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Unidos Podemos insistirá al PSOE en el referéndum pactado tras el 1-O pese al rechazo de Sánchez

Pedro Sánchez y Pablo Iglesias en una imagen de archivo.

Aitor Riveiro / Irene Castro

A menos de una semana del referéndum unilateral de Catalunya, Unidos Podemos ha asumido que las posiciones de los partidos políticos no se moverán, al menos, hasta después del 1 de octubre. Especialmente la del PSOE, “condición de necesidad”, en palabras de Pablo Iglesias, para cualquier cambio político que se quiera acometer en España. El secretario general de Podemos hizo este fin de semana un último llamamiento al “compañero Sánchez” para que se aleje del PP. La respuesta socialista llegaba este lunes: “No es el momento de crear vías paralelas, ni de confrontar entre nosotros”. Desde Unidos Podemos confían en que el PSOE modifique sus planteamientos a partir del día 2, aunque las diferencias sobre Catalunya se hayan consolidado como el principal escollo para un entendimiento entre ambos partidos.

Durante la Asamblea de cargos públicos por la libertad, la fraternidad y la convivencia celebrada el domingo en Zaragoza fueron varios los participantes que lanzaron mensajes directos al PSOE. Desde la alcaldesa de Barcelona, Ada Colau, hasta el propio Iglesias, pasando por el líder de IU en Andalucía, Antonio Maíllo, el alcalde de Santiago, Martiño Noriega, y muchos otros.

Un día después, la ejecutiva de Podemos celebraba su habitual reunión de los lunes. En la posterior rueda de prensa, el secretario de Organización, Pablo Echenique, aseguraba que su espacio político mantendrá su intención de atraer al PSOE hacia sus posiciones más allá del referéndum del domingo: “Antes del 1-O entendemos que no sumaremos apoyos. El PSOE está muy cerca del PP, esperemos que después lo tenga un poco más fácil”.

En Unidos Podemos confían en que el paso del tiempo certifique que la solución pactada es la única solución al conflicto territorial. La dirección de Podemos cree que antes o después la mayoría política asumirán esta tesis. “Todo indica que en Catalunya se va a llevar a cabo un referéndum pactado y con garantías”, señalaba Echenique. E insistía en la idea de que debe ser el PSOE quien se mueva: “Entendemos que el PSOE tenga problemas para defender un referéndum en Catalunya pero esperamos que se acabe sumando porque cada vez más gente cree que es el camino”.

En el PSOE no ha sentado bien que Iglesias y otros dirigentes de Unidos Podemos y del entorno, como Ada Colau, presionen en este momento con una eventual moción de censura. La primera respuesta fue recordarles que Sánchez no llegó en 2016 a La Moncloa precisamente por el voto en contra de los diputados de la coalición que lidera Iglesias.

Pero más allá de ese reproche los socialistas rechazan la urgencia manifestada por Iglesias. “No es el momento”, resumió la exministra Carmen Calvo en la rueda de prensa posterior a la reunión de la dirección de Pedro Sánchez. Para el PSOE la prioridad es centrarse en lo inmediato, que en palabras de la responsable de Igualdad es encarar el “espectáculo lamentable” que, a su juicio, supone el referéndum ilegal.

Mismas diferencias tras el 1-O

“Este no es el momento de crear vías paralelas ni de confrontarnos”, zanjó Calvo en su comparecencia. El PSOE se descarga así la presión hasta que pase el 1 de octubre y emplaza al resto de partidos a buscar una solución a partir de esa fecha en la comisión de estudio del modelo territorial que se ha creado en el Congreso a instancias de los socialistas y que no arrancará hasta bien pasado el referéndum. Sánchez ya tuvo que asumir en julio, por su parte, que cualquier maniobra en esa dirección tendría que llevarse a cabo al pasar el 1-O.

Esa comisión contará con la presencia del PP, de Unidos Podemos y del PDeCAT, pero no está seguro que asista Ciudadanos y cuenta con el rechazo total de ERC. No tendrá carácter legislativo aunque los socialistas la ponen en valor porque consideran que servirá como base para una futura reforma de la Constitución.

Desde Unidos Podemos creen que la vía es otra. La apuesta por el derecho a decidir es total. Y conseguirlo pasa, sí o sí, por un cambio de Gobierno. Echenique volvía a insistir este lunes en la idea: “Después del 1-O seguiremos trabajando en una moción de censura. Sin ese primer paso es imposible resolver la cuestión catalana respetando los derechos de todo el mundo”. “Que el PSOE construya con nosotros un nuevo compromiso con la democracia, con la convivencia y con el diálogo”, pedía un día antes Iglesias desde Zaragoza.

En los planes del PSOE no entra aceptarlo bajo ningún concepto. “Queremos que los catalanes voten un acuerdo, no un desacuerdo”, repiten con insistencia. Ese acuerdo, para el PSOE, es la reforma constitucional. A lo que no contestan es a qué pasa si ese hipotético cambio no sale refrendado en Catalunya. Quieren ir pantalla a pantalla.

Además, en el PSOE están convencidos de que un referéndum va a ser inviable porque el PP siempre lo va a rechazar y recuerdan que los votos del partido de Mariano Rajoy en el Congreso son fundamentales para que la nueva Carta Magna salga adelante.

Desde el partido de Iglesias, mientras, mantienen la estrategia de no elevar el tono contra los socialistas. Y aunque en las últimas semanas algunos dirigentes sí han mostrado en público su contrariedad por lo que consideran una subordinación de los de Pedro Sánchez a la estrategia del Gobierno de Mariano Rajoy, el mensaje oficial del partido sigue siendo el de tender la mano al PSOE. “Hacemos un llamamiento al PSOE para que no se posicione con PP y Ciudadanos en una postura de inmovilismo y se pase a quienes defendemos la democracia y una solución pactada. Ayer [por el domingo] el llamamiento fue unánime y en esas vamos a seguir”, señalaba la portavoz de la ejecutiva de Podemos, Noelia Vera, este lunes.

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