Libratus a la Red nunca”, ni él ni su colega Sandholm pueden impedir que otros copien su tecnología.

España no prohíbe, los operadores sí

En España, el uso de bots para jugar al póker no está prohibido por ley. Carlos Hernández, socio del despacho de abogados Rousaud Costas Duran y exdirector de la Dirección General de Ordenación del Juego (DGOJ), lo explica así: “La utilización de bots en los entornos de juego online está permitida siempre y cuando el jugador esté debidamente informado de que está jugando contra ese bot”. Pero, así como una discoteca se reserva el derecho de admisión, son los operadores quienes deciden cómo se juega en su sala. Y casi todos los carteles dicen: Robots no.

En España, la que cuenta con más jugadores es PokerStars, y en sus términos y condiciones de servicio se refiere así al uso de estos scripts: “El uso de inteligencia artificial incluyendo, sin limitación alguna, el uso de 'robots', está terminantemente prohibido en el ámbito del Servicio. Cualquier acción que realice el Usuario en el Servicio deberá ser ejecutada personalmente a través de la interfaz disponible mediante el uso del Software”.

La segunda sala de póker de España, 888 Póker, también prohíbe “cualquier programa de software que, a nuestro juicio, esté dotado de inteligencia artificial ('Ayudas de software') en conexión con tu uso de los Servicios”.

“En el pasado, hubo jugadores que fueron sancionados por programar bots para automatizar manos y automatizar el juego”, afirma Sergio Rupérez, jefe de producto en la casa de apuestas Luckia. Aunque el póker no está entre su oferta, sí que se pueden encontrar juegos de casino, tragaperras o apuestas deportivas. El servicio que ofrecen estos operadores está regulado por un proveedor de juegos. “Son ellos quienes ponen los medios para detectar que no haya bots o scripts”, continúa Rupérez. En Luckia, como en las anteriores, también está prohibido el uso de cualquier robot.

Vigilancia extrema de los jugadores

Según Mateos, “en PokerStars, entre el 50% y el 60% del presupuesto que tienen lo dedican a seguridad”. Las salas de póker ven y saben todo lo que hacen los jugadores: desde los vínculos que tienen entre ellos en la vida real para así impedir que se crucen en las mesas hasta saber desde qué IP se conectan para evitar la colusión.

Junto a esto, muchas también cuentan con sistemas para analizar los patrones de los clicks o los movimientos del ratón. “Por ejemplo, si un jugador se pone malo y va al baño durante 10 minutos y su compañero se pone a jugar por él, la sala es capaz de saberlo”, explica el ganador del EPT de Montecarlo. “PokerStars puede verlo todo y tiene derecho, además”, confirma Greenlettuce.

Los bots son uno de los principales problemas a los que se enfrentan los operadores. En el verano de 2010 se descubrieron hasta 10 bots en PokerStars que impedían el correcto funcionamiento del juego. Muchos jugadores fueron indemnizados después o se les devolvió el dinero de aquellos torneos en los que habían participado junto al software.

Sin embargo, ¿es diferente Libratus del resto de bots? “Al final está programado. Lo que hacía era coger información de los jugadores y modificar su juego: no solo actuaba de forma reactiva, sino también proactiva”, dice Rupérez, que no tiene ninguna duda de que, aunque tardarían más, los operadores terminarían por identificar a la IA antes o después porque “a la larga sigue unos patrones”.

¿Cómo saben que son bots?

Las salas destinan gran parte de sus esfuerzos a luchar contra los bots. Es un tema de conversación recurrente en los foros de jugadores. Según Carlos Hernández, abogado y exdirector de la DGOJ, “si en un operador de juego me están introduciendo un bot entre los jugadores sin decírmelo, hay un fraude. Y no es que haya trampa: es que hay un incumplimiento de la normativa de juego y ese operador debería ser denunciado”.

Una máquina no se cansa ni se equivoca. Siempre juega en óptimas condiciones, tanto mentales como físicas. La única forma para llegar a detectarla es analizando su juego a lo largo del tiempo. “Si durante un mes, durante unas semanas o durante todo un día no se ha fallado nunca y se sigue un patrón perfectamente identificable, lógicamente el operador puede presumir que estás utilizando un bot”, explica Hernández.

Técnicamente, la sala solo tendría que centrarse en los números y valorar si alguien está jugando de forma racional o no. Si es lo segundo, ya saben de qué se trata.

La fuga de cerebros del póker online

Nadie querría jugar en una sala donde los bots campasen a sus anchas por el impacto económico que supondría para todos los demás. En los últimos años, la tendencia del póker ha ido hacia la profesionalización que, inevitablemente, atrae a un tipo de jugador centrado en el beneficio económico en vez de en la idea original de jugar y pasar el rato. “Ese es el gran problema o el gran elemento que afecta a la evolución del póker como juego”, dice Hernández.

Además, el juego de cartas se muere. En España cada vez lo practica menos gente y genera menos dinero, según datos del último informe trimestral de 2016. En junio de 2012 se cerró el mercado y en España se pasó de una situación alegal a una regulada, pero de forma interna. Los jugadores pasaron de coincidir en las mesas contra otros de Brasil, Japón o Reino Unido a hacerlo solo con nacionales. Los premios garantizados bajaron, los botes, también. Ante esta situación muchos profesionales hicieron las maletas a otros destinos con liquidez internacional.

“Es una gran medida favorecedora para aquellos jugadores que son muy buenos hasta que aparezca otro más bueno, pero no es una medida favorecedora para atraer clientes”, dice el exdirector de la DGOJ. A pesar de todo, él fue uno de los impulsores para que la liquidez internacional se adoptase también en España, algo que le costó el puesto en noviembre del año pasado.

“Las regulaciones tradicionales del juego se fundamentan en un axioma absolutamente erróneo, que es poner puertas al campo”, continúa Hernández, que hace una analogía con esa vieja pretensión que aún tienen algunos de querer legislar internet: “Todavía regulamos la web como si pensáramos en un territorio físico, es decir, aquí aún hay una brecha entre las generaciones que regulan y las generaciones que desarrollan la actividad regulada”.

Para terminar, otro mensaje tranquilizador, al margen de que Libratus nunca vaya a jugar contra nosotros en una sala de póker. “Estoy convencido de que en los próximos años se van a dar pasos, no sé si al estilo inglés o de forma compartida con Italia o Francia”, dice Hernández.

En Gran Bretaña, los ingresos por juego se consideran gambling y los jugadores no han de tributar. En España, el caso más común (jugador de póker joven, menor de 25 años y que vive en casa de sus padres) está obligado a tributar a partir de los 1.000 euros de ganancia. El exdirector de la DGOJ cree que la liquidez internacional llegará en esta legislatura, aunque avisa: “El matiz es que no necesariamente una liquidez internacional arreglaría la tendencia, aunque quién sabe”.

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