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Sobre este blog

Sinsentido Común será un blog de política ficción en el que contaremos cosas que no son reales (aunque lo parecerán y jugaremos a parecer que lo sean, ¿vale?, ese es el pacto).

Ficcionaremos la realidad para que dé más risa aún de lo que ya por sí da. Risa floja, risa histérica, media sonrisa o risa congelada. Eso ya nos lo irán diciendo ustedes (la cara que se les queda al leerlo).

Un blog editado por Silvia Nanclares, Felipe G. Gil y Guillermo Zapata.

Deshacerse de la Cultura de la Transición: Manual para intelectuales.

El Hombre CT

P { margin-bottom: 0.21cm; } Vemos de un tiempo a esta parte como intelectuales de diversas tallas (La L, La XL, La Moral) que hasta antes-de-ayer consideraban que España había sido un pequeño paraíso de paz y concordia con ocasionales piquitos de efervescencia económica y milagros urbanísticos, salen hoy en las portadas de los periódicos, son entrevistados, escriben libros y dicen una y otra vez que aquello de la transición fue un pequeño gran desastre.

En Sinsentido Común creemos que la gente tiene derecho (y obligación, incluso) de cambiar opinión de tanto en tanto y que no tiene nada de malo que un grupo de simpáticos burócratas de las letras se lancen a criticar lo que con tanto trabajo han ayudado a levantar por si mismos (La Transi, queremos decir) Nos parece sano, justo y razonable que uno mire el edificio en el que tiene el despacho y diga “joe, que feo nos ha quedao”. Por ese motivo y para que el proceso de demolición sea completo, nos animamos a lanzar algunos consejos para intelectuales preocupados.

1.- Si va a criticar la transición y la cultura asociada a la misma, procure acompañar su bello gesto con algún acto que lo adorne. Deje quizás esa dirección del Instituto Cervantes en manos de otras personas, plantéese que quizás esa Fundación podría avanzar mejor sin usted y, en fin, asuma que la Cultura de la Transición es, además de un conjunto de discursos, instituciones. Y que quizás, ay mami, alguna le está pagando el (sobre)sueldo.

2.- Si va a hacer una crítica de la Cultura de la Transición no caiga en la vieja trampa que denominamos “Empezar en Molotov y acabar en ZP” Si usted empieza lanzando duras críticas contra el proceso histórico que forjó esta bella casa de todos, si dice que hay que demolerlo no termine con los tradicionales “Pero ojo, no echemos el niño con el agua sucia”, “Pero alarma, no caigamos en violencias, que no llevan a ningún lado”. No, amigo. La Cultura de la Transición se cimentó sobre la base de que el conflicto social era malo. El conflicto social son esas cosas que a usted tanto le llaman la atención hoy (acampadas, huelgas, mareas) pero que tanto picor le daban en los ochenta. Si va usted a disparar, dispare con todo.

3.- Reduzca mucho su visibilidad pública. Deje que su trabajo hable por usted. No firme manifiestos, o hágalo cuando ya hayan firmado otros cientos de miles. Usted- esto es duro- no es especial. Ya, ya sabemos que tiene una tonelada de premios de literatura, sabemos lo que vende, pero de verdad: No es especial. ¡Pruebe a ir a una manifestación paseando tranquilamente en vez de amarrado a una pancarta! ¡No haga declaraciones a prensa!

4.- No es del todo seguro, pero es muy probable que sea usted un señor: Haga algo al respecto. Use la imaginación. Intente pensar con algo que no sea su muy cerebral cerebro. En vez de escribir esa tribuna, vaya a recoger a los críos, cuide de su señora madre si está mayor o limpie la casa. Le diríamos que va a resultar gratificante, pero no. Cuidar a gente mayor, recoger a los nenes y fregar es una vez, pero es una vez que normalmente está haciendo su señora o la señora a la que externaliza esas cosas. Pídale a esa señora que le escriba los artículos, por ver que pasa.

5.- Ya le hemos indicado que usted no es especial. Es importante que sepa algo más. No se asuste. Usted no nos representa. Nos interesa, quizás. Pero no nos representa. Antes, cuando usted opinaba, sacaba sus libritos, etc. La gente no podía dialogar con usted, ni decirle lo bueno (o lo malo) que era su trabajo. Y parecía (y así era muchas veces) que sus palabras eran las palabras de cualquiera. Ahora eso ya no es así. Ahora podemos hablar así un poco al mogollón. Esto tiene sus pegas, pero usted no es el más indicado para hablar de ellas, porque cada vez que lo hace huele un poco a Brümel (La colonia). Hay gente que ha nacido en esto de las redes y entiende mejor sus pegas. Que sean estas personas las que hagan ese trabajo de criticar. Usted disfrute, relájese. No está acostumbrado a encontrarse con gente con opinión propia y esto le puede despistar un poco. No tenga miedo de las personas. No todas son majas, listas, etc. Pero muchísimas si.

6.- Es probable que usted sea invitado a reuniones, festines, ágapes y conversaciones en ministerios, romerías, casas reales e incluso Moncloa si dan baloncesto. No vaya. No hace falta que escriba públicamente diciendo que pasa de ir, ni que llame a quemar el chiringuito (Insistimos, usted no es importante. Bueno, sí lo es, un poco, no tanto. No tanto como usted cree). Simplemente decline la invitación. Si en su mesa de tertulia empieza a haber más secretarios generales que colegas de profesión, hágaselo mirar. La ratio novela/premios obtenidos también es un buen indicador de cuándo las cosas pueden estar desmadrándose.

7.- Si se dedica usted a la creación cultural intente entender las expresiones culturales posteriores a las que a usted le gustan. No le pedimos que le gusten también. Solo que no las juzgue, que se ría, que no les de el certificado de validez. Intente también abordar algún problemas contemporáneo. Ya, ya sabemos que es más fácil irse a revisar aquellos viejos tiempos de los que tanto sabe, pero la Critica a la Cultura de la Transición no es tanto hablar de entonces como saber qué demonios decir sobre el ahora. Nadie le pide que acierte, la mayoría no acertamos nunca. Eso es lo de menos.

8.- Si se le invita a participar en un interesante coloquio y usted tiene que elegir entre defender la cultura y defender cualquier otro problema del mundo mundial (Los desahucios, los derechos laborales, a unos mozos que han quemado alguna cosa, por ejemplo). No elija la cultura. Asuma que la cultura se sobra y se basta y quizás hay otras causas aparentemente poco importantes que requieren de su atención. Aún así, usted no es un megáfono, no tiene que dar voz a nadie. Y si cree que es así, no vaya usted, deje que vayan esos alguienes.

9.- Aunque usted tenga muchas muchas, muchas, muchas ganas de señalar quién es la persona que debería volver a representar al resto de las personas porque le parece encomiable su entrega a determinada causa o su buena disposición para/con el resto de las personas. Si tiene el impulso de decirnos por quień votaría usted... No lo haga.

10.- Aunque le suene muy muy raro: Diviértase.

Bienvenido.

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Sinsentido Común será un blog de política ficción en el que contaremos cosas que no son reales (aunque lo parecerán y jugaremos a parecer que lo sean, ¿vale?, ese es el pacto).

Ficcionaremos la realidad para que dé más risa aún de lo que ya por sí da. Risa floja, risa histérica, media sonrisa o risa congelada. Eso ya nos lo irán diciendo ustedes (la cara que se les queda al leerlo).

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