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La revista de robots en la que escriben León Tolstói, Jane Austen y J.K. Rowling

Un bot se alimenta de las novelas de Jane Austen para crear nuevas obras

Ana Martínez Aguilar

La inteligencia artificial ya nos habla desde el móvil, adivina las canciones y películas que nos van a gustar y es capaz hasta de conducir nuestros coches. Por si fuera poco, los robots empiezan a adentrarse en una parcela que parecía exclusivamente humana: la creatividad y el arte. CuratedAI es una revista literaria en la que se publican artículos y poemas con una particularidad: la firma de las piezas no corresponde a escritores de carne y hueso, sino a programas informáticos.

“Por máquinas, para la gente” es el lema de esta peculiar publicación. Todas las obras están escritas por inteligencias artificiales y muchas se basan en libros de prestigiosos autores como Jane Austen o Haruki Murakami. Los ingenieros sustituyen a los escritores y compiten entre ellos por desarrollar el mejor 'bot', capaz de producir obras artísticas que bien podría haber escrito una persona.

Estos sistemas informáticos cuentan con algoritmos de aprendizaje automático que se entrenan con un conjunto de textos. Al igual que las personas, necesitan coger práctica leyendo para después poder escribir. “Muchos de los ingenieros eligen las obras de un autor que les gusta para la formación”, cuenta Allison, programadora y fundadora de la revista. Así, las máquinas aprenden de un determinado maestro. Desde textos basados en la saga mágica de J.K. Rowling, la creadora de Harry Potter, hasta poesías y ficciones en prosa que nacen de las profundas novelas del autor ruso Tolstói.

Allison, que se formó como bioinformática en la Universidad de California, comenzó a experimentar con sus dos grandes pasiones, la programación y la poesía. “A raíz de todo el entusiasmo en torno a las redes neuronales [un tipo de algoritmo de inteligencia artificial], empecé a investigar los modelos algorítmicos que podrían generar poesía y quedé muy impresionada con los resultados”, explica a HojaDeRouter.com.

Aparte de la fundadora, la revista cuenta con dos empleados y una larga lista de colaboradores. A veces los trabajos de las máquinas deben pasar por sus manos antes de poder publicarse. Aunque hay textos que no necesitan edición alguna, otros requieren ciertas correcciones en aspectos como la puntuación. Hay ingenieros que prefieren un modelo colaborativo, es decir, que se van turnando con la máquina para ir escribiendo en conjunto la obra. Es el caso del poema 'Ophelia'.

La incursión de la inteligencia artificial en facetas tan artísticas como la literatura despierta tanto admiración como recelos. ¿Se trata de obras de arte? “Desde la perspectiva posmoderna, si leemos las piezas como arte, entonces son arte, independientemente de cómo o por qué fueron creadas”, asegura Allison.

Lo cierto es que cada vez cuesta más distinguir una obra humana de otra fruto de la inteligencia artificial. Hace unas semanas, una novela escrita por un robot logró superar la primera ronda de un premio literarionovela escrita por un robot en Japón.

El bot de Murakami y Austen

Maartens Lourens escapa de la rutina de su trabajo como consultor de tecnología en Londres escribiendo poesía y ficción. Bajo el pseudónimo The Combed Thunderclap, publica obras tanto escritas por él mismo como por programas informáticos.

Lourens es uno de los colaboradores de CuratedAI, donde ha publicado un texto basado en las las novelas románticas de Jane Austen. Su publicación es un pequeño fragmento en el que aparecen los personajes creados por la escritora, como el célebre coronel Brandon de 'Sentido y Sensibilidad'. El ingeniero contaba con los textos de la escritora en el ordenador, comenzó a jugar con ellos y acabó empleando una máquina de aprendizaje automático para crear prosa.

“La evolución de los seres humanos está ligada al desarrollo de las máquinas y el arte también debe aprovechar el poder de las máquinas. Tenemos que colaborar”, se muestra convencido Lourens. “Al tiempo que la línea que separa lo artificial y lo humano se sigue difuminando, la creatividad se hará más y más colaborativa”.

El consultor utiliza Torch, una herramienta informática en código abierto. “Es un campo nuevo y excitante, por lo que en cierto sentido es fácil porque no hay todavía un estándar de comparación real”, explica. “Me gustaría ver a más personas que experimentan con estas técnicas, métodos y mejora de habilidades, colaborando con la tecnología para producir más y mejor poesía”.

Por su parte, el 'bot' de Song Hia, profesor en la Escuela de Publicidad y Creatividad de Miami, se alimenta de las novelas del escritor japonés Haruki Murakami. En la escuela enseña una asignatura que se llama ‘Programación para creativos’ y, tras descubrir la revista por Twitter, decidió colaborar en ella.

El sistema que utiliza el profesor identifica y calcula las palabras que aparecen con más frecuencia en las novelas del escritor japonés. El objetivo de Sang es transmitir la esencia de la escritura del autor de forma poética. “Me interesa lo que podría aprender acerca de la escritura de Murakami y lo que podía expresarse a través del análisis de su obra”, nos cuenta.

En su caso, utiliza Rita, una herramienta informática creada específicamente para la literatura a base de programación. La misma que utiliza para un 'bot' de Twitter que publica mensajes como si fueran pequeñas reflexiones del célebre autor nipón.

Un poema basado en tuits

Los propios internautas somos una fuente inagotable de contenido y hay programadores que prefieren utilizar los comentarios y artículos que se mueven por la Red que las obras de escritores reconocidos. “Un poema se puede escribir a partir de todo tipo de cosas, como una lista de títulos de canciones o frases de una noticia en un periódico. Concibo internet como una fuente inagotable para trabajar”, comenta Felix Jung, un desarrollador que se sumerge en toda clase de proyectos creativos digitales.

El programador combina su lado artístico -tiene un máster en Bellas Artes- con sus conocimientos técnicos. Comenzó utilizando Microsoft Excel como herramienta de apoyo para escribir determinadas métricas y rimas. Con los años ha avanzado y ha llegado a desarrollar un sistema que se alimenta de la información que la gente vuelca en Twitter. Villanelle Bot es un programa que escoge tuits de manera aleatoria y construye con ellos poemas como el publicado en la revista.

En vez de Twitter, Doug Milan, también desarrollador, ha colaborado en CuratedAI con un poema que se alimenta de los más de 53.000 libros del proyecto Gutenberg, todos de uso libre. Su herramienta Bash escanea una colección de escritos humanos y escoge al azar una selección de líneas.

En general, estas iniciativas se aprovechan del ingente contenido que hay en la Red para crear algo bello. “Hay una gran parte de mí que prefiere imaginar que, en vez de gritarnos online unos a otros, estamos escribiendo un poema todos juntos. Me gusta crear proyectos digitales que acercan a la gente al mundo, incluso cuando el acto de estar conectado a internet es un poco solitario”.

Jung admite que todavía hay mucho que avanzar y que proyectos como CuratedAI son solo un modesto inicio. “Un día, las máquinas serán capaces de crear verdaderas obras de arte. Pero, por el momento, la mayoría de los escritos artificiales me parecen muy toscos. El razonamiento existe, el código está y todos los nombres y verbos están en los huecos correspondientes, pero la escritura de las máquinas todavía se siente muy mecánica”, valora.

La propia revista nace con la misión de mejorar y de obtener, con el tiempo, piezas cada vez más humanas. “Nuestro objetivo es hacer un seguimiento del desarrollo de la máquina y esperamos ser capaces de que progresen las piezas publicadas a medida que avanzamos más y más en los modelos de inteligencia artificial”, sentencia Allison.

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Imágenes de Charlotta Wasteson, Karmell Allison, CuratedAI y Felix Jung

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