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Presentan la primera querella colectiva contra Billy el Niño y otros siete policías franquistas acusados de torturas

La Fiscalía se opone a la extradición de Billy el Niño a Argentina

Juan Miguel Baquero

La justicia española recibe una nueva invitación para juzgar a Billy el Niño. Cinco presuntas víctimas de represión durante el franquismo señalan en una denuncia colectiva a Antonio González Pacheco y otros siete expolicías en una querella que se presenta este jueves a las 10 de la mañana. Los antiguos miembros de la Brigada Político Social (BPS) de Franco están acusados de la comisión de delitos de tortura en un contexto de crímenes contra la humanidad.

Se trata de la primera “querella acumulada” contra el aparato represor franquista. Y ahí está la novedad: la acción judicial única para “demostrar la sistematicidad de las torturas y que había una organización y una forma de trabajar específica de la policía”, como apunta en un comunicado la Coordinadora Estatal de Apoyo a la Querella Argentina.

A día de hoy se han presentado un total de 34 denuncias contra Billy el Niño y otros agentes: tres en Asturias, seis en Valencia, ocho en Gipuzkoa y doce en juzgados madrileños. A estas últimas se suman las cinco nuevas de la denuncia colectiva entregada en los Juzgados de Instrucción de Madrid en la Plaza de Castilla. Ninguna de las presentadas hasta ahora han prosperado, de modo que el expolicía no tiene ninguna condena. En muchos casos la justicia ha archivado las denuncias por la prescripción de los delitos, o no han sido admitidas a trámite o están en vía de recurso.

Precisamente, la fórmula de la “querella acumulada” busca sortear el bloqueo que ofrecen los tribunales españoles demostrando que se trata de “delitos de lesa humanidad”, dicen desde la Coordinadora.

Las víctimas

Cuatro de los querellantes de esta nueva acción coordinada militaban en la Liga Comunista Revolucionaria (LCR). Como Roser Rius Camps, detenida y sometida a torturas en octubre de 1974. Y Enrique del Olmo García, apresado en mayo del 72. O Jesús Rodríguez Barrio, sometido por la policía franquista en marzo del 72, enero del 74 y abril del 75.

Compartían militancia con otro denunciante, Francisco Javier Maestro BacksBacka, detenido en julio del 71, abril del 74 y julio del 77. Y el quinto, Esteban Cabal, formaba parte del Frente Revolucionario Antifascista y Patriota (FRAP) y cayó en los calabozos de la BPS en octubre del 76.

Antonio González Pacheco, conocido por el alias Billy el Niño, es el rostro más popular de la Brigada Político Social franquista. El exinspector tiene una hoja de servicios que demuestra que cobró “premios” en metálico por la represión de los movimientos antifranquistas, como desveló en exclusiva eldiario.es.

El expediente, secreto hasta que fue publicado por este medio, detalla las felicitaciones y retribuciones económicas. Y los méritos, caso de la “represión de incidentes callejeros producidos por grupos de estudiantes revoltosos” o detenciones de miembros del Partido Comunista tras la muerte de Franco.

Los pagos a 'Billy el Niño' eran variados. Como 6.000 pesetas por detener comunistas y 2.000 por apresar “estudiantes revoltosos”. La mayor gratificación que recibió, 20.000 pesetas, fue por la “desarticulación de aparato de propaganda del FRAP”.

Por estos trabajos, y un extenso historial, Billy el Niño disfruta de varias medallas al mérito policial que aumentan su pensión. Pero policía durante la dictadura no solo sostenía el cometido de apresar a disidentes antifranquistas. El historial del exmiembro de la BPS está plagado de torturas en los calabozos de la antigua Dirección General de Seguridad (DGS), según apuntan sus propias víctimas.

Las torturas favoritas de Billy el Niño

González Pacheco fue uno de los agentes más activos de la policía secreta de Franco. Actuaba con extrema violencia con los detenidos por causas políticas. En aquellas mazmorras de la madrileña Puerta del Sol empleó sus técnicas de castigo predilectas, como el 'pasillo', la 'bañera' o el colgamiento en barra que deja a la víctima sin defensa y en posición de extrema vulnerabilidad.

O su tormento favorito, el 'saco de golpes': le “encantaba” para ensayar puñetazos, patadas y gritos copiados del kárate y las artes marciales. Era un policía “sádico” que “disfrutaba” torturando, dicen sus víctimas. A alguna de ellas les “cambió la vida”, aseguran. Es el relato de las víctimas de Billy el Niño, el “sádico terrorista de la tortura” que daba un trato 'especial' a las mujeres.

Ahora, una nueva querella contra Antonio González Pacheco implica a otros siete policías de la dictadura en una “querella acumulada” para evidenciar la “sistematicidad” y organización represiva contra los disidentes políticos durante el tardofranquismo.

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