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Un excargo del PNV confiesa haber espiado a un responsable del Gobierno del PSE

Iñaki Urrutxua y Pedro García Pinedo, en el juicio, en el que Zubiaurre ha estado ausente.

Iker Rioja Andueza

El director general de Sprilur y alto cargo del Gobierno vasco hasta 2008, Antton Zubiaurre (PNV), ha confesado haber espiado entre el 15 de octubre de 2009 y el 28 de marzo de 2010, con el PSE-EE en el Ejecutivo, el correo electrónico del máximo responsable técnico de esta sociedad pública, Pedro García Pinedo, la persona por la que pasaban todas las operaciones urbanísticas de una entidad dedicada a la compra, venta y arrendamiento de suelo industrial. Por videconferencia y tras haber alcanzado un preacuerdo para rebajar su condena con la Fiscalía (que inicialmente solicitaba 18 meses de cárcel por un delito contra la intimidad), Zubiaurre reconoció este lunes en el juicio que se sigue contra él y su colaborador Iñaki Urrutxua en los juzgados de Bilbao haberse colado sin autorización desde fuera de Sprilur en el sistema con las claves personales de García Pinedo para leer sus ‘emails’ y reenviarse a tres cuentas personales (dos de Hotmail y una de Euskaltel) aquellos documentos con información que le pudiera interesar. En la misma vista, un especialista en delitos informáticos de la Ertzaintza ha puntualizado que las “intrusiones” en el correo electrónico corporativo de García Pinedo fueron un total 101 en ese período investigado.

Zubiaurre, exalcalde nacionalista de Mendaro (1991-1999) antes de pasar a Sprilur, saltó a la palestra por el polémico fichaje por el Athletic y procedente de la Real Sociedad de su hijo, el futbolista Ibon Zubiarre. También tuvo que hacer frente a una acusación de malversación de caudales al poco de abandonar Sprilur por una recalificación de terrenos económicamente onerosa para las arcas públicas y en la que estaba implicado un primo del presidente del PNV, Andoni Ortuzar. Finalmente, aquella causa quedó archivada en los juzgados por falta de pruebas, aunque una comisión de investigación del Parlamento Vasco reprobó con dureza la gestión de Zubiaurre (aunque pasó inadvertido al ser un dictamen conjunto con el 'caso De Miguel').

Este caso de intrusiones informáticas saltó a mediados de 2010 a la arena pública, coincidiendo en el tiempo con otra investigación de presunto espionaje político abierta en Álava y en la que fueron imputados un dirigente del PNV, Aitor Tellería, y dos agentes con galones de los servicios de Información de la Ertzaintza, posteriormente absueltos en el juicio por falta de pruebas. Zubiaurre llegó a ser detenido en su domicilio de Mendaro ante la sospecha de que la información a la que accedía pudiese haber servido para lograr un beneficio económico para una familia que se vio obligada a devolver una importante suma de dinero a la Real Sociedad en concepto de indemnización por su irregular pase al Athletic. Zubiaurre tenía a su nombre varias mercantiles y alguna de la documentación robada aludía a operaciones urbanísticas confidenciales, según ha confirmado el juicio.

Con monosílabos y por videoconferencia

Seis años después, lo que parecía una compleja trama de ‘hackeo’ informático ha quedado ventilada en apenas tres horas de juicio en un sótano del palacio de Justicia de Bilbao. El protagonista, Zubiaurre, no ha estado presente en la sala de vistas por motivos médicos autorizados por el tribunal y ha comparecido en todo momento por videoconferencia. Sin verse expuesto a la denominada 'pena de telediario', el exdirectivo del Gobierno ha reconocido con monosílabos su culpabilidad en un brevísimo interrogatorio acordado con la Fiscalía. Ello le evita ser condenado a 18 meses de cárcel y también el riesgo de que se atendiera la acusación más grave formulada por los letrados del Ejecutivo, que han mantenido que el asunto era más que un simple atentado contra la intimidad, que era “descubrimiento y revelación de secretos” y documentación confidencial.

La secuencia de preguntas y respuestas ha sido la que sigue:

Fiscal. ¿Por razón de su cargo tenía acceso a las claves?

Antton Zubiaurre. Sí.

F. ¿Utilizando dichas claves entró en las cuentas de Pedro García Pinedo?

A.Z. Sí.

Fiscal. ¿El señor García Pinedo les dio permiso?

A.Z. No

F. ¿Se considera dueño de las tres cuentas de correo electrónico [a las que llegaba la información robada]?

A.Z. Sí.

El espionaje, técnicamente, fue muy sencillo. Sprilur proporcionaba a todos sus empleados un clave de correo electrónico muy simple y con una estructura similar para todos (bastaba con conocer el nombre y el apellido si no se modificaba por seguridad). Zubiaurre guardó los datos de García Pinedo tras abandonar en 2008 la sociedad pública dependiente del área de Industria y accedió desde su casa de Mendaro (las IP de Euskaltel le han delatado y “no hay manipulación posible” de esos rastros sostienen los expertos) al ‘email’ de su excompañero a través de una página ‘web’ habilitada para el teletrabajo. “Si se hace bien, no queda rastro para la persona que usa la cuenta”, ha explicado en el juzgado uno de los ertzainas que investigó el caso.

Pero el domingo 14 de marzo de 2010 sí quedó una huella que en las ocasiones anteriores se había eliminado. Y García Pinedo descubrió a la mañana siguiente un correo enviado a “Antton Zubiaurre” que él no había redactado en su día de descanso. A partir de ahí, primero los servicios informáticos internos, luego la asesoría externa y finalmente la Policía pudieron acreditar con los metadatos almacenados en los servidores de Sprilur hasta 101 intromisiones con resultado de información reenviada a cuentas de Zubiarre. En 90 casos los documentos acabaron en un Hotmail con un código alfanumérico y en diez más en otra cuenta del mismo proveedor aunque vinculada a la primera. El otro caso restante es el único diferente, precisamente el del 14 de marzo de 2010.

El papel de Urrutxua

En esa ocasión la intromisión no se hizo desde una IP de Euskaltel en Mendaro, sino desde una conexión Jazztel en Bizkaia, la del domicilio del “amigo” de Zubiaurre y exchófer de Sprilur Iñaki Urrutxua, el segundo imputado. Es también la única vez en la que la información robada acabó en la cuenta personal en Euskaltel de Zubiaurre. Por estos hechos, Urrutxua se enfrenta a nueve meses de prisión aunque en el juicio ha negado su culpabilidad y ha querido destacar que aunque “técnicamente” sea su red de ‘wifi’ la fuente de procedencia del espionaje no está acreditado que sea su persona la que realizó la conexión. Zubiaurre, en su confesión pactada, sí le ha señalado como corresponsable:

F. ¿Le proporcionó las claves a Iñaki Urrutxua?

A.Z. Sí.

Este ‘sí’ ha motivado el cabreo de Urrutxua, que sí ha estado presente en todo el juicio y además con una abogada de oficio tras despedir a su equipo defensor anterior por diferencias de estrategia. La letrada ha tratado sin éxito de suspender el juicio, primero alegando falta de tiempo y otros tecnicismo procedimentales, después ha planteado con igual resultado que Zubiaurre declarara como testigo y no como imputado tras el acuerdo (los testigos están obligados a decir la verdad, los imputados pueden mentir) y finalmente ha interrogado a los testigos buscando demostrar que no hay pruebas de quien usó el ‘wifi’ de su domicilio fuera Urrutxua, una duda razonable para exculparle. Mientras, a su lado, la abogada de Zubiaurre ha seguido atentamente el caso sin formular preguntas.

Un trasfondo económico sin aclarar

Urrutxua parece que también se ha quedado con ganas de contar el trasfondo de esta historia. De hecho, en una respuesta a la fiscal ha querido vincular los hechos con el asunto de Zubiaurre hijo, el futbolista, cuando estaba explicando la estructura societaria que controlaba el exresponsable de Sprilur y en la que él era socio. Rápidamente, la representante del ministerio público le ha cortado y pedido que no se desviase de las preguntas concretas.

En la vista, además de los implicados y de los peritos de la Ertzaintza, han comparecido también la víctima, Pedro García Pinedo, y el responsable del grupo Spri en 2010, durante el mandato socialista, Tomás Orbea, actualmente fuera de la vida pública.

El primero ha dejado claro que puso en conocimiento de la dirección, de Orbea, sus sospechas en cuanto el 15 de marzo halló el correo electrónico reenviado a Zubiaurre y que no había sido borrado. Y ha detallado el contenido de aquella información filtrada: “Era un comentario sobre una promoción privada que se desarrollaba en las inmediaciones de un ámbito industrial donde teníamos intereses de desarrollo, concretamente en el municipio de Legutio”. Legutio o Villarreal de Álava es una zona de desarrollo donde en aquellas mismas fechas también tuvo intereses urbanísticos otro excargo de Sprilur y exdirigente del PNV alavés, Alfredo de Miguel, que será juzgado en los próximos meses como cabecilla de una presunta trama para el cobro de comisiones ilegales y tráfico de influencias.

Orbea, por su parte, ha sentenciado que la víctima del espionaje no era un cualquiera, era probablemente la persona con mayor información confidencial de la compañía. “Si yo fuera ‘hacker’, le ‘hackearía’ a él”, ha llegado a sentenciar en relación a las compras, ventas, alquileres y precios que manejaba García Pinedo.

La confesión pactada de Zubiaurre, en todo caso, no permitirá que en este juicio salga a la luz el verdadero interés del expolítico en la información más sensible de Sprilur. El Gobierno vasco, que ejerce de acusación de la mano del letrado Javier Beramendi, mantiene formalmente una petición de más de dos años de cárcel por revelación de secretos, aunque todo apunta a que se adherirá a la conformidad que puedan firmar el ministerio público y el principal encausado en las próximas horas, según ha comentado a eldiarionorte.es. Urrutxua, por su parte, seguirá jugando sus cartas hasta el final, aunque con las pruebas informáticas en su contra y la acusación directa de su exsocio, que ha dicho claramente que él era cómplice del espionaje.

Este martes se cerrará la vista con las últimas declaraciones de peritos y testigos (la defensa de Zubiaurre ha retirado varios interrogatorios que había solicitado tras el acuerdo) y la exposición de las conclusiones. Zubiaurre no ingresará en prisión al carecer de antecedentes y tratarse de una pena de corta duración.

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