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Ignacio Urquizu: “La tendencia es que ahora la abstención afecta más al PP que al PSOE”

Ignacio Urquizu (izquierda) en la presentación de un informe de la Fundación Alternativas. Foto: Roberto Villalón/BROT

Irene Castro

Ignacio Urquizu, profesor de Sociología de la Universidad Complutense y colaborador del blog Piedras de Papel, analiza los resultados de la encuesta de octubre publicada por eldiario.es que pronostica un descenso del PP, que se encuentra en el 32,6% (137-141 escaños) en intención de voto y sitúa la suma de PSOE, Podemos e IU entre 145 y 164 escaños. Según el último barómetro de Celeste-Tel, el PSOE remonta hasta el 25,4% en intención de voto –todavía lejano al 29,2% que obtuvo Alfredo Pérez Rubalcaba en 2001– y Podemos irrumpe con el 17,1% de intención de voto.

Urquizu explica que casi la mitad de los votos de Podemos procede de PSOE e IU, aunque también exvotantes del PP se decantan por la formación que lidera Pablo Iglesias, por el “desencanto” social. El sociólogo considera que el partido de Mariano Rajoy sufre más la amenaza de la abstención, algo que habitualmente perjudicaba más a los socialistas, aunque matiza que la intención de voto a los conservadores aumenta a medida que se acercan las elecciones.

¿Cómo se reparte el voto de Podemos? ¿Puede que un alto porcentaje de voto no se traduzca en un alto número de escaños?

El reparto de votos tiene un sesgo de izquierdas. Casi la mitad de sus votos procede del PSOE e IU. También del cabreo, porque tiene exvotantes del PP. Todo depende del componente territorial. Unas 30 circunscripciones tienen un sesgo mayoritario. Hasta ahora IU no había conseguido entrar en ellas porque se necesita un porcentaje alto de voto. La duda está en si Podemos lo consigue. En ese caso, tendrá muchos escaños. Si no consigue romper en esos lugares, se quedará como IU.

¿La confluencia de IU y Podemos les beneficiaría electoralmente o se arriesgan a conseguir menos votos de los que obtendría su suma por separado?

Las coaliciones preelectorales casi nunca se traducen en una exacta suma de los votos porque la identificación de los votantes con el partido es importante. Hay un alto porcentaje de gente que se identifica con las siglas más que con la ideología. Por ejemplo, hay votantes de IU que jamás votarían al PSOE, y viceversa. No obstante, nuestro sistema premia la concentración de voto. Por tanto, con menos votos podrían obtener más escaños.

¿Puede IU quedarse en una fuerza residual o incluso desaparecer?

Está en una situación de transición y cambio. No ha sabido adaptarse y eso les puede llevar a desaparecer si no hacen nada. Entre los cambios puede ser el cambio de marca, como han empezado a hacer con Ganemos, o de los dirigentes. Tiene difícil sobrevivir por la competencia que hay en la izquierda y por la falta de credibilidad.

Un 26% de quienes votaron al PP en las últimas elecciones dicen que se abstendrán. ¿Es creíble este dato o este tipo de votantes acaba al final repitiendo?

Es creíble y consecuente con otras encuestas. Hay una tendencia que es que ahora la abstención afecta más al PP que al PSOE, cuando siempre ha sido al revés. Lo positivo para el PP es que cuando se acercan las elecciones aumenta la intención de voto. El PSOE tiene eso más difícil porque hay alternativas de izquierda y, por tanto, tiene que convencer.

A Podemos le llega más voto del PSOE, de IU o incluso del PP que de la abstención. ¿Cuál es el perfil de su electorado?

Es un voto que tiene que ver con el desencanto y con la crisis política. Es un voto que sitúa a ciudadanos nuevos frente a una élite vieja. Es transversal y afecta a los electores por debajo de 55 años. No es extraño que venga de otros partidos y ni mucho menos es un voto antipolítico o antisistema.

La abstención no desciende respecto a 2011 pese a la alternativa de Podemos. ¿Es sistémica?

No. Varía según el tipo de elecciones y el momento. La participación no es tan baja como dicen las encuestas. Ahora mucha gente dice que se va abstener pero aumenta el interés por la política. Por tanto, no dicen que no vayan a votar, sino que están cabreados. Según se acerquen las elecciones, decidirán qué votar.

¿Cuál es el perfil de los abstencionistas?

Repetitivo. Es gente joven y también gente con una educación media-baja. Si vas a los microdatos, ves que hay barrios –como la Cañada Real (Madrid) o Las 3.000 Viviendas (Sevilla)– que tienen un 90% de abstención. La gente excluida o pobre se abstiene.

El 'efecto Sánchez' no consigue despegar y el PSOE sigue por debajo de los resultados de Rubalcaba. ¿Cuál es el tiempo habitual para que los nuevos liderazgos se noten en los resultados?

Las corrientes de voto son lentas. Es difícil que cambie de un mes a otro. La intención directa de voto ha aumentado significativamente. No obstante, llegar al nivel de 2011 es difícil porque no estaba Podemos. Sánchez tenía que darse a conocer y recuperar el valor de la marca PSOE. En dos o tres meses eso no lo consigue ni Obama.

El bipartidismo se recupera ligeramente desde las europeas. ¿Puede su crisis haber sido puntual o ha llegado para quedarse?

No tengo una respuesta cerrada. En el corto plazo se va a mantener y los dos grandes partidos van a tener dificultades. Ese debate es sesgado porque sólo hablan los contrarios al bipartidismo, que no han probado lo que es la inestabilidad, como un año sin formar Gobierno.

¿La irrupción de Podemos puede favorecer la perpetuación del PP?

En el corto plazo tiene beneficios. Le quita voto, pero le ayuda a fragmentar el voto de la izquierda y el componente territorial es importante: con porcentajes inferiores de los que sacaba antes puede obtener un resultado estable.

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